Seguro que muchos de vosotros que seguís cada semana con atención los datos de ventas de consolas y videojuegos en Japón no habéis dejado de alucinar durante 2013 con los números de ese extraño juego para Nintendo 3DS llamado Tomodachi Collection, un título que se ha mantenido en lo más alto de las listas de ventas durante muchísimos meses. Un éxito que seguro no pilló de sorpresa a Nintendo ya que la primera parte, lanzada en 2009 para Nintendo DS, ya fue todo un fenómeno, y entre ambas entregas suman casi 6 millones de copias vendidas, lo que se dice pronto.
¿Qué es Tomodachi Collection? O mejor dicho Tomodachi Life, el nombre que ha adoptado para su lanzamiento en Occidente. Bueno, es complicado decirlo, y aunque Nintendo le he puesto la etiqueta de "simulador de amistad", por llamarlo de alguna manera, es complicado definir lo que es este "videojuego", ya que no hay objetivos, ni se puede jugar bien o mal como un juego tradicional. Para que os hagáis una idea es algo así como un Animal Crossing con Miis, pero todavía menos interactivo, menos videojuego, ya que ni siquiera llegamos a mover a un personaje directamente, solo elegimos opciones y nos movemos por los menús.
Antes de explicar largo y tendido en qué consiste esta extraña experiencia interactiva, hay que hablar de su máximo responsable, algo que seguro os da algunas pistas de por dónde pueden ir los tiros: Yoshio Sakamoto. Creador de la saga Metroid y productor de dos de la series más alocadas de Nintendo como WarioWare y Rhythm Heaven, quien en los últimos años ha realizado algunos de los juegos más originales y extraños de la compañía nipona, como Kiki Trick, una recopilación de minijuegos basados en la voz de los jugadores que nunca llegó a Europa, o este Tomodachi Life.
El hecho de que una "japonesada" como esta vaya a llegar a Occidente ya es para estar de enhorabuena, y aplaudimos que Nintendo se esté atreviendo a traer ya sea en formato físico o digital algunas de las propuestas más extrañas de Nintendo 3DS, juegos que hace años era impensable que salieran de Japón. Y el trabajo de localización de Tomodachi Life no es moco de pavo, ya no solo por la cantidad de texto, y porque cuenta con voces en nuestro idioma, sino porque además en su adaptación europea han tenido que modificar un montón de elementos del juego, y añadir otros muchos. Tradiciones, comidas y trajes regionales japoneses que no tendrían sentido para un jugador europeo, han sido sustituidos por fiestas, alimentos y elementos habituales en nuestra cultura, como por ejemplo organizar una barbacoa, algo que no estaba en la versión nipona.
Lo primero que hay que hacer en Tomodachi Life es crear nuestro propio Mii desde cero con el editor habitual, o importar el que ya tuviéramos hecho. Aunque hagamos esto, nuestro alter ego todavía no estará completo, ya que nos encontramos ante una especie de Miis 2.0, con mucha más información que los habituales, incluida la voz. En los ajustes de voz podemos elegir algunas predeterminadas por la edad y el sexo o crearlas personalizadas, lo más divertido. Ajustar la altura, velocidad, calidad, tono, intensidad y entonación, para crear la voz que más nos apetezca, pudiendo hacer cosas muy cómicas, que además oiremos constantemente en todo tipo de situaciones.
Después tendremos que diseñar la personalidad del Mii, eligiendo entre cinco parámetros con ocho niveles distintos: movimiento –más o menos rápido-, formar de hablar –reservada o directa-, grado de expresividad –de muy bajo a muy alto-, carácter –serio o alegre-, y en general es una persona… -desde muy peculiar a muy normal-. Una vez elegidos estos parámetros, la personalidad de nuestro Mii se nos mostrará en un pequeño resumen, un perfil psicológico: persona extrovertida, espontánea e impulsiva, se apunta a un bombardeo, optimista, nerviosa, hace amigos con pasmosa facilidad, etcétera.
Una vez hayamos hecho esto estaremos en una isla con poco más que un bloque de apartamentos en el que se nos asignará un piso, y poco a poco se irán abriendo más lugares, como comercios, la playa, un mirador, una sala de conciertos, parques, etcétera. De lo primero que se quejará nuestro Mii es que se encuentra solo en este lugar, y tendremos que conseguirle compañía. La manera de importar Miis son las habituales, o los creamos desde cero, o los cargamos de la memoria de nuestra consola, o los conseguimos mediantes códigos QR a través de internet. Familiares, amigos o famosos, somos nosotros los que tenemos que diseñar la experiencia a nuestra medida, y tenemos que poner de nuestra parte para que Tomodachi Life sea divertido.
En nuestra partida, en la que hemos bautizado como Isla Locura, hemos introducido a una serie de personajes de lo más variado y extraño. Desde amigos personales y compañeros del sector de los videojuegos, a los altos cargos de Nintendo como Satoru Iwata, Shigeru Miyamo y Reggie Fils-Aime –nos suministró Nintendo los códigos de amigo de todos ellos-, hasta estrellas del cine y la televisión tan variopintas como Charlie Sheen, Nicolas Cage, Emma Stone, Snoop Dogg, Chuck Norris o Scarlett Johansson. Metidos estos ingredientes en la coctelera, las situaciones extrañas no dejan de ocurrir desde el minuto uno, habiéndonos sacado muchísimas risas.
Cada Mii se asigna a un bloque del edificio de apartamentos, y a través de la ventana vemos si están durmiendo, si tienen algún problema o si quieres jugar, entre otras cosas. Si hay algún objetivo en Tomodachi Life es que los Mii sean felices. Para ello debemos cubrir algunas necesidades básicas como darles de comer, vestirles y atender algunos de sus problemas, como que han perdido algún objeto, o quieren conocer a otro Mii, por lo que nos preguntarán sobre qué pueden hablar con ellos, teniendo nosotros varias respuestas para elegir.
Cuando definimos la personalidad de cada Mii, se pueden generar hasta 16 tipos diferentes, y como es lógico unos tendrán más afinidad con unos que con otros, por lo que pueden surgir amistades, enemistades o incluso el amor. Sí, los Mii se pueden enamorar, casar y tener hijos, viendo cómo crecen y se convierten en un adulto, pero estas uniones serán siempre entre Miis de diferente sexo, no están contemplados ni el amor ni los matrimonios homosexuales, lo que es una pena. Según Nintendo, al haberse realizado una versión del juego para toda Europa, no en todos los países europeos están contempladas las uniones del mismo sexo, por lo que no han querido tener problemas.
Somos una especie de dios en el mundo de Tomodachi Life, que con nuestras decisiones y comportamiento vamos definiendo las relaciones de los Mii, y hasta podemos colarnos en los sueños -o pesadillas- de estos, en situaciones que recuerdan muchísimo a los momentos más surrealistas de la saga Wario Ware, y que llegan a tales extremos que parecen sacados de la retorcida mente de David Lynch. Pese a ser una especie de directores de orquesta, apenas podemos dar ordenas directas a los habitantes de nuestra lista, y hay un componente de libre albedrío bastante alto. Por mucho que queramos, si dos Mii no son compatibles, nunca serán amigos o pareja. Según vayamos satisfaciendo las necesidades de los Mii, estos serán más felices, subirán de nivel, y nos premiarán con dinero y objetos, lo que nos permitirá comprar más comida, ropa, objetos y decoraciones, que nos servirá para que los Mii sean más felices, y así sucesivamente.
A veces nos ofrecen jugar en una serie de sencillos minijuegos, de emparejar los mismos dibujos eligiendo las cartas boca abajo, descubrir qué dos objetos se esconden tras una silueta en negro, o preguntas personales sobre los Miis de la isla. Si lo hacemos bien ganamos objetos, que a veces podemos utilizar o vender en el anticuario para obtener dinero. El juego transcurre en tiempo real, con la misma hora que la vida real, y si jugamos de noche nos encontraremos a la mayoría de los Miis durmiendo, menos a algún trasnochador. Mientras duermen, además de meternos en sus perturbadores sueños o pesadillas, podemos por ejemplo pintarles la cara. ¿Para qué sirve? Bueno, pues como tantas otras cosas en este juego, para hacer un poco el tonto.
Lo bueno es que siempre podemos hacer una foto rápidamente a lo que estamos viendo, X para la pantalla superior Y para la inferior, y después compartir estas instantáneas en las redes sociales, porque ya os advertimos que se producen a menudo momentos muy divertidos y que vamos a querer que vean nuestros amigos. A veces hay peleas, se van a comer a restaurantes, comparten tiempo en la sauna, van a la playa, se dan un paseo por el mirador, podemos realizar conciertos musicales en los que elegimos la letra de las canciones, test de compatibilidad amorosa o de amistad... en nuestras primeras horas Tomodachi Life no deja de sorprendernos con todo tipo de situaciones, aunque veremos cómo aguanta el paso del tiempo, un juegos que parece apropiado para partidas cortas, 15-30 minutos al día como mucho.
Japón en estado puro
Hemos pasado de no saber muy bien en qué consistía Tomodachi Life a pasárnoslo en grande con él, y echarnos unas buenas risas con las locuras que nos propone. Si conectáis con ese humor tan extraño y surrealista que a veces tienen los Wario Ware, y no le tenéis miedo a las experiencia diferentes, incluso tan distintas como esta, en la que no hay objetivos y ni siquiera manejamos a un personaje, seguidle la pista a este "juego", ya que francamente nos ha sorprendido. Exige que lo cojamos con ganas, una buena predisposición para pasarlo bien y hacer el tonto, y que lo llenemos de todo tipo Miis para que la experiencia sea lo más divertida y absurda posible, pero sí nosotros ponemos de nuestra parte, el juego, de momento, te lo devuelve con creces. Saldrá el 6 de junio a la venta, y hasta entonces esperamos contaros algo más de esta peculiar y única experiencia.