Análisis de Invizimals: El Reino Escondido (PS3)
Invizimals: El Reino Escondido es un juego para jóvenes. Eso ya lo sabíamos, la serie Invizimals está pensado específicamente para este público y Sony necesita mantener este nicho en el mercado con juegos alejados de Killzone, Uncharted o God of War. La pregunta realmente importante es si esta aventura para PlayStation 3 podrá mantener el tipo frente a la competencia existente en la plataforma, y ahí tenemos más dudas.
El Reino Escondido es un juego de acción y plataformas 3D basado en el mundo de Invizimals, esas criaturas invisibles creadas por Novarama que han causado furor en PSP y posiblemente en los próximos meses con PS Vita y La Alianza. Su aparición en la consola doméstica hay que entenderla, más que por cuestiones de necesidad del catálogo de PlayStation 3 por un juego de estas características, por una estrategia para expandir la licencia, atraer a nuevos usuarios y sobre todo, hacer que los compradores de La Alianza se interesen por una entrega que amplía la historia y ofrece un punto de vista diferente. Eso es precisamente lo mejor de El Reino Escondido, jugar con un protagonista que adopta el poder de los dieciséis Invizimals más populares de la marca para abrirse camino por un mundo que nos recuerda mucho en estética a juegos como Jak o Ratchet & Clank y resolver así la parte del argumento que no vemos en el lanzamiento de PS Vita.
Tal y como os contábamos en nuestras impresiones, el joven Hiro deberá olvidarse aquí de cazar a Invizimals con su dispositivo de realidad aumentada y prepararse para defender el mundo de estas criaturas ante un ataque de unos robots que están haciendo de las suyas. Lo que deberemos hacer es explorar estos entornos en un desarrollo que en muchos momentos nos ha recordado a una versión infantil de God of War por esa mezcla ligera de géneros de exploración, puzles, acción y plataformas. La idea no es nada mala y encontramos muchos aciertos en su planteamiento, pero también errores y fallos de diseño producto de las prisas o de la novatada de Magenta Software, un estudio no excesivamente conocido y con poca experiencia reciente en el género.
Lo positivo de El Reino Escondido: es un juego infantil, y visto con esos ojos llega a enganchar. La jugabilidad no podemos decir que destaque en ningún aspecto, sin embargo en conjunto tenemos una aventura con buenas pretensiones. Hiro va adquiriendo poderes de los Invizimals que hacen el viaje variado según avanza, poco a poco cuenta con más habilidades que dan lugar a secciones de escalada, tiro o exploración bajo el agua, por poner unos ejemplos asociados a cada Invizimal. No hace falta devanarse los sesos para pensar qué poder corresponde a cada situación, puesto que colocados en el punto brillante frente al reto basta con pulsar un botón y nos transformaremos en la criatura adecuada de entre las que hemos conocido; la gracia de estas habilidades se encuentra en romper la monotonía frente a cada nuevo reto o mecanismo.
La exploración es quizás lo mejor de El Reino Escondido. Estamos ante un juego lineal en su recorrido, pero que cuenta con numerosas bifurcaciones y pasadizos ocultos. No es que sea un portento en ese sentido, la cuestión es que muchos otros juegos de características similares son aún más restringidos que aquí –lo cual dice mucho de la tendencia actual de la industria-, y por lo menos siempre da la sensación de diseños más intrincados de lo que son en realidad, repletos de ítems que coleccionar. Porque ese es otro de sus aciertos, dar la opción de evolucionar cada poder de Invizimal y así dar un incentivo real a observar cada rincón sin pasar deprisa y corriendo por cada área. Huelga decir que, aunque no es un aspecto decisivo para la mayoría de jugadores no aficionados a la serie, el hecho de controlar y ver a la selección de Invizimals más carismáticos es un punto a su favor.
El juego no es demasiado difícil, otra razón de más para aconsejarlo a los jóvenes de la casa y no al jugón de Dark Souls. Todo en El Reino Escondido nos recuerda a la citada saga de Santa Monica en una versión simplificada, por ejemplo, en el número de combates. Las luchas en El Reino Escondido se basan en pulsar los botones de ataque con movimientos rápidos y débiles u otros más fuertes y lentos, usar alguno de los poderes específicos de cada criatura y la barrera defensiva. Es menos estratégico que el combate de un Invizimals de portátil y por contrario, más orientado a la acción. En la práctica el sistema no funciona tan bien como en un auténtico beat´em up, sin combos complejos ni nada por el estilo, y de hecho muchos enemigos se pueden derrotar con un golpe fuerte. Como conclusión, parece que al contrario de lo que podríamos esperar por pertenecer a la saga Invizimals, la lucha en este juego no es la auténtica gracia de la jugabilidad. Es simple y apto para todos los públicos, pero tampoco aporta nada nuevo.
Ahora bien, El Reino Escondido puede desesperar a los más exigentes. En los aspectos técnicos es un juego muy justito, de aprobado raspado. Los escenarios son bonitos y eso mejora la impresión, recuerdan mucho a Ratchet & Clank -más a su época en PS2 que de PS3, todo sea dicho-, y la recreación de los Invizimals por primera vez en alta definición es mejor de lo esperado, lo que no quita que los escenarios sean poco detallados y muy repetitivos. El motor gráfico tiene algún efecto de moda, como los rayos solares, pero el resto es muy de inicios de generación con una iluminación completamente irreal –canta mucho cuando no coincide la proyección de las sombras de los personajes y el escenario-.
Lo peor sin embargo quizás sea el rendimiento del motor gráfico, muy inestable y nunca a más de 30 imágenes por segundo, y la cantidad de fallos que hemos detectado en nuestras partidas, no sólo relacionados con los gráficos. El juego da la impresión de no estar tan pulido como nos gustaría, y así por ejemplo el control del salto –y concretamente el salto doble- causa algún que otro problema. Hay muchas decisiones de diseño cuestionables, como el gran número de cápsulas con ítems que debemos abrir, y demasiadas necesitan varios golpes para ser rotas –es decir, son casi más difíciles de abrir que los enemigos básicos-.
También resulta inquietante la gran cantidad de objetos explosivos, una trampa que no tiene demasiada chispa tras una decena de ocasiones en sus varias formas –minas, bombas acuáticas, cápsulas detectoras de proximidad, misiles guiados, etc-. Y por ejemplo, una de las ventajas de utilizar cámaras fijas es que eso permite una mayor espectacularidad, mostrar el mejor ángulo en el recorrido y guiar al jugador de manera casi subliminal hacia los puntos clave; El Reino Escondido no aprovecha esta posibilidad y más al contrario, hay situaciones en las que se coloca de manera que un objeto del decorado nos impide ver la pantalla, especialmente en la exploración o cuando regresamos sobre nuestros pasos.
En la categoría de errores puntuales –quizás exclusivos de nuestra versión-, hemos encontrado que tras una cinemática al conocer a un Invizimal se bloqueó por saltar a una zona no debida –no tuvo más repercusión que volver a cargar- y lo más extraño de todo, en varios momentos el juego pasaba del doblaje en español al latino. Nada de esto hace injugable a El Reino Escondido, y probablemente para la mayoría de chicos pasen por alto estos defectos, pero queda claro que los valores de producción no han sido cuidados como deseará el público más intransigente.
Junto con la aventura principal, que nos puede durar unas cinco horas, existe un modo más típico para la saga Invizimals, los torneos entre criaturas para hasta cuatro jugadores. Esta opción funciona igual que en PS Vita, eligiendo los Invizimas desbloqueados, subiendo su nivel, personalizando y transfiriendo contenido con La Alianza de la portátil. Podemos jugar en multijugador local con más controles, conectando con una Vita, en red o contra la inteligencia artificial. Es muy divertido en compañía real, y aquellos que disfruten con los juegos de portátil sabrán sacarle su jugo y dedicarle muchas horas, hasta podría convertirse en el modo principal tras terminar el argumento. Detallamos más sobre este modo en el análisis de La Alianza.
Conclusiones
Invizimals: El Reino Escondido es un juego entretenido y directo, sin muchas complicaciones. Tiene grandes carencias de producción, parece realizado con prisas para llegar antes de la campaña navideña o junto al título de portátil, y eso se nota.
Tiene buenas intenciones y como primer asalto a consolas domésticas es un experimento curioso, pero se queda en eso y no es lo suficientemente redondo como para justificar su adquisición al público no seguidor de Invizimals o que busque sencillamente un juego de plataformas y acción de calidad por sí solo. Hay mejores alternativas en PlayStation 3, aunque tal vez no tantas enfocadas a los niños.
Para los amantes de la saga, la serie de animación o las entregas portátiles, puede ser una buena elección porque vas a encontrar a tus criaturas favoritas, jugarás con sus poderes y descubrirás un mundo inexplorado con estos monstruos tan guerreros como entrañables. El modo batalla, como el de PS Vita, es de largo recorrido y no decepcionará a los incondicionales de Invizimals. Pasa por alto sus evidentes defectos y tendrás una aventura entretenida que es la pareja perfecta para La Alianza.