Análisis Star Wars: Tales from the Galaxy's Edge - La Fuerza no acompaña a la realidad virtual (PC)
El universo de Star Wars puede ser el escenario de historias interesantísimas que aporten detalles de peso al mundo construido por George Lucas o que tengan entidad propia como obra independiente del pilar central de la saga, las películas. Sin embargo, los videojuegos publicados durante los últimos años, aunque la mayoría notables e incluso sobresalientes en lo jugable, son poco más que mediocres en lo argumental. Star Wars: Tales from the Galaxy’s Edge, lo nuevo del equipo responsable de Vader Immortal, ILMxLAB, no soluciona esto a pesar de que tiene la premisa más propicia para lograrlo: contar tramas pequeñas y paralelas, que llevan a los jugadores al borde la galaxia, basándose en Star Wars: Galaxy’s Edge, una atracción de los parques de atracciones de Disney.
Aquí nos ponemos en la piel de un reparador de droides, un mindundi que trabaja en un carguero bajo las órdenes de un androide. En plena comprobación de una carga que debía entregarse a otra nave sobre la órbita de Batuu, los piratas conocidos como Guavianos Letales asaltan el vehículo y nos vemos obligados a huir al planeta en una cápsula de escape.
Así arranca una aventura que nos llevará por un puñado de escenarios de Batuu buscando el cargamento perdido y donde el punto central son los combates y la resolución de pequeños y sencillísimos puzles o mecanismos.
Un shooter con buena base, pero poca maestría
Los enfrentamientos nos dan una de cal y otra de arena. Por un lado, los niveles están planteados de manera muy vertical y con muchas coberturas que nos obligarán a arrodillarnos en nuestra habitación para que las balas de los bláster enemigos no nos den en la cocorota. Además, contamos con varios artilugios que son divertidos de usar: droides esféricos voladores que disparan automáticamente a nuestros enemigos o se lanzan contra ellos, granadas y tres tipos de armas que se deterioran con el uso, por lo que constantemente tenemos que estar rapiñando las de los enemigos o las que encontramos en contenedores bloqueados repartidos por el escenario.
Por otro lado, la gestión del inventario es un tanto obtusa y puede llevar a situaciones muy frustrantes en medio de los combates. Aunque tenemos dos cartucheras en las piernas, no podemos guardar armas en el inventario, así que normalmente llevaremos una en cada mano. Cuando nos toque curarnos (algo bastante frecuente en dificultad normal) tendremos que soltar una para coger la cura de gas que podemos guardar en la muñeca. El problema aquí son las imprecisiones: quizá al soltar un arma no podamos recuperarla porque se ha bugeado con el suelo, y coger la que tengamos en la cartuchera mientras estamos agachados puede ser un engorro porque el sistema no siempre reconoce bien que tenemos la mano a la altura del arma guardada. Nos hemos visto en más de una situación en la que nos habría venido bien coger una granada o un dron del inventario, pero por evitarnos el engorro de coger y soltar armas, no lo hemos hecho y hemos jugado sobre seguro.
Además, la inteligencia artificial es muy limitada y los tipos de enemigos muy poco variados: algunas criaturas de Batuu con patrones de ataque muy predecibles, piratas y un par de droides de distinto tipo. Lo más habitual es que se escondan en coberturas disparando de cuando en cuando y que no cambien de posición hasta que están lo suficientemente cerca para matarlos de un escopetazo, pero esa tontuna la compensan con que sus disparos nos pueden bajar la barra de vida muy rápido si nos descuidamos un momento (hay enfrentamientos concretos que por la disposición de los enemigos se pueden hacer un poco cuesta arriba en dificultad normal). En general, aunque los primeros combates son entretenidos por el simple hecho de que un shooter en realidad virtual es divertido per se, se hace repetitivo muy rápido, al igual que la parte de los puzles.
Si hay algo más satisfactorio en realidad virtual que el sentirte en medio de un combate en el que te tienes que agachar, asomar e interactuar de forma realista con las armas es el trastear con mecanismos y cacharros de distinto tipo. Y aquí eso lo hacemos mucho, principalmente para abrir contenedores y para piratear puertas. La protagonista aquí es una herramienta que tiene tres modos: destornillador, soplete y electricidad. Aunque parezca una nimiedad, es realmente satisfactorio abrir un contenedor de armas de modo que con una mano estamos, por ejemplo, activando una palanca, y con la otra dando energía al sistema. Pero cuando hemos hecho lo mismo cuarenta veces, obviamente, es menos divertido. El problema está en que los distintos tipos de puzles los vemos en los primeros minutos de juego y después se repiten una y otra vez.
Batuu: un planeta inerte para una historia vacía
Tampoco ayuda a amenizar la experiencia el hecho de que los escenarios están prácticamente vacíos más allá de los enemigos: Batuu se representa aquí como un planeta inerte y lineal, con un diseño de escenarios que parece sacado de un juego de disparos sobre raíles en el que de repente han permitido que nos movamos con libertad. Del movimiento, eso sí, no tenemos queja gracias a todas las opciones de configuración: podemos usar el teletransporte o el movimiento libre (este último nos ha mareado un poco), elegir jugar de pie o sentados, e incluso la altura del cuerpo, la profundidad del torso y otros elementos de la experiencia; es un juego modelable y accesible dentro de las limitaciones de la realidad virtual.
Sin embargo, no es en lo jugable donde nos ha decepcionado este Tales from the Galaxy’s Edge, pues un gameplay simplemente decente podría haber sustentado una historia interesante. El problema es que toda la trama, que podéis completar en unas tres horas y media (algo menos si jugáis en fácil), se siente como una preparación para algo más importante, como un tutorial; hasta el punto de que, cuando creíamos que iba a empezar el argumento de verdad, aparecieron los títulos de crédito. Al desarrollo de la historia en sí tampoco le faltan problemas más propios de un estudio novato en la realidad virtual que de unos experimentados como ILMxLAB, como el tenernos durante varios minutos escuchando una conversación parados. Y es que demuestran dentro del propio juego que sí saben contar historias en VR: tras terminar una misión secundaria después de completar la aventura jugamos una escena mucho más interesante por lo que cuenta y por su importancia para el universo Star Wars que toda la aventura principal; aunque tampoco le falten problemas de desarrollo y de gameplay. Nos parece absurdo que esa trama se haya relegado a algo secundario que muchos jugadores ni verán.
Espectacular por momentos, mediocre en ocasiones
Donde no se ha reparado en gastos es precisamente en lo que vemos. Es cierto que los escenarios no son nada del otro mundo, que las texturas de los entornos son algo pobres (aunque recordemos que estamos hablando de un juego para Oculus Quest; hay limitaciones en lo que puede hacer un casco todo en uno) y que las animaciones de enemigos y criaturas de Batuu parecen de hace tres generaciones de consolas. Pero nos hemos quedado boquiabiertos por momentos con el detalle que tienen los personajes principales, en cómo se ha recreado cada arma (aunque hay pocas), en cómo se ha puesto atención a detallitos como el líquido que se mueve dentro de esas dosis de curación gaseosa. En lo sonoro ofrece los mismos claroscuros: los efectos de sonido de las armas, de las explosiones o de los rayos láser no son nada del otro mundo, ni tampoco la ambientación está bien resuelta, pero la banda sonora y el doblaje en inglés son dignos de la saga. Eso sí, aquí hay bastantes conversaciones, y leer subtítulos en español en realidad virtual es mucho más molesto que hacerlo en un televisor o en un monitor.
Conclusión
Un shooter del montón dentro de la realidad virtual, con niveles muy lineales, enemigos que se repiten hasta la extenuación y con una ambientación poco interesante que podría haberse sostenido si su historia hubiera sacado provecho del universo Star Wars. Lamentablemente, la conclusión llega cuando parece que la trama va a arrancar y se relega a misión secundaria un argumento mucho más interesante que el principal. Es inevitable percibir este Tales from the Galaxy’s Edge (al menos, el contenido actual, ya que a lo largo de los próximos meses se irán introduciendo más historias) como una oportunidad desperdiciada que, aun así, a los fans acérrimos de la saga les puede resultar entretenido. Para ponerlo en perspectiva: si los últimos juegos para consolas de Star Wars fueran Clone Wars, este título serían los episodios protagonizados por R2D2 y C3PO.
Hemos realizado este análisis en Oculus Quest 2 gracias a una versión review ofrecida por Hill+Knowlton Strategies.