Análisis de Mercenarios 2 (PS3, PS2, PC, Xbox 360)

Mercenarios 2 ha llegado finalmente tras un largo tiempo de espera para los que se sorprendieron por el primer juego. Hace tres años, la compañía Pandemic Studios, de aquella muy de actualidad por el lanzamiento de otros grandes juegos como Full Spectrum Warrior, lanzaba Mercenarios, un titulo que, siguiendo el esquema de Grand Theft Auto, lo adaptaba a un conflicto militar en el que teníamos que cumplir misiones para diferentes facciones. Introduciendo un curioso sistema de relación con los diferentes bandos, que tenían una actitud hacia nosotros dependiendo de nuestros actos, el juego nos situaba en una Corea del Norte en ruinas, o retales, en la que China, la OTAN, Corea del Sur, la mafia Rusa y otros interesados se disputaban la influencia, y nosotros utilizábamos nuestra eficiencia destructiva como moneda de cambio para realizar misiones de todo tipo, pero con un usual denominador común: la destrucción.
Destrucción indiscriminada en un mundo sin reglas
Esta segunda parte resulta un juego curioso visto hoy en día. En un mercado actual en el que se tiende hacia los juegos de mundo abierto, y en el que estos mundos son cada vez más complejos, no solo en tamaño, sino en posibilidades, Mercenarios 2 no sigue el camino habitual de usar esa potencia extra para darle más profundidad a la interacción del personaje con el mundo, desarrollar relaciones con personajes no jugables y darle un toque más de aventura al juego, sino que la usa para permitirnos, simplemente, más destrucción. Escenarios más grandes y mayor capacidad destructiva son la consecuencia del salto de Mercenarios a la nueva generación.
Cuando hablamos de capacidad destructiva nos referimos, sobre todo, a la cantidad de armamento adicional que dispondremos en esta ocasión, aparte del dúo de armas, generalmente una de fuego y otra de tipo explosivo, que llevará nuestro mercenario. En esta segunda parte, las opciones de soporte son mucho más numerosas, pudiendo obtener un centenar largo de diferentes envíos o apoyo por parte de las diferentes facciones para las que trabajamos; desde kits de armas para cuando nos veamos sin munición, hasta todo tipo de vehículos, todo ello nos será enviado vía helicóptero al lugar al que estemos, previo pago de una módica cantidad de combustible, uno de los "dineros" del juego, aparte del dinero propiamente dicho.

Contamos con una pantalla de soporte desde la cual podemos "equipar" acciones de apoyo, a las que podremos acceder con la cruceta digital para lanzar señales de humo o bengalas que indiquen al helicóptero dónde dejar la mercancía, o al avión, o a la batería de misiles, dónde atacar. Este segundo punto es el más llamativo del juego, pues contamos con una enorme cantidad de ataques aéreos, o de artillería, disponibles, desde misiles teledirigidos que guiaremos con un aparato que nos ofrece una visión por satélite del lugar en el que estamos, hasta más tradicionales bombardeos de artillería o de racimo. En Mercenarios 2, si la situación lo requiere (o si nos apetece), tenemos el combustible y el dinero suficiente para permitírnoslo, y tenemos el ataque en cuestión disponible, podremos ordenar acciones realmente espectaculares y, sobre todo, destructivos.

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