Análisis de Medal of Honor: Rising Sun (PS2)
De todas las actuales sagas bélicas, habitualmente basadas en la Segunda Guerra Mundial, Medal of Honor es la más popular y quizás la más meritoria de todas ellas. Iniciada en consola, concretamente en PS One, la saga de Electronic Arts comenzó antes de "la moda" posterior al 11 de Septiembre y actualmente está en el Podium de los juegos en primera persona de consola y de PC. Si en las primeras entregas hacíamos frente a la Alemania nazi, primero en los campos de batalla y luego en la resistencia francesa (en la favorable a los aliados), en Frontline, primer entrega de consola en esta generación, participábamos en el emblemático desembarco de Normandía para luego ir rumbo a Berlín. Esta cuarta entrega de la saga para consola cambia de frente y nos coloca en primera línea contra el imperio japonés, que en un abrir de cerrar de ojos conquistó todo el sudeste asiático y buena parte de China, comenzó el desmembramiento del imperio británico e incluso puso en un brete a los Estados Unidos, con el ataque sorpresa a Pearl Harbour.
Precisamente es aquí, en Pearl Harbour, donde comienza el juego; como es habitual (y acertado) en los últimos juegos de EA, nada más introducir el compacto en nuestra consola comienza la acción en la primera fase, donde nos despertamos de la cama sobresaltados, nuestro camarote tambaleándose ante el ataque japonés a Pearl Harbour y todo el personal de a bordo de un lado para otro, intentando salir a cubierta para hacer frente al Día de la Infamia.
Es en este primer nivel donde aprenderemos los conceptos básicos del juego, el movimiento, las acciones y el manejo de armas, ya que al salir a cubierta tendremos que combatir contra los "Zekes" (los aviones japoneses) con todo lo que tengamos a mano, disfrutando de nuestra primera experiencia con una de las características que se repetirán a lo largo del juego: los cañones y las ametralladoras fijas. También nos toparemos por primera vez con los eventos móviles, léase estar a bordo de un barco, balsa o camión en movimiento y tener que disparar como un loco a todo lo que se mueve, ya sean aviones, soldados o tanques enemigos.
Pero Rising Sun es sobre todo un juego de acción en primera persona que combina muy bien el frenetismo de los shooters "mata mata" con la táctica y la estrategia de los tácticos; nuestra vida disminuye rápidamente, los enemigos no están encantados de morirse y nuestras armas no son ni tan precisas ni tan potentes ni tan automáticas como las de hoy en día. De esta forma, y por la gran cantidad de eventos preprogramados que ocurren en los niveles, los ocho niveles del juego nos ofrecerán bastantes horas de diversión al tener que pasar bastante tiempo cubiertos, parapetados tras árboles, piedras o trincheras, esperando que el enemigo oriental dé un paso en falso para acabar con él y seguir avanzando. No es, sin embargo, un juego de guerra abierta sino de acción casi individual, con algún que otro soldado amigo ayudando, y casi entre las líneas enemigas. A lo largo del pacífico y de la guerra recorreremos paradisíacos parajes con el impacto medioambiental de estar plagados de japoneses y sus infraestructuras; en cierto modo, el juego parece inspirado en películas basadas en este frente (la gran mayoría de ellas se basan en el europeo, donde sin duda hubo más acción, o al menos que tenga que ver con nosotros) como El Puente sobre el Río Kwai (de hecho hay una misión sobre él) o La Delgada Línea Roja, especialmente en ésta por el exotismo de los paisajes, y ciertas escenas como el combate entre las hierbas altas en la misión de Pistol Pete.
Y aparte de inspirarse en el cine sobre la guerra a nivel visual, en otros aspectos como la música y los extras el juego demuestra el buen hacer de producción de Electronic Arts. Es un juego, sí, pero también un homenaje a los soldados americanos que lucharon en esas batallas, y un recordatorio de los "buenos viejos tiempos" en una guerra que ha pasado a la historia y a la memoria como una contienda bilateral entre el bien y el mal. Por esta razón, junto a las misiones habrá buena cantidad de "material adicional", con vídeos sobre las circunstancias que rodeaban esa campaña o ese momento de la guerra, y testimonios de veteranos que todavía sobreviven. Esto junto con la maravillosa y emotiva música del juego (parece que estamos ante Salvar al Soldado Ryan) le da al título de EA una sensación muy cinematográfica y de superproducción.
Sin embargo, la calidad de la producción en conjunto no logra maquillar u ocultar uno de los grandes problemas del juego: su corta duración. Hay pocas misiones y, aunque éstas son largas, no puede decirse que compensen con la duración su limitado número, haciendo de éste un juego algo corto para un solo jugador aunque, eso sí, muy aprovechable a dos jugadores en cooperativo y en multijugador tanto offline como en la red. El otro defecto del juego es quizás cierto atraso en el aspecto jugable. Los niveles siguen siendo divertidos, pero se echa en falta una mayor versatilidad a la hora de resolver situaciones y no una linealidad que el resto de juegos de este tipo están empezando -tímidamente, eso sí- a superar.
Como decía, las misiones del juego, salvo las dos primeras de entrenamiento, tienen una considerable duración y de hecho varios puntos de guardar partida a lo largo de su recorrido, permitiéndonos jugar el juego a pequeños ratos y disminuyendo también el nivel de dificultad. Las misiones contienen objetivos que requerirán combinación de habilidad al gatillo (eso será una constante a lo largo de todo el juego como es de suponer) con interacción con el escenario y búsqueda de items, y en el caso de los objetivos secretos, también perspicacia. Los objetivos principales no solo son obligatorios de cumplir sino también inevitables; los niveles están diseñados de tal forma que si no cumplimos los objetivos de una zona de los mismos, no podremos avanzar a la siguiente, pues la puerta que hay que traspasar no se abrirá (de hecho el juego nos pondrá un mensaje tipo "la puerta está cerrada. No has activado todos los detonadores" o similar) o el evento que tiene que ocurrir no sucederá. Por lo tanto, la única cuota de libertad que nos ofrece el juego es la de poder cumplir unos objetivos secretos que harán que mejoren nuestras estadísticas y que algunos de ellos son divertidos, aunque el juego no nos los dirá; por ejemplo, en el asalto a un templo ocupado por los japoneses, uno de los objetivos secretos será destruir los barriles de sake (ese licor japonés que levanta la moral) de los oficiales; solo nos enteraremos de nuestra existencia si por error destruimos uno en un tiroteo (o haciendo el tonto).
No obstante, que haya objetivos no deja de ser un mero pretexto, especialmente en los primeros niveles, para darnos un motivo para recorrer unos niveles lineales, de ir del punto A al punto B, con ocasionales áreas más abiertas donde se nos deja cierta libertad de acción para actuar; viene a mi memoria el primer puesto de guardia japonés del puente sobre el río Kwai, que tiene dos caminos (uno siendo carne de cañón por los desfiladeros, enfrentándote a las granadas enemigas, y otro teniendo que superar una ametralladora). Pero no hay muchas situaciones de este tipo que dejen lugar a la planificación. La mayor parte del recorrido de los niveles son senderos serpenteantes en los que ocasionalmente tendremos que parar y avanzar con cautela para desbaratar una posición enemiga, y donde el hecho de tener cumplir unos objetivos no se nota en absoluto salvo en los que son del estilo "desactiva todos los ventiladores del portaaviones". Esta linealidad y anquilosamiento jugable es sin duda el mayor problema de Rising Sun junto con su corta duración. Electronic Arts debe, y sobre todo puede, llevar a su famosa saga de shooters a la vanguardia de la acción en primera persona tomando ejemplo de otros juegos del mismo estilo.
En cuanto al comportamiento de los enemigos, no puede decirse que la inteligencia artificial de estos sea de las más avanzadas pero sí pelean por su vida, ocultándose tras objetos, no perdiéndonos el rastro y disparando con relativa precisión. Un aspecto criticable de su comportamiento es cierto irrealismo cuando reciben un disparo; en primer lugar, disparos que deberían ser letales no lo son y veremos cómo algunos enemigos siguen en pie y en acción después de recibir un par de disparos en el pecho. Otra veces, en vez de seguir peleando, si la herida no es mortal se dolerán de ella, léase agarrándose un pie (para luego caminar y correr sin ningún problema), en vez de seguir combatiendo e intentando sobrevivir.
Gráficos
Los gráficos no son el mayor fuerte de esta producción de EA Games pero cumplen sin creces sin tampoco deslumbrarnos, especialmente a nivel técnico, mostrando un engine que es sólido pero está desfasado; artísticamente, los diseños de escenarios son de calidad, como ya dije muy "cinematográficos", y algunos parajes resultan especialmente conseguidos. El motor gráfico funciona a la perfección y con fluidez, salvo en contadas ocasiones en la versión PS2 (cuando hacemos estallar un tren en el puente sobre el río Kwai, y luego está todo lleno de fuego y enemigos, el motor se resiente), y los efectos gráficos mostrados, pese a no ser numerosos y reducirse tan solo a fuego o humo, tienen un aspecto muy realista.
Sonido
El sonido (certificado THX) es el apartado más diferente de todas las versiones dado que la versión PS2, como muchos otros juegos multiplataforma de estas navidades, ha sido la única que ha sido doblada al castellano, aunque solo en el juego y no en los documentales y escenas históricas. Las voces de la versión PS2 y las inglesas de las otras dos son correctas y bastantes variadas; destacan también las voces en japonés de los enemigos.
Los FX son los que se pueden esperar de un juego de estas características; pisadas sobre varias superficies, sonidos ambientales, explosiones y tiros, siendo estos realistas con las armas que usamos (una de las características más notables de Medal of Honor es el realismo de sus situaciones y equipamientos). Por último, lo que realmente hace del apartado sonoro algo magistral es la música, absolutamente épica y de película bélica, que acompaña perfectamente cada momento de la acción.
Por último, el control de Rising Sun es preciso y nos exige precisión, siendo un poco complicado apuntar al principio para luego irnos acostumbrando a no tener ningún tipo de ayuda, y a tener un arma que no es tan precisa como estamos acostumbrados; las armas van desde la pistola Colt de nueve milímetros hasta el bazooka, pasando por el rifle Garand semiautomático, la metralleta Thompson, la Sven MK2 o la escopeta de cañones recortados; estas cuatro serán las armas que más utilizaremos. Otras secundarias son el rifle de precisión Springfield o una pistola silenciosa que usaremos en una infiltración nocturna. Para apuntar mejor y con más precisión tendremos un botón de Zoom (gatillo izquierdo en Xbox y GCN, L1 en PS2) que hará que nuestra visión se centre y amplíe una parte de la pantalla, permitiéndonos también inclinarnos a un lado o a otro para disparar. En el caso del rifle de francotirador, es el zoom normal. Otro aspecto muy presente en el día a día es el lanzamiento de granada, adjudicado a uno de los botones principales y muy útil para superar situaciones a priori complicadas; la granada saldrá con más fuerza cuanto más presionemos el botón; este lanzamiento de granada también lleva su tiempo de aprendizaje para lograr buenos resultados.
Multijugador
Sin duda uno de las características que alargan más la vida del juego, el modo multijugador está presente en tres formas: Deathmatch, cooperativo y Online, este último solo para PlayStation 2. Deathmatch y Cooperativo no necesitan mucha explicación, mientras el primero permite hasta cuatro jugadores en split-screen, en varios mapas y con opciones todos contra todos o por equipos, el segundo nos permite a nosotros y a un amigo cooperar en el modo campaña del juego. El multijugador online, de nuevo repetimos que únicamente para PS2, es prácticamente igual al deathmatch, permitiéndonos en equipo o todos contra todos, pero admite de 2 a 8 jugadores; podremos configurar si queremos comunicación por voz durante la partida y otros parámetros como el conjunto de armas o la rotación de mapas.
Conclusión
En definitiva, estamos ante un juego un tanto ambiguo. Por un lado, tiene detrás una producción enorme y en cierto sentido grandiosa, con buenos materiales extra que alargan la duración del juego al disfrutar de ellos y tener que conseguirlos rejugando las misiones, y aspectos como la música que lo hacen parecer una película. Por el otro, la falta de brillo en apartados técnicos y jugables condenan a este Rising Sun a ser el "patito feo" de los Medal of Honor; una compra recomendada si eres un fanático de los juegos de acción en primera persona, y muy aprovechable si tienes una PS2 preparada para jugar Online pues todavía no hay muchos FPS con estas capacidades en la máquina de Sony. Un buen juego, en conclusión, sin el brillo de los anteriores títulos de la saga y evidenciando la necesidad de una evolución en sus entregas para consola.