Análisis de Oxenfree (PC, Switch, PS4, Xbox One)
El mundo de las aventuras gráficas es un espacio muy interesante, pero lleno de inconsistencias. Por un lado nos encontramos a los jugadores hardcore de toda la vida, los que se criaron con King Quest, Maniac Mansion o las grandes aventuras de Indiana Jones, sin olvidar jamás los títulos de Monkey Island, y por otro lado nos encontramos con los jugadores más jóvenes u ocasionales que consideran que el camino a seguir empieza por The Walking Dead o el resto de aventuras episódicas de Telltale Games, y acaba en juegos como los de Quantic Dream, con Fahrenheit y Heavy Rain a la cabeza.
A la hora de hablar de aventuras es necesario echar un poco la vista atrás, y ver que además de aventuras gráficas point & click, también aparecieron por un lado las aventuras conversacionales (que actualmente tienen un hueco con juegos como Lifeline, One Red Button u otras con más enjundia como 80 days o Lobo Solitario), como las videoaventuras en las que controlamos al personaje directamente, como la saga Dizzy, los títulos de Microgen, y actualmente podemos hablar también de juegos como The Cave, o incluso este que nos ocupa.
Toda esta disquisición para deciros que Oxenfree, uno de los juegos independientes que más revuelo ha levantado en este comienzo de año, es un aventura (algo incuestionable en cuanto os explique de qué va la historia de estos personajes), pero resulta difícil encajarla en algún espacio conocido dentro de los parámetros clásicos del videojuego, ya sea porque no es una aventura gráfica al uso, pero tampoco tiene tantos saltos (aunque los tiene) como para considerarlo una aventura con plataformas o algo parecido.
La historia de Oxenfree, como desarrollo, tiene su interés porque sus creadores, los novísimos Night School Studio, vienen de dos estudios "tan poco conocidos" como Disney y Telltale Games. De hecho, este juego está apadrinado por Skybound Studios, con Robert Kirkman a la cabeza, que para quien esté un poco despistado es el padre de The Walking Dead, y de hecho planean construir a su alrededor una serie y una película.
Por todos estos motivos, y su reciente nominación a los Independent Game Festival 2016 como mejor apartado visual, es normal que haya cierto interés en jugar a este juego, al menos por parte de los aficionados anglosajones, porque ya os advertimos que Oxenfree es un juego que sin dominar el inglés (no vale entenderlo a secas) os va a resultar no imposible, pero sí que no vais a disfrutar la experiencia completa.
El motivo de esto es la propia mecánica del juego. Oxenfree pone de protagonista a Alex, una miembro de un grupo de estudiantes del instituto que se disponen a disfrutar de una agradable velada en las playas de la isla Edwards, en el norte del Pacífico. Ya durante el ferry que se dirige hacia la isla, y que sirve de introducción al juego, observamos cómo funciona esta mecánica básica, y es tan sencilla como que las conversaciones entre los otros personajes las podemos ver en cualquier momento, y de vez en cuando intervenir.
Cuando podemos intervenir aparecen en forma de bocadillo alrededor de Alex hasta tres respuestas posibles, las cuales podemos accionar acorde a lo que estamos viendo, correspondiente a la posición de los botones del mando, lo que es realmente intuitivo y muy práctico. Pero no tenemos demasiado tiempo para responder, de manera que tendremos que, rápidamente, entender de qué va el tema, y responder para poder influir en lo que ocurra, porque de otra manera la conversación seguirá, y nuestra respuesta habrá sido el silencio.
Este sistema de conversaciones que nos parece fantástico y muy acertado, tiene por inconveniente que todo está en inglés, y es casi mejor entender las conversaciones al vuelo, vía voz, que leerlas, de manera que podemos tener los ojos centrados en las respuestas y los oídos en las charlas. Se suceden de manera constante a lo largo del juego, y hay tal cantidad (y calidad) que si no estamos atentos nos perderemos bastante jugo del título.
Esta cantidad de conversación tan elevada tiene cierto sentido en el momento en que sabemos que Oxenfree no sólo trata las aventuras de este grupo de amigos, sino que también trata, y de manera muy intensa, sus relaciones, tanto de manera interna como externa. El grupo de compañeros, además de Alex, se compone de Jonas, que es su hermanastro, Ren, el mejor amigo de Alex, Nona, la novia de Ren, y Clarissa, la ex novia del hermano de Alex, el cual murió recientemente. Cada uno de ellos tiene, como cualquier estudiante de instituto que se precie, mucho en su cabeza por sí mismo, pero además hay ciertas interacciones con el resto de personajes, de manera que algunos se llevan mejor que otros entre ellos. Según nuestras respuestas en las conversaciones podemos influir en estas relaciones, y al final, en cómo funciona la aventura.
Porque esta es la segunda parte importante del juego, la aventura. Una vez llegamos a la isla y estamos, tranquilamente, bebiendo y disfrutando de la compañía de nuestros amigos, a uno de ellos se le ocurre ponerse a investigar una cueva cercana. Nosotros, armados de una radio, decidimos acompañarle, y ahí acabamos encontrando ciertos elementos sobrenaturales que no quiero desvelar para no quitar la sorpresa, pero os aseguramos que pasa de todo.
A pesar de que en imágenes podéis creer que Oxenfree es un juego bidimensional, lo cierto es que casi todos los escenarios tienen profundidad, de manera que es realmente un juego tridimensional en el cual se ha dejado fija la cámara para dar la impresión de juego de scroll lateral. Esta cámara sólo se verá interrumpida en el momento en que aparezcan imágenes fijas, por ejemplo, cuando hagan una foto de un suceso que haya ocurrido. Por lo demás, más allá de un zoom que nos permita ver más espacio o más detalle, el juego siempre mantiene una visión lateral que, por otro lado, es bastante original y agradecida.
No podemos dejar de lado los puzles. No hay demasiados, y de hecho no son especialmente difíciles, pero existen, y se basan básicamente en el uso de objetos, especialmente la radio, y en nuestras elecciones a la hora de tomar decisiones. Nada que pueda frustrar a nadie, pero ahí están para que nadie pueda decir que no los tienen.
Visualmente, como ya habéis visto en la introducción, es un juego destacable. Primero, porque usa esa estética de películas de los 80 con gran acierto, sin caer en lo retro excesivamente, sino con las posibilidades actuales, aunque en ningún momento pone en aprieto los circuitos de la máquina donde se ejecuta. Por otro lado, los escenarios y situaciones por las que pasan los protagonistas son realmente bonitos en muchos casos, y su tratamiento visual, con los efectos correctos en los momentos especiales, es memorablemente brillante.
Lo mismo podemos decir del audio, que tiene una música fantástica, y durante todo el juego estamos oyendo, sin parar, las voces de los protagonistas. Eso sí, como ya os hemos dicho anteriormente, el juego está totalmente en inglés, y la única concesión actual es la aparición de subtítulos… también en inglés.
Conclusiones
Oxenfree es un juego que se puede superar, sin demasiadas dificultades, en unas tres horas, pero que tiene bastantes finales diferentes, y muchísimas decisiones a tomar. Es un juego muy interesante tanto desde el punto de vista jugable, como por la historia que cuenta y cómo la muestra en pantalla. Por desgracia nos hemos encontrado demasiados errores, como puntos de interacción que no funcionan, personajes cuya inteligencia artificial les falla y no realizan las acciones que tienen que deberían llevar a cabo, o sencillamente momentos de la historia que no se activan. Todos estos fallos tienen la misma solución (apagar el juego y volver a encenderlo), pero teniendo en cuenta que se guarda el juego automáticamente en cada trozo de éste, puede darse el caso que tengamos que esperar un poco de tiempo hasta que lleguemos al momento en el que tuvimos el error.
A pesar de estos fallos es un juego interesante, y un punto de partida para Night Club Studio muy a tener en cuenta. Si queréis adquirirlo tiene una edición coleccionista muy recomendable, pero algo cara.
El juego ha sido analizado en su versión para Xbox One gracias a un código que nos ha enviado Fortyseven Communications.