Análisis de King Lucas (PC, Switch)
Es posible que el nombre de Devilish Games no os suene demasiado. Pero llevan ya una mayoría de edad con nosotros, de unas u otras maneras. Los lectores de la revista Divmanía, si queda alguno entre nosotros, los recordarán porque eran unos de los creadores más laureados en los concursos de esa revista, en la que se labraron un prestigio usando el Game Maker patrio.
Posteriormente dieron el salto a móvil y a la profesionalización, lo que para la supervivencia acabó consistiendo en lanzar un montón de juegos para marcas (especialmente Famosa), pero también apariciones constantes en los distintos premios y eventos nacionales (como Furfur and Nublo 2, Lost on the Lost Planet en Gamelab, Sonoro TV en Premios Desarrollador_Es, o Popochi en Art Futura, entre muchos otros) con sus juegos independientes.
A pesar de todo, en todo este tiempo no habían dado aún el salto a ninguna de las plataformas digitales tradicionales de jugones (aparte de las que podemos encontrar en los móviles). Tras mucho ahorrar, han conseguido crear un juego (que llevamos viendo desde 2012) que consideran lo suficientemente bueno como para dar el salto al jugador medio, esta vez a través de Steam.
King Lucas es un juego de plataformas puro, realizado con gran humor y buscando contentar a los jugadores actuales. Lo primero que tenemos que hacer es configurar a nuestro avatar, pero hay que decir que las posibilidades son bastante escasas. Ojos, cejas, boca, nariz y color de piel, ni género, ni ningún extra, y sobre todo, nada de esto se refleja en el juego, es algo meramente cosmético pensado en el multijugador, del que hablaremos posteriormente.
Una vez ya sepamos la cara que tiene el caballero, nos encontramos con una historia divertida que tenemos que desenredar. Nuestro caballero pasa alegremente cerca de un castillo, y un rey le dice que si le ayuda a encontrar una de sus hijas le dará una recompensa. Canino como está, acepta, y se encuentra con que el castillo está dividido en salas, cada una de esas salas llena de peligros, y en una de ellas se encuentra la princesa.
Esa es la base de King Lucas, un juego "semi procedural", ya que realmente cuenta con 1223 habitaciones diseñadas por los desarrolladores de Devilish Games, las cuales se juntan de manera más o menos aleatoria cada vez que empezamos partida, entramos en un nuevo castillo o jugamos una partida multijugador. Hay que decir que si bien al principio estas salas nos pueden parecer bastante difíciles, una vez le cogemos el tranquillo al salto (muy fiable), a las rutinas de los enemigos, y a las maneras de acabar con ellos, además de algunas trampas como los pinchos o las bolas de fuego, será bastante más complicado que nos derroten.
Ésta es, seguramente, uno de los fallos que le encontramos a King Lucas. Cuesta relativamente poco destripar sus secretos, y a pesar de ser muy divertido tanto por su historia como por la manera de avanzar (todo funciona muy bien), la sensación de reto es menor que la de avance, que sí se encuentra claramente al ver como nuestro capital se va incrementando conforme vamos encontrando princesas (u otros personajes) , y gracias a él podemos adquirir nuevos ítems.
Tanto la adquisición de ítems como la historia se encuentran ligados a dos personajes clave en ésta: el herrero y la bruja. La historia, que como ya hemos comentado antes es realmente divertida, acaba convirtiendo a estos personajes en claves, y por ellos pasaremos para conseguir nuevos escudos (lo que nos otorga más vida), armas, pociones, llaves o un par de los ítems más importantes: la brújula y la bola de cristal. Gracias a ellos el avance es mucho más fácil, y de hecho hasta los jefes nos resultan bastante sencillos, a pesar de que las armas tienen una resistencia limitada y si nos quedamos sin ninguna tendremos que apañarnos con la espada pequeña, de poco alcance y poco daño. La brújula, que por cierto se gasta con el tiempo, nos indica dónde está la princesa, y de esa manera podemos evitar vagabundear innecesariamente por las habitaciones que no tocan. La bola de cristal, en cambio, nos indica cuántas habitaciones nos quedan para poder encontrar a la princesa, y mezclando los dos ítems nos resultará más cómodo encontrar al personaje que busquemos.
De hecho, el multijugador hasta para 16 usuarios, que es uno de los puntos fuertes del juego, sería mucho más interesante si dieran a los usuarios una pista de hacia dónde ir en lugar de confiar en la suerte. Y es que gana quien consigue llegar antes a quien tengamos que rescatar, pero puede estar en cualquier habitación, de manera que sin una guía que nos indique, al menos, por donde tenemos que ir al principio de la partida, da una sensación de caos bastante notable.
Por otro lado, hay que agradecer el mimo puesto a los niveles, ya que aunque algunos son relativamente sencillos, otros llegan a tener secretos, maneras de ser solucionados, enlaces con otros niveles, homenajes a otros juegos, y bastante detalles que explican que Devilish Games haya gastado tanto tiempo de desarrollo en finalizar este juego.
Otro de los puntos que son complicados de entender de este juego es el artístico. Y es que nos encontramos ante un juego de inspiración retro algo particular, que en lugar de usar la típica estética pixel art, o incluso la paleta de colores de la Nintendo Entertainment System, han preferido coger la esencia y llevarla a los modos actuales (lo que implica cierta simplicidad visual). De hecho, han dejado un artículo con la creación en Gamasutra que lo explica bastante bien. Así, el resultado final es simpático y claro, pero en ocasiones nos puede parecer excesivamente simple, como la animación del herrero al dejarnos pasar por la puerta, o el abuso de los cambios en la paleta de colores para "crear" nuevos enemigos.
En cambio, a nivel sonoro hay que felicitar al creador (Elio Ferrán, también el guionista y el encargado de las relaciones públicas de la empresa) por unas partituras algo épicas y pegadizas. Será normal que tras una partida a King Lucas sigamos tarareando las melodías, lo que es sinónimo de cierta calidad. El resto de efectos de sonido también funcionan bien, aunque no destacan en exceso.
Conclusiones
King Lucas es un juego interesante y adictivo, pero por desgracia lo va a tener difícil para llamar la atención al jugador medio. Visualmente, sin estar mal, no acaba de congeniar con los gustos actuales, y la temática tampoco es especialmente rompedora. Pero si le damos una oportunidad encontraremos un juego con muchas sorpresas, mucho humor, y un montón de oportunidades para poner nuestra habilidad a prueba.
Este juego se ha podido analizar gracias a un código proporcionado por Devilish Games.