Análisis de Castlevania: Lords of Shadow - Mirror of Fate (Nintendo 3DS)

En octubre de 2010 con Konami en la producción y los españoles MercurySteam como desarrolladores, disfrutamos del genial Castlevania: Lords of Shadow para PlayStation 3 y Xbox 360, una reinvención de la popular y longeva saga, una aventura de acción, plataformas y puzles con mucha personalidad, tanta que disgustó a algunos de los más acérrimos seguidores de la serie, por saltarse casi todas sus convenciones. Artísticamente deslumbrante, tanto en lo visual como en lo sonoro, largo, variado y muy divertido, con uno de los finales más sorprendentes de toda la generación.

Con un juego tan bueno y un final tan abierto, todos dimos por hecho que esta nueva visión del universo Castlevania tendría continuidad en el futuro, y hace menos de un año supimos que Gabriel Belmont volvería por partida doble: primero con Castlevania: Lords of Shadow – Mirror of Fate en exclusiva para Nintendo 3DS, y más tarde Castlevania: Lords of Shadow 2 para PS3 y Xbox 360, segunda y tercera entrega respectivamente de la trilogía de Drácula, a manos de este talentoso estudio madrileño.

Ya tenemos aquí Mirror of Fate, y al igual que con Lords of Shadow, MercurySteam ha hecho el juego que ha querido, sin sentirse atados por el pasado de la saga o las expectativas de los fans.

Un entretenido juego de acción y plataformas en dos dimensiones que nos pone en la piel de tres personajes principales, con sus propias habilidades e ítems, y que cuentan con elementos jugables diferentes entre sí, por lo que podríamos hablar de tres campañas diferentes dentro de una misma historia.

A diferencia de los últimos Castlevania 2D que disfrutamos en Game Boy Advance y Nintendo DS, o el mítico Symphony of the Night, aquí no hay elementos roleros, no podemos hacer uso de diferente equipamiento, y su desarrollo no se cimienta en un enorme mapa que tenemos que ir descubriendo poco a poco, aunque sí cuenta con bastante exploración y búsquedas secundarias. En cambio tenemos un elaborado sistema de combate, más propio de un hack and slash en 3D que de un juego de acción y plataformas en 2D. Heredero del que vimos en Lords of Shadow, aunque los movimientos de ataque son comunes a los tres personajes, no así sus magias, de luz –izquierda- y oscuridad –derecha-, al igual que en el juego de 2010.

Por tanto los enfrentamientos contra los enemigos, más que constantes o demasiado abundantes, se producen en combates esporádicos, pero más duros, tácticos y complejos de lo que estábamos acostumbrados en antiguos Castlevania en 2D. Dos botones de ataque con una larga lista de combos, un botón para defenderse que si usamos en el momento adecuado nos permite romper la defensa del enemigo, dos magias y dos ítems, hacen que combatir sea algo muy divertido y complejo, sin llegar a quitarle nunca demasiado protagonismo a las plataformas y los puzles, en un desarrollo muy variado y entretenido, de principio a fin. Si hemos echado en falta una mayor variedad de enemigos, y no será por escasez de ellos en el universo Castlevania, pero la verdad es que los combates sorprenden por su calidad.

El juego nos pone en la piel de Trevor Belmont, Simon Belmont y Alucard –no necesariamente en este orden…-, tres viejos conocidos de la saga, que se introducen perfectamente en el universo Lords of Shadow. Tres protagonistas y un mismo fin, entrar en el castillo de Drácula y derrotarlo, por lo que vivirán tres aventuras por separado, una detrás de otra, sin alternar el control de los personajes, y visitando localizaciones totalmente diferentes, aunque siempre dentro del castillo del señor de la oscuridad.

El control es idéntico en los tres, aunque no sus habilidades y los ítems que pueden utilizar. Por ejemplo Simon Belmont puede utilizar hachas arrojadizas y frascos de aceite incendiarios –dos clásicos de la saga-, que gastan munición que se recarga recogiendo corazones, y cuenta con un par de magias, dos espíritus, uno de luz que le protege, y uno de oscuridad que ataca a los enemigos. Alucard puede lanzar murciélagos contra sus enemigos o ralentizar el tiempo, y transformarse en lobo o en niebla. Trevor Belmont hace uso de magia luminosa que al dañar a los enemigos le recupera salud, o magia oscura mucho más poderosa y dañina, y cuenta con un bumerán explosivo y una bomba eléctrica. Estas magias consumen una barra de energía, y hay que usarlas siempre con cabeza y saber administrarlas.

Los tres luchan con la cruz de combate, esa especie de látigo de gran alcance que con solo dos botone de ataque nos permite realizar una gran cantidad de combos, y a lo largo de la aventura vamos consiguiendo nuevas mejoras y habilidades, que nos permiten llegar a lugares antes inaccesibles. De manera sutil el desarrollo jugable de los tres personajes es diferente. Por ejemplo con Alucard tenemos elaborados puzles, para los que incluso podemos comprar pistas si nos quedamos atascados. Están bastante bien, aportan variedad, pero son muy escasos. Y con Trevor Belmont vivimos unas espectaculares secuencias cinemáticas, un poco a lo God of War, en las que tenemos que pulsar los botones que aparecen en la pantalla, sí, los siempre discutidos quick time event, que aparecen de diferentes maneras y formas en Mirror of Fate, aunque sin ser nunca demasiado tediosos.

En la pantalla inferior de 3DS se muestra en todo momento el mapa, y una flecha roja nos indica el camino a seguir para proseguir la historia, para alcanzar el siguiente objetivo, lo que hace que sea imposible perderse. Sí podemos entretenernos a explorar los escenarios y buscar todos los secretos, como las ampliaciones de salud, munición y magia, las fichas de los monstruos que completan el bestiario, o los pergaminos de soldados muertos, que describen sus últimos instantes de vida en unos textos bastante curiosos e interesantes, que dan más trasfondo a la historia.

Combatiendo y a través de estos pergaminos conseguimos puntos de experiencia que nos permiten subir de nivel, con lo que desbloqueamos nuevos movimientos, el único toque rolero de su desarrollo, ya que no podemos equipar diferentes armas o armaduras. Al igual que en el mapa se nos indica con una flecha roja la dirección que debemos tomar para alcanzar el siguiente objetivo, al ver un secreto que no podemos alcanzar se nos queda marcado con una interrogación en el mapa. También nos dicen cuántos secretos hay en cada localización, por lo que es bastante fácil conseguir todas las búsquedas secundarias y acabarlo al 100%.

Como hemos dicho antes el desarrollo es muy variado y entretenido, una perfecta mezcla entre elementos clásicos, los ítems que se gastan y para los que tenemos que recoger corazones, las magias, la representación del mapa en cuadrados, y otros totalmente novedosos, como el sistema de combate, elaborados puzles o espectaculares secuencias de quick time events. Además la dificultad está bastante bien medida, no es un paseo como la gran mayoría de juegos actuales, y moriremos muchas veces, sobre todo en los desafiantes jefes finales, auténticos retos que nos pondrán a prueba. Con estos nos daremos cuenta lo importante que es aprender las claves del combate, sobre todo detener los ataques y romper la defensa enemiga, así como estar atentos a sus ataques imparables y esquivarlos. Eso sí, el juego está plagado de puntos de control, por lo que morir nunca se castiga demasiado, de hecho si en mitad de los complicados jefes finales no hubiera puntos de control, serían por momentos desesperantes, ya que son enfrentamientos largos y difíciles.

La historia, de la que nos vamos a contar absolutamente nada, juega en un difícil equilibrio de ser comprensible por sí misma, sin necesidad de haber jugado el juego de PlayStation 3 y Xbox 360, de ser un nexo de unión entre Lords of Shadow 1 y 2, y de no ser imprescindible para comprender lo que veremos en Lords of Shadow 2, y sorprendentemente sale airosa de este complicado encaje de bolillos. Un argumento sencillo pero sorprendente, muy redondo, y que deja con un gran sabor de boca y muchas ganas de jugar Castlevania: Lords of Shadow 2.

Se puede superar en unas 8 o 9 horas, y en nuestro caso, hemos conseguido el 100% en casi 12 horas, una duración que a unos se les antojará corta y a otros adecuada. En su defensa, decir que es entretenido de principio a fin, sin perder nunca la intensidad, sin altibajos de ritmo, y que si disfruta tanto que deja con ganas de más, algo que habla muy bien a su favor. Si lo completamos al 100%, con todos los coleccionables, desbloqueamos una escena de vídeo extra, y al acabar el juego en cualquier porcentaje desbloqueamos una cuarta dificultad, extrema.

En el apartado técnico destacar por encima de todo que estamos ante el mejor uso del efecto 3D estereoscópico de todo el catálogo de la consola, sin ninguna duda. La mejor muestra de lo que se puede conseguir y que muy pocos han intentado, un juego que se nota está diseñado y pensado en todo momento para aprovechar el efecto 3D, el gran gancho de la consola en su lanzamiento y del que todos se van olvidando, desde los jugadores, los estudios hasta la propia Nintendo, que apenas ya lo promociona. En Mirror of Fate se demuestra el potencial de esta característica en todos y cada uno de los escenarios con varios planos de profundidad, en las atractivas cinemáticas, y pese a tratarse de un juego con un desarrollo 2D, sus gráficos poligonales permiten constantes y atractivos movimientos de cámara, que sacan constantemente partido del efecto 3D.

Lo que es el aspecto gráfico en general no brilla tanto, está lejos de los juegos más punteros de 3DS, como Super Mario 3D Land y sobre todo Resident Evil Revelations, y quizá lo podríamos situar en un segundo escalón. Hay muchos dientes de sierra, una seña de identidad de la consola, la tasa de imágenes por segundo no es muy alta, aunque casi siempre estable, y las texturas no son ninguna maravilla, pero el elaborado diseño artístico que pone MercurySteam a sus obras, junto con el efecto 3D, hacen que el resultado visual sea muy bueno, inmersivo y convincente. Si eres de los que ya juegan siempre con el 3D desactivado, haznos caso de que Mirror of Fate bien merece una oportunidad. En el apartado técnico no queremos dejar de comentar tiempos de carga entre secciones, un pelín largos, nada dramático, pero que frenan un poco la fluidez a la hora de volver atrás y explorar todo el mapeado.

Y en el apartado sonoro el compositor Óscar Araujo vuelve a crear unas piezas bellísimas, en la línea de lo escuchado en Lords of Shadow, que fue excelente y unánimemente aclamado, además de discutido, por romper con el estilo de la saga. Una música tan cuidada y bella que te obliga a jugar con unos buenos cascos para apreciar la calidad de las composiciones, ya que los altavoces de 3DS dejan bastante que desear. Las voces están en inglés, con el actor Robert Carlyle repitiendo su papel de Gabriel Belmont, y como era de esperar, llega con subtítulos en castellano.

Una de las mejores aventuras de 3DS

En su estreno en una consola portátil, MercurySteam vuelve a realizar un gran juego, adaptando perfectamente su personal visión del universo Castlevania a las particularidades de 3DS, incluidas sus ventajas -el efecto 3D-, y sus inconvenientes –ciertas limitaciones técnicas-. El hecho de ser en dos dimensiones y recuperar personajes clásicos podría dar a entender que estamos ante un Castlevania que sigue la estela de anteriores entregas portátiles, pero ni mucho menos, y estamos ante la adaptación de lo visto en Lords of Shadow a una jugabilidad 2D.

Si no te gustó aquel, no creemos que te vaya a convencer Mirror of Fate y esta nueva manera de entender Castlevania, si disfrutaste de Lords of Shadow, y esperas con muchas ganas su secuela, este juego para 3DS se convierte prácticamente en imprescindible. Si dejaste pasar el título de PS3 y Xbox 360, tampoco pasa nada, es comprensible por sí mismo, y es sin duda uno de los mejores juegos de acción y plataformas de 3DS, un juego prácticamente único dentro de su catálogo, que inaugura de manera perfecta un año lleno de juegazos para la portátil de Nintendo.