Análisis de Tomodachi Life (Nintendo 3DS)
Desde los tiempos de las consolas de 16 bits, muchos hemos mirado con envidia un montón de juegos japoneses que nunca llegaban a Occidente, y aunque con el salto a los 32 y 128 bits nos fueron llegando cada vez más "japonesadas", siempre muchos títulos nipones se han quedado por el camino, al pensar las distribuidoras que nos les saldría rentable traerlos a Europa y América. Gracias a la distribución digital, una de las mejores novedades en el mundo de los videojuegos en los últimos años -y aun así un formato demonizado por muchos-, cada vez llegan más títulos extravagantes o extraños que hace unos años hubiera sido imposible oler en Occidente.
Un buen ejemplo de esto está siendo Nintendo 3DS, que a través de su tienda digital, la eShop, nos está brindando una enorme variedad de juegos japoneses bastante raritos y peculiares, para disfrute de los amantes de la cultura nipona. Por tanto la llegada de Tomodachi Collection -Tomodachi Life en Occidente- no nos sorprende demasiado, pero sí lo hace la decidida apuesta de Nintendo por este producto tan peculiar, que incluso ha lanzado tanto en formato físico como digital, y con una excelente y lograda localización.
Ese juego que el año pasado en Japón se ha hinchado a vender, estando en lo más alto de las listas de ventas semana tras semana, y que es una continuación de un título del mismo nombre lanzado en 2009 para Nintendo DS, sumando entre las dos entregas 6 millones de copias vendidas tan solo en Japón, todo un exitazo. Y ¿qué es Tomodachi Life? Pues es complicado decirlo, porque la verdad, nunca habíamos jugado a nada igual, y en el mes que llevamos experimentando con él, todavía nos sigue sorprendiendo lo excéntrica que resulta su propuesta.
Un juego que Nintendo ha calificado como "simulador de amistad", por ponerle una etiqueta, y con el que el recurso que usamos muchas veces, de mencionaros juegos parecidos para que os hagáis una idea, aquí no vale de mucho, ya que se trata de un juego único. Por explicarlo de alguna manera, es una mezcla entre Animal Crossing -la economía es muy importante, ir teniendo cada vez más dinero para comprar mejores objetos- y la parte social de Los Sims, que es la base del programa, las relaciones que se establecen entre los Miis.
Al empezar a jugar a Tomodachi Life lo primero que hay que hacer es crear nuestro propio Mii desde cero con el editor habitual, o importar el que ya tuviéramos hecho en la consola. Aunque hagamos esto, nuestro alter ego todavía no estará completo, ya que nos encontramos ante una especie de Miis 2.0, una evolución con mucha más información que los Miis habituales, como si estos tuvieran alma por primera vez. Por ejemplo ahora tienen voz, y en los ajustes podemos elegir algunas predeterminadas por la edad y el sexo o crearlas personalizadas, lo más divertido. Ajustar la altura, velocidad, calidad, tono, intensidad y entonación, para crear la voz que más nos apetezca, pudiendo realizar algunas muy graciosas, que además oiremos constantemente en todo tipo de situaciones y en perfecto español.
Una vez hecho esto, tenemos que diseñar la personalidad del Mii, eligiendo entre cinco parámetros con ocho niveles distintos: movimiento –más o menos rápido-, forma de hablar –reservada o directa-, grado de expresividad –de muy bajo a muy alto-, carácter –serio o alegre-, y en general es una persona… -desde muy peculiar a muy normal-. Una vez elegidos estos parámetros, la personalidad de nuestro Mii se nos mostrará en un pequeño resumen, un perfil psicológico: persona extrovertida, espontánea e impulsiva, se apunta a un bombardeo, optimista, nerviosa, hace amigos con pasmosa facilidad, etcétera.
A partir de este momento, nos piden que bauticemos la isla en la que se desarrolla la "acción", y supuestamente ya estaremos listos para jugar. Pero como descubriremos, no podemos hacer nada solos, y necesitamos de otros Miis para que Tomodachi Life empiece a ser divertido. La manera de importar Miis son las habituales, o los creamos desde cero, o los cargamos de la memoria de nuestra consola, o los conseguimos mediante códigos QR a través de internet. Familiares, amigos o famosos -hay páginas en internet donde se pueden conseguir-, somos nosotros los que tenemos que diseñar la experiencia a nuestra medida, y tenemos que poner mucho de nuestra parte para que Tomodachi Life sea divertido.
Tomodachi Life es una especie de cajón desastre en el que hay que soltar un montón de Miis -que por algún motivo te hagan gracia o sientas apego- y ver cómo interactúan y empiezan a hacer locuras, sin que tengas tú demasiado control de la situación. De hecho nunca manejas un personaje directamente, solo eliges opciones. Eres una especie de dios que complace sus deseos, les da consejos y cotillea mirando todo lo que están haciendo. Por tanto es mucho menos videojuego que los referentes que hemos mencionado, Animal Crossing o Los Sims, ya que no hay metas ni objetivos concretos, su única razón de ser es que lo pasemos bien, sin más ambiciones -que no es poco-.
A cada Mii se le asigna un piso en un bloque de apartamentos, y a través de una ventana vemos si están durmiendo, si tienen algún problema, o si quieren jugar a alguno de los minijuegos disponibles -excesivamente simples-. A veces tienen hambre y les tenemos que dar de comer, otras veces quieren cambiarse de ropa, y en general no son muy caprichosos que digamos. Si los complacemos, teniendo en cuenta que conocemos su personalidad y podemos intuir lo que más les gusta, estos suben de nivel, y cada vez que lo hacen podemos otorgarles una nueva muletilla, una canción, un objeto o un interior para su apartamento.
Además de subir su nivel de felicidad, al ayudar a los Miis obtenemos dinero, que es bastante importante ya que todo tiene un precio en Tomodachi Life. Hay toneladas de ropa, complementos, tipos de comida y apartamentos, tantos que a pesar de llevar un mes jugando cada día seguimos descubriendo nuevos elementos. Estamos ante un juego de partidas breves, 10 o 15 minutos, pero que invita a ser jugado todos los días, y a poder ser, varias veces. La hora en el juego es la misma que en la vida real, y dependiendo de a qué hora nos pongamos a jugar, pasan unas cosas u otras, hay distintos eventos disponibles. Por ejemplo si te pones a jugar de madrugada, no habrá grandes cosas que hacer, aunque a lo mejor te puedes meter en el sueño de alguno de los Miis, y alucinar de lo lindo con las situaciones surrealistas que nos presentan.
Con el paso de los días y los eventos se van abriendo diferentes zonas en la isla, y hay disponibles más actividades. La tienda de ropa, la de comida, la de sombreros y la de interiores, la casa de empeño donde podemos vender un montón de objetos que conseguimos que no valen para nada, la playa donde los Miis van a pasear o incluso se declaran, el puerto, donde pueden llegar Miis de otros jugadores a través de internet, el mirador, el parque de atracciones, la cafetería donde los Miis se cuentan sus chismes, etcétera.
Con el pasado de los días, los Miis establecen relaciones, se hace amistades, a lo que nosotros tenemos que ayudar dando algunos consejos, también enemistades, y lo más divertido, surgen romances, que pueden acabar en boda, y después incluso tener algún hijo -lo que desbloquea nuevos eventos y tareas, como cuidar del recién nacido-. El juego no deja de evolucionar con el paso de los días, y no sabemos cuándo se le acabará la cuerda, porque después de un mes no dejamos de ver cosas nuevas, lo que es muy sorprendente. Es sin duda un juego para un público muy específico, que sabe muy bien a qué va a enfrentarse, y simplemente quiere pasarlo bien, con la cantidad de excentricidades y locuras que nos presenta a cada momento.
El humor es su principal característica definitoria, uno muy peculiar y no para todos los gustos, te tiene que gustar bastante ese humor japonés tan loco y desconcertante a veces. Aunque como decimos no da para partidas de más de 10 minutos, la verdad es que cada vez que lo pones es raro que no te provoque alguna sonrisa. Por una frase, una situación, por cómo has vestido a un amigo ridiculizándolo, porque los Miis que menos te esperabas quieren liarse, siempre hay situaciones divertidas aguardando. Pero como ya hemos dicho, es muy importante que el jugador ponga de su parte, que meta muchos Miis en el juego, y que tenga ganas de pasarlo bien y ponerse al nivel de locura del propio programa -lo que no es fácil-.
Algo imprescindible para disfrutar de este juego y que Nintendo ha entendido muy bien es su localización a nuestro idioma, que como nos tiene acostumbrados, es impecable. Un trabajo que no ha sido solo traducir textos y adaptar las voces, sino también con su llegada a Europa cambiar un montón de elementos del original que no tendrían mucho sentido en nuestro continente, añadiendo otros muchos. Por ejemplo la comida, ahora perteneciente a la rica gastronomía europea, o eventos como realizar una barbacoa, que no estaba presente en la versión japonesa. Pese a esto no puede disimular del todo su origen japonés, y siguen algunas obsesiones niponas, como la pasión por los baños.
De lo más original que hemos probado nunca
Evidentemente Tomodachi Life no es un juego para todos los gustos, y sentimos mucha curiosidad por saber cómo va a ser recibido en Occidente. Le sobra originalidad, carácter y humor, pero puede crear enormes decepciones a quien se lo compre sin saber muy bien a qué se enfrenta, esperando una especie de Animal Crossing. Un juego que es tan divertido como las ganas que tú tengas de pasártelo bien y hacer el gamberro, provocando situaciones, jugando con la ropa, editando la letra de las canciones, etcétera, y sobre todo, introduciendo Miis que te van a hacer gracia verlos envueltos en un sinfín de peripecias, a cada cual más loca y surrealista. Si os gustan los juegos en los que no hay más objetivo que pasarlo bien, no os importa que se rompan las barreras de los géneros, os va la excentricidad japonesa, y queréis que os acompañe en pequeños pero agradables ratos cada día durante varios meses, seguro que Tomodachi Life no os decepciona.