Análisis de God of War (PS2)
God of War, también encuadra a la perfección con todo lo que estamos comentando, con el añadido de pertenecer también a otro estudio interno de Sony (esta vez occidental), demostrando como un servidor ya vaticinó en su día en el análisis del mencionado Ico, que era sólo cuestión de tiempo que los propios estudios internos de la compañía nipona empezaran a dar verdaderas maravillas con la que nutrir a sus propias máquinas frente a la enorme dependencia que la primera Playstation tuvo en sus inicios de las Third Parties o compañías externas.
God of War (GOW) es obra de SCEA (Sony Computer Entertainment America) en su estudio o división de Santa Mónica autores, para hacernos una idea, de algún que otro Twisted Metal y del totalmente desconocido para la mayoría –a no ser que uno sea fan de los juegos de velocidad futurista- Kinetica del que podéis encontrar una breve reseña en este reportaje, un juego bastante mediocre en líneas generales y que pasó con más pena que gloria por los circuitos de la 128 bits de Sony. Eso fue a finales de 2001, momento en que hicieron borrón y cuenta nueva para empezar a dar forma al impresionante titulo que tenemos en nuestras manos, y que se sitúa desde este mismo momento al mismo nivel (puede que superior para algunos) que juegazos clave de esta generación como Ninja Gaiden o Devil May Cry. Y no exageramos lo más mínimo.
Este furibundo pacto será la perdición de nuestro protagonista pues desde ese mismo instante cumpliría la única y despiadada orden de su amo: matar, matar y matar a toda costa, arrasando incluso aldeas enteras con niños y mujeres.
Pero el destino le tenía preparada la más amarga sorpresa que Kratos podía imaginar, algo con lo que pagaría con creces la decisión de pactar con Ares –y que preferimos que descubráis vosotros mismos-, hasta el punto de llevarle a arrepentirse totalmente y rebelarse contra su propio amo, el Dios de la guerra. Es aquí donde comienza nuestra particular odisea gracias a la ayuda de algunos dioses como Atenea, Poseidón o el mismísimo señor del averno, Hades cansados ya de la destrucción, capacidad de manipulación de los mortales y ansias de poder de Ares.
Hay que señalar que esta épica historia se nos irá narrando por medio de escenas cinemáticas de grandísima calidad a lo largo de todo el juego, algunas de ellas mediante "flashbacks" claves en los que iremos descubriendo poco a poco los dramáticos acontecimientos –como la escena del suicidio inicial- que han llevado al atormentado Kratos a querer acabar con todo un Dios.
La primera cosa que llama poderosamente la atención de GOW, una vez que empezamos a profundizar en esta aventura de acción es la gran cantidad de referencias y similitudes que encontramos con otros grandes títulos aparecidos en esta generación. Dicho de otro modo, God of War resulta ser una genial a la vez que inteligente mezcla de elementos: imaginad por un momento que cogemos las mejores plataformas del Prince of Persia: Sand of Time, lo mezclamos con los intensos y adrenalínicos combates de Devil May Cry o Ninja Gaiden y lo aderezamos con algunos de los ingeniosos puzzles de Soul Reaver para acabar con el toque y ambientación mitológica de Rygar. Ahora multiplicadlo todo por 10 y tendríais algo que se le acerca remotamente a GOW, y decimos remotamente porque las dosis violencia, sangre y hasta un curioso minijuego "picante" rebasan con creces lo visto en los anteriores títulos mencionados.
Nuestra gran aventura comenzará en el mar Egeo a bordo de una embarcación azotada por una gran tormenta y repleto de sirvientes no muertos de Ares; pero el verdadero objetivo de Kratos no se nos desvelará hasta nuestra llegada a una ciudad de Atenas medio en ruinas que está siendo asolada por el mismísimo Ares. Aquí deberemos buscar el templo del Oráculo, que nos desvelará la única forma de acabar con un Dios: encontrando la Caja de Pandora. En ese mismo instante empezaremos una incansable búsqueda que nos llevará por algunos de los parajes más bellos, misteriosos y fascinantes que podamos imaginar. La odisea de Kratos sólo acaba de comenzar…
Pero el inventario de ítems no acaba aquí, ni mucho menos, ya que los Dioses nos concederán a lo largo del juego una serie de magias, algunas verdaderamente espectaculares, como la "Ira de Poseidón" (una lluvia de rayos eléctricos fulminantes), el "Ejército de Hades" (toda una legión de almas furibundas que atacarán a cualquier enemigo del escenario) o la "Mirada de Medusa" (que como bien supondréis, convertirá instantáneamente en piedra al enemigo). Del mismo modo que las armas, esta serie de magias podrán ser subidas de nivel mediante un determinado número de esferas rojas. Aparte, nuestras sendas barras de magia y vida podrán ser extendidas recolectando ítems llamados "Plumas de Fénix" y "Ojos de Gorgona" respectivamente, que se encuentran escondidos también en cofres repartidos por todo el juego. Para acabar de completar el tremendo poder de nuestro espartano, conforme vayamos derrotando enemigos se irá rellenando con color azul una especie de efigie-marcador que una vez completo, permitirá por unos instantes realizar ataques aún más poderosos y efectivos.
Como guinda a este impresionante sistema de combates tenemos una serie de minijuegos claramente inspirados en los "Quick Time Events" del mítico Shenmue de Dreamcast que nos aparecerán en determinados enemigos de gran envergadura como minotauros, cíclopes, medusas y en los jefes finales como la Hidra en donde tendremos que pulsar rápidamente una determinada combinación de botones que nos irán apareciendo en pantalla para acabar realizando un espectacular, y alucinante, combo que dejará totalmente fuera de combate a nuestro enemigo. Si fallamos en la ejecución de este minijuego, podremos continuar el combate con los movimientos normales de Kratos hasta acabar con nuestro adversario (aunque al morir soltará bastantes menos ítems) excepto si se trata de un jefe de final de fase donde tendremos que repetir de nuevo el minijuego hasta realizarlo correctamente pues resultarán fundamentales para terminar con dicho jefe.
Todo ello adornado con multitud de efectos gráficos bastante llamativos como los cristalinos reflejos de los palacios, efectos de luces, agua o neblinas que contribuyen a crear una fantástica atmósfera. Tanto la animación de los personajes como su modelado son sobresalientes aunque se vuelve a caer en la repetición de enemigos sencillos (algo típico de los juegos de acción) al que sólo se le cambia de color o armadura. La clara y lógica inspiración mitológica de todos ellos es patente, de modo que nos enfrentaremos a enormes minotauros, medusas, sirenas, sátiros (criaturas mitad humano, mitad cabra), centauros, cíclopes o cancerberos de tres cabezas.
Globalmente, el apartado gráfico puede ser perfectamente el mejor visto en esta consola que culmina con una tasa de 60 cuadros por segundo sin apenas caídas apreciables (a costa de desactivar el Vsync o sincronización vertical, con lo cual la imagen a veces se entrecorta al girar bruscamente la cámara)… claro está, todo esto en la flamante versión NTSC americana, porque nuestra versión PaL, como pasara recientemente con GT4, viene sin selector de Hercios, o lo que es mismo, a 50 Hz pelados. Siendo justos, la conversión como pasara con el juego de Poliphony no es pésima (las hay peores vaya) pero si hemos notado una aparente pérdida de velocidad en los movimientos de nuestro espartano que tenemos que señalar. No es que resulte decisiva para el desarrollo de la jugabilidad pero es una verdadera lástima que sólo volvemos a pagar únicamente los usuarios del viejo continente que tenemos que jugar a un juego distinto (sencillamente porque si va "algo" más lento que el original no es igual) al que disfrutan usuarios del resto del mundo. Tampoco creo que sea pedir demasiado, ¿verdad?
Eso sí, el saber encadenar combos consecutivamente de más de 200 golpes sin perder ritmo requerirá un mayor control y pericia que sólo con el paso del tiempo dominaremos. Amén del exigente "timing" (apretar los botones en el momento totalmente exacto) de los minijuegos. Como ideal contrapunto a tanta masacre están los abundantes momentos plataformeros donde tendremos que ajustar el doble salto de nuestro protagonista al máximo y mantener el equilibrio en estrechas vigas o senderos, los retos de habilidad (como el de las rocas ardientes) y resolución de puzzles (la mayoría bastante sencillos pero ingeniosos como el de la puerta con tres barrotes distintos) que también pondrán a prueba nuestro manejo del personaje. Por cierto, soberbio el "Duelo de Titanes" final.
God of War cuenta con varios niveles de dificultad. A decir verdad, el modo normal –el modo fácil no merece ni tenerse en cuenta- no nos dará demasiados quebraderos de cabeza y puede rondar las 10 horas de juego por lo que sería aconsejable comenzar con un nivel más difícil para prolongar el tiempo de juego hasta las 15 horas. Pese a la corta duración, el juego resulta ser bastante rejugable y como DMC, posee un nivel de dificultad extremo (God Mode o Modo Dios) que resultará todo un reto para los jugones de pro. Además, posee una ingente cantidad de extras que se irán desbloqueando en donde podremos ver gran parte del diseño, desarrollo y concepción del juego, trailers, todos los videos in-game, niveles y personajes finalmente desechados, etc y que culmina como guinda final en el modo Desafío de los Dioses, toda una serie de curiosos retos contra enemigos por niveles que deberemos ir superando.