Análisis Summer in Mara, encantador y divertido, pese a sus imperfecciones (PC, PS4, Xbox One, Switch)
En los mundos de ficción gustan los personajes infantiles que tienen una personalidad valiente. Koa, la protagonista de Summer in Mara, ofrece al jugador esa misma sensación de libertad y aventura que Pippi Calzaslargas, Dora la Exploradora o Goku, por mencionar algunos nombres de las últimas décadas. La pequeña es curiosa, alegre y osada, pero también es servicial, trabajadora y encantadora, lo que hace de ella una protagonista ideal para el nuevo juego del valenciano Chibig Studio y disfrutable para los más pequeños y para los jugadores de más edad. La conexión con ella es muy fácil y no solo se consigue por la jugabilidad y la historia; lo primero que atrae de Summer in Mara es su aspecto colorido y amable, un estilo propio de Chibig que ya se vio en su juego anterior, Deiland.
El diseño artístico de los personajes es precioso, todos están dibujados con mimo y acorde a su personalidad porque en el mar de Mara no hay personajes vacíos, todos muestran quienes son en sus diálogos, en la postura que tienen, en los retazos de su historia que nos permiten conocer... el dulce y caprichoso Napopo, la mentirosa Mayo o la sabia Saimi, todos los personajes, incluso aquellos con los que no se puede interactuar, aportan credibilidad y un toque de carisma al mundo del juego. Pero, por mucho que el juego entre por la vista, si no tuviese una jugabilidad agradable, no se sostendría, y Summer in Mara lo logra con dignidad.
Yaya Haku recoge a Koa del mar, rescatándola de un barco que arde en mitad del océano, y las dos habitan juntas durante unos años una pequeña isla en la que Koa aprende a cosechar, pescar o recoger recursos de los árboles y las rocas, pero también sobre la importancia de cuidar el entorno y respetar el ecosistema. Un día, cuando Yaya ya no está, ha llegado el momento de que Koa conozca mejor su mundo y se embarca para ir descubriendo el mar de Mara. Poco a poco se irán abriendo nuevas zonas por explorar, aunque Koa siempre tendrá que volver cada cierto tiempo a su hogar para recoger nuevos recursos.
Recogida y gestioón de recursos y aventura
Chibig Studio recoge en Summer in Mara varias ideas que ya desarrolló en Deiland, sobre todo lo referente a la agricultura y recogida y gestión de recursos -que aquí vuelven a funcionar muy bien- y en lo que respecta a la salud de Koa; una barra de energía de la pequeña y otro medidor para su hambre, y esto no tiene un resultado tan bueno en esta ocasión. La barra que indica el cansancio de Koa mide las actividades que puede hacer a lo largo del día, y si empieza a sentir hambre o es de noche baja demasiado rápido la energía sin dar mucho margen a llegar a una zona en la que pueda descansar. Eso sí, la niña no puede morir, si se vacía el medidor de comida, o se agota su capacidad para nadar solo se desmaya y reaparece en otro punto de la isla o su casa y puede tirarse por acantilados sin problema.
El primer lugar que visita Koa es Qälis, una gran isla en la que están la mayoría de los personajes con los que trata Koa y que le dan multitud de misiones (según la información del juego, hay más de 300 misiones). con las que puede ir consiguiendo recursos o mejorando la recogida de recursos o la exploración. En Qälis se perciben también algunos de los puntos más débiles del juego, cuando tenemos que hacer numerosas misiones de recadero que en ocasiones llevan a ir y volver de isla Hogar a Qälis demasiadas veces antes de abrir el mapa a nuevas localizaciones.
Campo a través
Ante tal abundancia de misiones el ritmo decae un poco. Al menos se puede acceder de un sitio a otro yendo campo a través o saltando hacia arriba por acantilados o montañas, de forma que el ir y venir dentro de la misma isla se aligera. El mapa de la isla no indica dónde está Koa -aunque sí aparecen indicados los demás personajes-, y recurrir a la memoria o con las referencias visuales dificulta la navegación, sobre todo hasta que nos hacemos con los nombres de todos los personajes.
Mientras llevamos a cabo todas estas misiones se van ampliando las recetas de comida y de crafteo de Koa hasta tener un catálogo muy grande. Desde luego, no se puede decir que vaya corto de contenidos ni de ambición. Después el juego es más fluido, pero es probable que hubiese quedado una obra con menos aristas con algo menos de ambición o con un equipo más grande, no hay que olvidar que Chibg es un estudio pequeño, aunque haya contado con el respaldo de una muy exitosa campaña de Kickstarter en la que recaudó más de 230.000 euros.
Una de las cosas que llama la atención es el reparo que tiene Chibig a mostrar interiores. Todo el juego transcurre en escenarios exteriores y Koa no entra físicamente ni en su casa, y aparecen únicamente las opciones de construir herramientas, taller, cocinar o dormir (igual, por otro lado, a esta opción en Deiland). Se echa en falta que haya animaciones en interiores y en las conversaciones, más aún teniendo en cuenta el encanto visual que tiene el juego.
Nuevas relaciones y valores medioambientales
Koa va descubriendo durante sus viajes no solo a cocinar nuevas recetas o construir objetos; también aprende sobre la importancia de mantener el medio ambiente, del reciclado, de las relaciones y de las personas, y hasta de malvados gestores inmobiliarios. La historia incluso tiene su parte de misterio.
Anima a seguir descubriendo islas y recorrerlas el afán explorador, ya que cada isla tiene características propias. Tener que volver a isla Hogar de vez en cuando para recoger más recursos o llevar alguno de los que hemos encontrado en los viajes se percibe en ocasiones como un corte en el ritmo de la aventura.
Técnicamente el juego tiene margen para la mejora. La versión de Switch, que es la que hemos probado, muestra algunas ralentizaciones, especialmente en el modo TV. No son demasiado frecuentes ni graves, pero sí se producen de forma puntual.
Una banda sonora que enamora
La banda sonora que ya nos enamoró desde el primer tráiler del juego que vimos se mantiene a la altura en todo el juego: es distintiva y emotiva y acompaña perfectamente a la protagonista a lo largo del juego. Los efectos de sonido son también buenos aunque se nos antojan escasos en la misma medida en que las animaciones.
Summer in Mara combina la simulación de granja con creación de objetos, minería y aventuras con una originalidad de la que carecen la mayoría de los juegos del género con una protagonista con mucha personalidad y un mundo creíble y precioso poblado por unos personajes entrañables. Es una apuesta llena de encanto para jugadores de cualquier edad, pero sobre todo para los niños, a los que sin duda atrapará Mara.
Hemos realizado este análisis en su versión de Nintendo Switch con un código que nos ha proporcionado Evolve PR.