Análisis de Slain! (PC, PS4, PSVITA, Switch, Xbox One)
Gracias a los videojuegos indies estamos pudiendo disfrutar de títulos que de otra manera nunca hubiesen tenido una oportunidad, ya sea por el género al que pertenecen o por hacer gala de una idea muy arriesgada en la que ninguna editora quiere invertir. Un buen ejemplo del primer caso lo tendríamos en Slain!, un juego que desprende aroma clásico por los cuatro costados en su propuesta jugable, permitiéndonos disfrutar de una aventura puramente arcade y sin muchas complicaciones que nos ha devuelto por momentos a la época de los primeros Castlevania y Ghost'N Goblins, aunque por desgracia, la experiencia no ha sido tan satisfactoria como nos hubiera gustado.
Plataformas y acción a ritmo de heavy metal
Lo primero que hay que decir es que estamos ante un juego de plataformas en 2D con muchísimas dosis de acción, en el que nuestro único objetivo será superar pantallas completamente lineales y sin apenas exploración en las que tendremos que hacer frente a enemigos y trampas de todo tipo que se empeñarán en entorpecer nuestro avance.
Estos niveles suelen dividirse como en dos tipos de "fases" distintas: las de campo y las torres. Las primeras son las más simples y no tendremos más que ir de izquierda a derecho masacrando monstruos, esquivando trampas y saltando los abismos que nos encontremos.
Son sin duda las más aburridas y las menos trabajadas, ya que todas son muy parecidas entre sí y su diseño no es especialmente brillante.
Por otra parte tenemos las torres, donde se nos da un poco más de libertad para explorar y proponernos pequeños "puzles" (por llamarlos de algún modo) en los que nos las tendremos que apañar para activar interruptores que abran puertas, movilicen plataformas, etcétera. Si en las fases de campo los combates son los que más predominan, aquí el protagonismo pasan a tenerlo los momentos plataformeros, lo que no quiere decir que no vayamos a tener que combatir mucho, dando como resultado unos niveles más equilibrados e interesantes de jugar.
El diseño de niveles, en general, no es ninguna maravilla, aunque este es un problema que nos ha parecido incluso secundario considerando la gravedad del resto de errores con los que nos hemos encontrado. Para empezar, os recomendamos no comprarlo a menos que tengáis un mando para jugar, ya que el soporte para teclado es lamentable.
No solo los controles son incómodos, sino que no podemos ni configurarlos adecuadamente y existe un retraso tremendo entre las órdenes que introducimos y la ejecución de las mismas por parte de nuestro personaje, llegando al punto de resultar prácticamente injugable. De hecho, estos problemas van a más cuando nos damos cuenta de que este retraso hace complicado incluso el navegar por los menús y que no existe la opción de abrirlo cuando estamos en mitad de una partida, obligándonos a tirar de Alt y F4 para cerrar el programa.
Por suerte, al usar un mando la mayoría de lo aquí comentado desaparece, aunque todavía queda algo de retardo en los menús y en la realización de ciertas acciones después de caer a tierra tras dar un salto o recibir el ataque de un proyectil, aunque por lo general se deja jugar correctamente.
Las posibilidades de nuestro personaje son extremadamente básicas y se resumen en un botón de ataque para encadenar tres o cuatro golpes en forma de combo, un movimiento fuerte para decapitar a nuestros rivales cuando les queda poca vida, una esquiva hacia atrás, el imprescindible salto y un proyectil que nos consume parte de nuestras reservas de magia.
Con estas herramientas seremos capaces de pasarnos toda la aventura desde el principio hasta el final, por lo que se echa de menos cierto sentido de progresión o algún movimiento más, ya que la sensación de aburrimiento y tedio no tarda demasiado en aparecer. Es un juego al que le cuesta mucho plantear situaciones jugables únicas y nuevas (aunque hay alguna que otra sorpresa en este sentido), por lo que la mayor distinción que veremos entre niveles serán los escenarios y los enemigos a los que nos enfrentaremos, y estos últimos no consiguen ofrecer un reto diferente y que nos haga replantearnos nuestras estrategias debido a lo limitadísimo que está el sistema de combate del juego.
La mayor parte del tiempo nos dedicaremos a aporrear el botón de ataque para provocar que nuestros enemigos queden aturdidos durante un milisegundo con cada uno de nuestros golpes, evitando así que puedan reaccionar, aunque a veces esto no termina de funcionar y nos comeremos más de un contraataque. Lo malo es que no hay mucha más variedad de estrategias de combate, y a menos que tengamos magia para lanzar proyectiles y asegurarnos de mantener las distancias, este será nuestro principal recurso, exceptuando los jefes, donde sí que tendremos que calcular con cuidado los momentos en los que pasamos al ataque y en los que defendemos, ya que cuentan con unos patrones mucho más definidos.
Donde sí que no podemos ponerle ninguna pega al juego es en su apartado gráfico. Haciendo uso de un estilo retro pixel art, Slain! nos ofrece unos fondos góticos recargadísimos, muy variados, repletos de detalles y con mucha vida que hacen que sea todo un espectáculo verlo. Todo esto también se puede aplicar a los sprites de los personajes y enemigos, brillando con luz propia cuando los jefes entran en acción. Algunas animaciones no nos han terminado de convencer del todo, pero por lo general es un regalo para la vista a poco que te guste el estilo por el que se ha apostado.
El sonido también mantiene un buen nivel, con una banda sonora muy cañera y "metalera" que encaja bastante bien con lo que vemos en pantalla, aunque no es demasiado variada y puede llegar a hacerse un tanto cargante con el paso de las horas. Además, el volumen de los efectos no está demasiado bien medido e incluso subiéndolos al máximo se escuchan demasiado bajos, aunque al menos son de calidad. El doblaje es inexistente, por lo que no esperéis escuchar voces de ningún tipo más allá de alguna que otra exclamación.
Conclusiones
Slain! es un juego que tenía potencial para haber llegado mucho más lejos, pero problemas como su flojo diseño de niveles o la pobre respuesta de sus controles, hacen que al final se haya quedado en un título que solo destaca en su apartado técnico. De todos modos, si os apetece una aventura con sabor clásico y muy arcade que os recuerde aquellos tiempos en los que todo era mucho más simple, aquí tenéis una opción de compra lo suficientemente interesante como para echarle un vistazo.
Hemos analizado este juego gracias a un código de descarga que nos ha proporcionado Wolf Brew Games.