Análisis de Darkspore (PC)
Si algo no termina de funcionar, no te preocupes: siempre podrás aprovechar aquello bueno e interesante del concepto original, y mezclarlo y adaptarlo de nuevo. A veces, incluso es más provechoso rehacer el producto entero, buscando aquello en lo que podría fallar e intentar salir de ahí, adentrándose en nuevos caminos y posibilidades lo más alejadas del error. Spore, el original simulador de vida de Maxis, fue una propuesta tan arriesgada, como imposible de llevar a cabo. Lo tenía todo: un planteamiento genial, un sistema jugable sólido y un montón de ideas tan originales como dificultosas de llevar a la práctica. Y es que, el principal fallo de Spore, es que las virtudes quedaban opacadas ante lo grandioso de la apuesta. Todo lo bueno de aquél juego se quedaba diluido tras unas pocas horas de juego, como si lo más destacable del videojuego de Maxis fueran sus primeras horas. Electronic Arts apostó firmemente por el juego y su potencial, y la campaña de publicidad, así como las adaptaciones a las consolas de Nintendo, no tardaron en llegar. Quizás no gozaron de la acogida esperada, pero intentaron llevar lo mejor de Spore a todas las personas posibles.
Cuando tienes una franquicia fuerte, buena y con un futuro prometedor, es obvio que quieras explotarla o rentabilizarla al máximo. Sobre todo si hablamos de un juego con un desarrollo tan largo y costoso como el de Spore. Hacer una secuela directa implica un gasto extra, más si tenemos en cuenta lo tortuoso y colosal de la temática en la que se basa Spore. Incluir novedades y mejoras en un sistema jugable tan complejo, podría retrasar la salida de ese hipotético título más tiempo de lo deseado. Por ello, cuando se anunció Darkspore, muchos tenían claro de que se trataba de un spin-off o sucedáneo, más que de una secuela propiamente dicha. Darkspore tiene muy poco o casi nada que ver con el juego original. Apenas toma unos pocos elementos jugables del simulador de Maxis, adaptándolos y mejorándolos para su propio interés jugable. ¿Funcionará? ¿Merece la pena? Descúbrelo.
Un punto de partida similar. Dos jugabilidades diferentes
Darkspore comparte un punto de partida muy similar al de Spore, pero en la práctica, casi nada tiene que ver el uno con el otro. Donde antes primaba la simulación y la estrategia, aquí lo hace la acción más pura y directa. Darkspore sigue una pequeña línea argumental, que no es ni más ni menos que una simple excusa para hacernos avanzar y dar coherencia al juego, pero que sirve de manera troncal y ambienta el videojuego de la mejor manera. Según la historia de Darkspore, al principio de los tiempos, existían los Crogenitores, una raza alienígena sabia e inteligente, que desarrollaron importantes avances en la tecnología de la modificación del ADN. Dichos cambios, reunidos en una tecnología biológica llamada e-ADN, permitían unir, modificar y cambiar el ADN original de cualquier tipo de especie en la galaxia. La sustancia, aunque maravillosa, traía graves consecuencias. Las criaturas que habían sido modificadas genéticamente, se acaban volviendo peligrosas e irascibles, convirtiéndose en peligrosos mutantes malvados. Dichos seres, se acabaron extendiendo por la galaxia y el universo, reproduciéndose y manteniendo el aminoácido original que los volvió malvados: el Darkspore. Para intentar controlar la infección y las mutaciones, Los Crogenitores crearán un grupo compuesto por las más perfectas y eficientes criaturas para poner a raya al peligroso virus oscuro, y así mantener la paz y la vida en todo el universo conocido.
Como podéis imaginar, es el típico argumento base para el consabido juego de rol de turno. Y es que Darkspore, es en gran parte, un juego de rol. Su planteamiento jugable no lo aleja mucho de los consabidos action RPG (ARPG), que son más directos y rápidos que los típicos juegos de magia y espada más clásicos y pausados. Darkspore nos pondrá en la piel de uno de los últimos Crogenitores, que deberá crear grupos de hasta tres héroes o criaturas, para combatir la infección del ADN oscuro que está asolando el universo. No es tarea sencilla, pero para ello, tendremos la disponibilidad de un maravilloso menú de personalización y modificación, pero que, para desgracia de todos, poco o nada tiene que ver con el original.
Darkspore apuesta por los tipos genéticos y las clases de personajes, en un sistema muchísimo más encorsetado que el del Spore original. Nuestro escuadrones de héroes podrán formar grupo de hasta tres integrantes. Tendremos hasta 5 tipos genéticos diferentes y tres clases distintas de personajes o criaturas, así como las variantes genéticas (Alpha, Beta, Gamma y Delta), que servirán de revulsivo una vez hayamos llegado hasta cierta parte del juego. Los tipos genéticos es la forma en la que está basada su ADN y la clase, hace referencia a la forma de luchar o combatir en el campo de batalla. Depende de la combinación que hagamos con estos dos parámetros, nuestra creación se comportará de una forma u otra. Habrá clases más guerreras y resistentes, otras expertas en el combate a distancia y otras en especialistas en atacar sigilosamente y de manera rápida.
Incluso una vez descubramos a determinados héroes, podremos ver cómo incluso algunos pueden desatar poderes tan extraños y potentes como el control del espacio y el tiempo o la naturaleza. Al no existir un editor libre, nos veremos extremadamente limitados a la hora de crear o elegir nuestros héroes. Podemos disponer de hasta 100 héroes diferentes en función de sus variaciones genéticas pero, ¿para qué erradicar del código del juego un editor que podría haber sido muy disfrutable en un título de estas características? No lo sabemos. Ni lo entendemos. Sí, es divertido ir probando nuevas partes y elementos, así como texturas o aspectos a las diferentes criaturas, pero no es, ni por asomo, comparable a crear una con una serie de parámetros solo limitados por el poder de nuestra imaginación.
Una vez hayamos elegido a nuestro grupo (se nos pedirá que formemos un trío de salvadores antes de cada misión), pasaremos al juego propiamente dicho. A través de los menús (que se localizan en la nave espacial de uno de los últimos Crogenitores), viajaremos a diferentes planetas, donde deberemos superar los diferentes mapas y fases para desbloquear los siguientes y próximos, y así, seguir avanzando. Una vez superemos un nivel, se nos dará una recompensa (en forma de puntos y objetos para nuestros bichos), que podemos invertir en nuevas partes para nuestros héroes alienígenas o con las que aumentar nuestro nivel de Crogenitor. A mayor dificultad, mayor recompensa. Y así sucesivamente.
La estructura es bastante vertical, dándose al jugador la información de cada enemigo de la zona, así como los niveles de experiencia recomendados. Así pues, será bastante fácil no cometer errores a la hora de escoger nuestro grupo de héroes, ya que en todo momento, se nos dará una cierta guía antes de enfrentarnos a las diversas criaturas infectadas con el Darkspore. Ya hemos hablado de los diferentes tipos de héroes que podemos usar, y es que, aquí (aparte del modo multijugador cooperativo del que hablaremos un poco más adelante) es esencial saber a qué clase de criaturas vamos a enfrentarnos y contra las que vamos a combatir. Obviamente, cada enemigo también procederá de una clase en concreto, y es absolutamente recomendable elegir una "contraria" (por así decirlo) que pueda causarle el máximo daño posible Por ejemplo, si sabemos que nuestro enemigo es un bicho perteneciente a la clase "Bio", no será muy lógico usar un conjunto de héroes con dicha característica genética, y si lo será, por ejemplo, apostar por los de la familia "Plasma" y sus rayos o lanzallamas. Los que hayáis jugado a cualquier juego de rol del estilo (o incluso a Pokémon) lo entenderéis a la primera.
Los modos multijugador también andan algo desaprovechados en un título de estas características. Lo que podría haber sido una vorágine de criaturas luchando por diversos mapas los unos contra los otros, ha acabado reducido a unas simples partidas multijugador cooperativas, aderezadas con unos combates sosos y muy poco acertados. Da la impresión de que Maxis no tiene claro que hacer con su título a la hora de enfocarlo a internet, y se han visto obligados a incluir un par de modos que no tienen ningún tipo de aliciente para el jugador que disfrute con este tipo de opciones.
El aspecto técnico de Darkspore es casi de sobresaliente, si tenemos en cuenta su género y sus posibilidades. El contar con un catálogo lleno de criaturas tan diferentes, con tantos modelados distintos, y con una cantidad de texturas abrumadora, dice mucho de la imaginación imperante en Maxis en este aspecto. Podremos tirarnos horas mejorando a nuestros héroes, probando diversos tipos de piel o apariencias, y eso, es un trabajo loable en cuanto a programación y diseño. Eso sí, un tirón de orejas a la ambientación. Una vez basas tu juego en un tipo de jugabilidad, donde las fases son el principal escenario de tu título, tienes que hacerlas atractivas, variadas, con diferentes ambientaciones. Darkspore ofrece varios planetas y sistemas distintos, pero su limitado número de apariencias, acaba pasándole factura al juego, que por momentos, se hace bastante repetitivo. Es un juego completo en el plano audiovisual, está claro, pero que podría haber volado mucho más lejos de querer sus creadores.
Conclusiones finales
Darkspore tiene la difícil tarea de pelear y luchar contra su propio padre. Es la historia del hijo que debe ser distinto a su padre, pero que al hacerlo, acaba haciéndole daño a la herencia de su progenitor. De hecho, Darkspore, apenas tiene relación con su juego paterno, ya que solo toma prestados algunos conceptos de aquél, y los usa y adapta a su particular manera. Y ojo, no es fácil. No es fácil ponerse delante de este más que notable Darkspore, porque es inevitable pensar, que tristemente, jamás volvamos a ver una secuela "real" del conocido simulador evolutivo de Maxis. No es un mal juego, lo queremos dejar claro. Es un título divertido, muy completo y lleno de opciones muy curiosas y entretenidas. Es simple en su planteamiento, pero quizás, eso sea lo mejor con respecto a su antecesor: sabe lo que quiere ser desde el primer momento en el que nos ponemos delante de la pantalla. Más que suficiente. Pero todo aquél que busque un pasado común con el anterior juego de la franquicia, quizás deberían mirar hacia otro lado. Los tiempos han mutado el ADN de Spore, y para bien o para mal, ya no es el mismo juego. Quizás nunca lo sea.