Análisis de Agarest: Generations of War (PS3, PC, Switch)
Aunque el género de los juegos de rol japoneses va abriéndose camino poco a poco entre la nueva generación, aún falta mucho por recorrer hasta alcanzar el número, y especialmente, la calidad, que los JRPG han disfrutado en la última década. Más minoritario es aún el subgénero de los RPG de estrategia, si bien títulos como Disgaea, y claro, Final Fantasy Tactics -perteneciendo a la familia de Square el éxito mediático está asegurado- van consiguiendo asentarse entre los jugadores.
En estas circunstancias, nos llega Agarest: Generations of War, dos años después de su lanzamiento en Japón, un juego de estrategia muy a la antigua usanza -tanto en jugabilidad como en gráficos- que pese a no brillar en ningún aspecto puede ser tenido en cuenta por los seguidores acérrimos del género que deseen más partidas de tablero en la doméstica de Sony, pues la competencia es prácticamente nula, si obviamos el título de Nippon Ichi, Disgaea 3.
La historia nos es contada en forma de leyenda, e incluye una gran guerra entre diferentes dioses y las fuerzas de la oscuridad que devastaría el mundo de Agarest. Para enmendar su culpa, se sacrificaron para devolver la vida al mundo, pero miles de años después la amenaza vuelve a hacer acto de presencia. Por otra parte, el juego nos pone en la piel de Leonhardt, un oficial que comienza el juego enfrentándose al Caballero Oscuro, ante el cual irremediablemente cae tocado de muerte por intentar salvar a una chica elfo. En la agonía, Dyshana se le aparece y le ofrece un contrato que en tales condiciones es difícil de rechazar: morir o vivir y ser el Portador del Espíritu, del cual dependerá el futuro de Agarest, ya sea inclinándose hacia la luz o la oscuridad. Este pacto se extiende no sólo a Leonhardt, también a su descendencia, en cinco generaciones.
Los aspectos más originales de Agarest se derivan de esta historia, y se plasman en el juego de forma real. Uno de ellos es el indicador de alma, luz y oscuridad, que se ve afectado por las decisiones tomadas a lo largo de la aventura y decidirán el final del juego. La otra peculiaridad es que efectivamente la historia se extiende por varias generaciones, y en cada una conoceremos a tres mujeres; las expresiones faciales de cada una -mostradas en una esquina de las pantallas de conversación- indican el grado de amor y odio hacia nosotros. La gracia de este elemento del juego es que esta mecánica que parece sacada de un título de citas creará herederos con características diferente según los padres.
En definitiva, varios protagonistas a lo largo de la aventura según el árbol genealógico, que da un incentivo para rejugar el título, si así es nuestro deseo, con diferente camino. Como curiosidad, el juego incluye imágenes sugerentes y una galería con las ilustraciones desbloqueadas, y una corta -y toscamente- animada secuencia de boda con la dama elegida, que pese a la controversia surgida por algunas imágenes promocionales extraídas del juego, no hacen de Agarest un titulo especialmente fuerte u obsceno.
La mecánica central de este juego de estrategia es similar a muchos otros del género, funcionando principalmente con navegación por menús. Esto significa que no hay más exploración que un mapa que muestra diferentes puntos con eventos y lugares a los que podemos desplazarnos, siguiendo la línea recta que une cada uno, y en el viaje, -indicado en el propio mapa, no son aleatorios- nos toparemos con batallas. Un sistema bastante limitado aún con alguna "mazmorra", si se le puede llamar así, como selvas o cuevas, con algunos tesoros de recompensa. Las ciudades del mapa -con las que se interactúa también con menús- incluyen tiendas de ítems para las batallas, herrerías para mejorar o crear objetos, diferentes gremios, un centro de auxilios -para resucitar a aliados muertos- e incluso un curioso horóscopo para prever las características del protagonista de la siguiente generación.
El funcionamiento de los herreros es sencillo, mejorar los objetos con los puntos obtenidos o crear nuevos con alquimia -requiere materiales-. También hay un gremio de aventureros para conseguir habilidades nuevas a partir de objetos, y uno de monstruos, para combinar criaturas capturadas y utilizarlos como miembros del combate.
El tutorial del juego para iniciarse en las batallas es sencillo y fácil de comprender incluso para quien se inicia al juego. El combate usa turnos, primero para mover a cada miembro del equipo por una cuadrícula del escenario, y después, un turno para realizar las acciones, generalmente ataque pero también uso de ítems o magias como curas. El enemigo realizará también su turno con movimientos y ataques, y al final de la batalla se conseguirán los diferentes puntos según el número de turnos consumido, premiando a los más rápidos.
A partir de estas sencillas explicaciones, que son generales para cualquier juego de estrategia, Agarest explica en su tutorial algunos detalles de la jugabilidad, como la existencia de cuadrículas especiales en el terreno que abre la posibilidad de ataques extendidos entre los personajes conectados para crear cadenas de ataque incluso entre personajes a los que no les corresponde su turno. Por supuesto, los enemigos también juegan con esta estrategia, así que juega un papel fundamental en el éxito o no de las partidas. En honor a la verdad, no es el sistema más cómodo de un juego de estas características que hemos encontrado, y la interactividad con el escenario es nula, pero distribuir a los personajes y aplicar los combos no deja de tener su truco y ello nos hará mejorar y aprender con los combates más complicados.
Otro factor a tener en cuenta del combate es el uso de habilidades, habilidades adicionales -consumen más puntos de lo normal-, artes y artes especiales. Las artes se consiguen seleccionando habilidades en un orden concreto, y son ataques demoledores. Si además usamos habilidades adicionales en un ataque extendido, se consigue utilizar un arte especial. ¿Objetivo? Conseguir derrotar principalmente a poderosos enemigos y jefes rompiendo su resistencia para causar más daño del normal. El resultado al principio parece algo lioso, pero todas estas particularidades de posiciones en la rejilla de combate y el uso de ataques poderosos se aprende con una curva de dificultad aceptable.
Técnicamente Agarest Generations of War quizás sea el título más flojo que nos hemos encontrado en PlayStation 3, de los lanzados en soporte físico, sin duda. Ello no es una sorpresa en un género que no hace alarde de espectaculares gráficos, y Agarest sigue los cánones de mapa simple -tridimensional- con personajes y bidimensionales; los enemigos pueden ser también 2D, pero algunos cuentan con modelado 3D. En cualquier caso, esta naturaleza no tendría que ser mala, el problema de Agarest es que los sprites -imágenes animadas para los personajes- cuentan con una discutible definición, de manera que aunque el fondo 3D es nítido a 720p -aunque debería correr a 1080p, teniendo en cuenta la escasísima carga gráfica- podemos apreciar los pixels o puntos que componen la animación. En definitiva, realmente el resultado recuerda a más a un juego creado originalmente en PSOne, o para ser justos, PSP, convertido a PlayStation 3.
Las ilustraciones de las secuencias de diálogo por el contrario si parecen haber sido creadas con PS3 en mente, pero no dejan de ser figuras estáticas con apenas algún fondo que simula algo de perspectiva. Aún con algún diseño de personajes llamativo y muy del gusto japonés, los puntos artísticos que podríamos considerar fuertes del juego quedan completamente tapados por el poco esfuerzo puesto en animaciones y efectos visuales. No es algo que comprometa directamente a la calidad de un juego como este, pero se pide un mínimo atractivo y los combates de Agarest no llaman la atención -hablando siempre en cuanto a gráficos-.
La banda sonora apenas pasa inadvertida. No es mala, pero tampoco memorable. Se olvida tan pronto se apaga la consola, y mezcla música orquestal con algo de rock en los combates. Igualmente de olvidables son los sonidos de efectos, y sólo destacaríamos el doblaje, que respeta las voces originales, esto es, japonés. Eso significa que los momentos en los que no batallamos tenemos personajes dialogando en un idioma que -al menos nosotros- no entendemos, con traducción al inglés, una barrera lingüística que reduce el número de jugadores potenciales enormemente. Una pena, aunque el peso del juego cae, como debía esperarse, en el sistema de combate y evolución de personajes, y no tanto en la historia.
Conclusiones
Agarest no es un mal juego del todo, y tiene algunas buenas ideas que bien llevadas podrían hacer de este título un interesante acercamiento al siempre escaso catálogo de juegos de rol de estrategia. Una historia algo típica pero que hila varias generaciones, personajes muy personalizables y unos combates que se hacen divertidos una vez se dominan -aunque no llega a rivalizar con los grandes del género-, pero muy poca sensación de libertad en cuanto a movimientos y exploración. Cierto es que una vez terminado tenemos la oportunidad de jugar con otros personajes -descendientes-, e inclinar la balanza a otra fuerza, ya sea luz u oscuridad, pero se echa en falta un verdadero mapamundi y ciudades que visitar. Y por supuesto, un mejor envoltorio técnico que al menos esté acorde con el soporte y sistema en el que jugamos.
Recomendable para devoradores de los juegos de estrategia con el resto de alternativas ya completadas.