Análisis de F1 2014 (PS3, Xbox 360, PC)
Codemasters ha vuelto a su cita anual con la competición de motor y nos ofrece la nueva entrega de su saga de Fórmula 1, una entrega que es en muchos sentidos continuista con respecto a sus predecesores, empezando por el hecho de que la serie no ha dado el salto a las nuevas consolas y vuelve a repetir presencia en PlayStation 3 y Xbox 360. Por supuesto, llega también al PC.
La compañía lleva con este ya cinco años tomando las riendas de los juegos oficiales de la competición de la F1 y es evidente que la experiencia es siempre un grado. Esto significa que hay ya unas garantías claras de estabilidad y calidad, pero también se puede caer en el acomodamiento.
Y este año parece que así ha sido. La entrega del año pasado destacó por introducir coches y circuitos históricos, pero este año todo eso se ha perdido.
Lógicamente, con la estabilidad en las normas para la competición del año pasado y las previsiones de dominio de Red Bull (que se cumplieron) para el campeonato de 2012-2013 la compañía se vio en la necesidad también de buscar algo que pudiera estimular a los potenciales compradores. Este año hay nuevos circuitos, diseños radicalmente diferentes en los coches y muchos cambios en los vehículos con la llegada de nuevos motores V6 turbo y una mayor relevancia del motor eléctrico. Vamos, que parece que se ha dado por sentado que ya había incentivos suficientes y el juego ofrece lo que toca, es decir, los coches, pilotos y circuitos de este año. Y no mucho más. Desde luego, no en comparación con los contenidos de la entrega precedente.
Desde la perspectiva de los títulos deportivos, en general, es una decisión que parece extraña. El fútbol, el baloncesto y, en general, cualquier deporte es mucho más estable en sus reglas y características principales que la Fórmula 1 (o el deporte de motor en sus diferentes categorías) y no es muy habitual que las entregas sucesivas renuncien a características importantes de un año a otro. No podemos saber realmente qué ha pasado; es decir, no podemos saber si no era posible conseguir o renegociar los derechos históricos para una nueva entrega, o si la decisión se ha tomado por cuestiones internas del desarrollo y no por condicionantes externos. Pero el resultado final es obvio.
No sería justo, sin embargo, no reconocer que el título ha mejorado su estructuración en niveles de dificultad y también cómo determina qué nivel recomendar al usuario. Esto hace que la experiencia de juego sea más agradable en los primeros contactos con F1 2014 de manera que los nuevos usuarios se sentirán más cómodos estableciendo su dominio sobre el juego. La prueba inicial es rápida, sencilla y no supone una experiencia para nada tediosa. Nos ha parecido que el juego realiza una buena labor a la hora de medir nuestra destreza, aunque es cierto que si el jugador lleva un tiempo sin jugar (a las anteriores entregas) quizá necesite entrenar un poco. En cualquier caso, la dificultad señalada es orientativa y podemos manipularla cuando sea necesario.
Esta dificultad afecta a las medidas de ayuda a la conducción que estén operando, la sensibilidad del coche a las averías y roturas (desde irrompible hasta frágil como los coches en que se basan). Son variables suficientes para conseguir una experiencia de juego que va desde lo arcade hasta la simulación. Eso sí, debemos decir que no hemos notado un gran progreso a la hora de transmitir sensaciones de simulación más purista que en anteriores entregas. Esto significa que todos los usuarios que consideraban que la experiencia de emulación era suficiente estarán contentos, pero los que querían más tendrán que seguir esperando.
Sí se ha conseguid transmitir sensaciones diferentes con cada vehículo. Conducir uno de estos F1 es diferente a conducir los de anteriores entregas porque han cambiado mucho, en cuanto a tracción, motor, frenos… Además, son también diferentes las sensaciones entre conducir un Mercedes, un Red Bull, un Ferrari o, por ir a la zona baja de la parrilla, un Caterham. En cuanto uno está acostumbrado mínimamente al juego y tiene la dificultad ajustada a su destreza, conducir un Mercedes es como ir sobre raíles y es realmente factible sacar una distancia considerable a los rivales en pocas vueltas. Conducir un Ferrari nos exige trabajar mucho más la dirección, por ejemplo; un Red Bull se siente más firme y estable, pero no entrega la potencia de los Mercedes. Y si ajustamos la dificultad y nos ponemos al volante de un Marussia o un Caterham es cuando descubrimos realmente hasta dónde llega la dificultad del juego. Es difícil domarlos.
Y es que este año cambiaban los neumáticos, el sistema de frenado (se ha pasado a break-by-wire), la adherencia por la carga aerodinámica, la gestión eléctrica y la entrega de potencia de los motores, todos estos cambios (y otros) como resultado de la entrada de motores V6 Turbo con un fuerte componente eléctrico. Un cambio relevante, por ejemplo, es cómo frenan los coches, pero también cómo entregan la potencia en aceleración a la salida de las curvas. Hemos notado que son varios los vehículos que se van de atrás, algo que parece corresponderse con la realidad de la competición: menos carga aerodinámica por las nuevas normas en este frente y una entrega de potencia quizá algo impetuosa en bajas revoluciones por parte de los motores Ferrari y Renault ayudan a reforzar estas sensaciones.
A la hora de conducir se prescinde ya del botón de KERS porque los nuevos coches de F1 entregan de forma integrada la potencia del motor eléctrico, pero sí se mantiene el botón de DRS, imprescindible en vueltas de clasificación y en carrera si queremos tener opciones de adelantar en determinadas pistas. Se refleja el componente tecnológico y de control derivado directamente de los cambios en la conducción de la F1, algo que era lógico y necesario para satisfacer a los usuarios.
La estructura del juego apuesta por varios bloques de modos de juego claramente diferenciados. Por un lado, podemos correr cada GP de forma independiente, recorriendo los 19 circuitos del calendario de este año pudiendo escoger entre disfrutar solo la carrera, todo el fin de semana (es decir, las tandas de clasificación), configurar las condiciones climáticas, cuántas vueltas queremos dar, etc. Es una de las maneras más sencillas y directas de disfrutar de la experiencia jugable principal.
La otra opción es el modo trayectoria, es decir, ponernos en el papel de un piloto novato que debe conseguir hacerse un hueco en la leyenda de la F1. Este es un modo que ya conocemos de anteriores entregas y resulta interesante para conseguir avanzar, progresar y tener cada vez objetivos más exigentes y elevados hasta llegar a lo más alto del campeonato. Se puede jugar también un mundial en modo exprés para acelerar el ritmo de juego optando por varios niveles de dificultad (fácil, normal y difícil), empezando también nuestra carrera como novato en el equipo que seleccionemos.
Por último, en la sección de Zona de pruebas tenemos los modos sueltos de contrarreloj, cromos de medalla (donde corremos contra el cronómetro, sí, pero también contra tiempos determinados con coches fantasma en la pista) y cuenta con la posibilidad de compartir datos a través de PlayStation Network, y el modo recreaciones. En este último debemos superar pruebas concretas, como recuperar una posición perdida, defender la posición en unas condiciones determinadas, etc. Están clasificadas por dificultad y ofrecen una veintena de retos diferentes. Estos están basados en condiciones de carreras bien diferenciadas, como conseguir alcanzar la quinta posición en China con un Force India.
El juego se complementa con las opciones multijugador, incluyendo la siempre agradecida opción de jugar a pantalla partida y una opción LAN que no muchos usuarios de consola pueden aprovechar, pero aquellos con los materiales necesarios para hacerlo podrán disfrutarlo a tope. ¿Son suficientes opciones? Si exceptuamos el modo histórico de la edición del año anterior, esta entrega es equiparable con sus predecesoras, así que es posible que haya usuarios que se sientan satisfechos porque el juego les da lo que piden y otros que crean que se ha dado un paso atrás. Ambos tienen algo de razón. Es evidente que se ha perdido volumen de contenidos y, por tanto, valor en el juego. Por otro lado, cumple con lo que se espera de él.
Hoy en día es difícil saber qué planes puede tener bajo la manga una compañía a la hora de sacar contenidos adicionales, si bien es cierto que se tratan con bastante normalidad y suelen anunciarse con antelación incluso a la aparición en el mercado de las novedades. Esto nos hace pensar que Codemasters no tiene pensado incorporar modos de juego adicionales y que esta entrega se quedará tal y como está. Cualquier otra consideración es especular sin muchos argumentos pues no podemos saber, como decíamos anteriormente, qué motivos hay tras una decisión como esta.
Del mismo modo, nos resulta extraño que esta entrega no haya dado el salto a Xbox One y PlayStation 4 tomando como punto de partida la versión para PC. Lo cierto es que parece que los usuarios de las nuevas consolas de Sony y Microsoft tendrán que esperar hasta la entrega del próximo año y quizá ahí sí que se den esfuerzos adicionales por parte de Codemasters para ampliar el volumen de contenidos.
Su continuidad también en el hardware objetivo hace que se aporten escasas mejoras técnicas. No hay diferencias palpables en el apartado visual, aunque sí nos parece que los menús cargan más rápido. De hecho, solo hemos tenido sensación de lentitud en contadas ocasiones, mientras que en general en anteriores entregas se nos hacía algo más pesado y tosco navegar por las opciones. El apartado sonoro es previsible: ruido de motores, chirriar de neumáticos al destrozarlos cuando nos pasamos de frenada... y locuciones en español. Lo más probable es que los usuarios con sonido solamente estéreo necesiten ajustar las opciones del audio para poder oír bien los mensajes, que son importantes en cuanto la competición empieza a ser ajustada.
En cuanto a los circuitos, se han incorporado las dos novedades de este año, que los aficionados ya han podido ver en las retransmisiones. Por un lado, el circuito de Rusia en Sochi y, por otro, el de Spielberg (Austria). Vistas las carreras y recorridos los circuitos podemos decir que Codemasters ha hecho un trabajo tan bueno como en el resto de circuitos a la hora de hacerlos realidad dentro del videojuego.
Conclusiones
F1 2014 no es una mala continuación de la serie deportiva, pero esperábamos más en el terreno de los contenidos. La entrega del año anterior dio un importante paso adelante y se ha optado por no seguir ese camino y ofrecer más cosas al usuario. Codemasters ha hecho un buen trabajo a la hora de reflejar el campeonato de este año y todas las singularidades derivadas de los grandes cambios en la normativa del mundial (además de, por supuesto, introducir los nuevos circuitos), pero nos parece que habrá usuarios que se sientan defraudados al comprobar que que "solo" les da el campeonato de este año. Y es que es muy fácil acostumbrarse a lo bueno, claro. En el mundo de los juegos deportivos con entregas anuales siempre se bordea esta línea compleja entre dar más de lo mismo y cómo renovar o aportar elementos frescos. La entrega del año pasado era más de lo mismo pero tenía elementos frescos; esta no los tiene y, sin embargo, las experiencias de pilotaje son diferentes. Esto lo sitúa en una situación compleja para los aficionados a la velocidad, que tendrán que decidir si lo que se les da es suficiente y, si no se lo parece, si su amor por este espectáculo sí lo es.