Arnold Schwarzenegger es un nombre propio dentro de la cultura popular. Su figura se erige sobre encima de otros deportistas y actores sin discusión o matices de ningún tipo. Tras estrenar FUBAR en Netflix, el intérprete, atleta y político de origen austriaco, que ha arrasado en la plataforma de streaming, es el protagonista de una anunciada docuserie que hemos podido ver en adelanto. Titulada Arnold hablamos de una increíble serie de documental de tres episodios que repasa la vida de la estrella de Hollywood, desde sus duros inicios y días como bombero hasta sus primeros pasos en la industria cinematográfica a su ascensión y caída como icono del celuloide. Una producción que entusiasmará a propios y extraños en su estreno el 7 de junio y de la que os contamos todo en una crítica sin spoilers.
La forja de un icono: Arnold es un completo documental que repasa los hitos, fracasos y momentos únicos dentro de la vida de Schwarzenegger
Titulado Arnold, la serie empieza sin rodeos: con el propio actor fumándose uno de sus icónicos puros en una terma. Rodeado de nieve y entre montañas, el actor arranca a recordar quién fue, quién es y quién será en relación a su legado en el día de mañana. No obstante, esta épica y completa docuserie dice ahondar en la trayectoria de Arnold Schwarzenegger, sin filtros de ningún tipo, explicándonos cómo un prometedor culturista se consolidó como un atleta imbatible en la halterofilia y se acabó transformándonos en uno de los actores más influyentes e importantes de la historia de Hollywood para convertirse, casi sin preverse, en un político responsable del destino de 40 millones de personas en Estados Unidos. La miniserie de no ficción, formada por tres grandes episodios -El atleta, El actor y El estadounidense-, coincide con el lanzamiento de la citada Fubar en Netflix, una producción en la que Schwarzenegger da vida veterano agente de la CIA que, antes de retirarse para siempre, decide aceptar una misión en un país sudamericano en el que descubrirá que su hija es también una agente secreto.
La dirección de la docuserie recae en Lesley Chilcott (Watson) que ha querido trazarla como un épico viaje, haciendo especial énfasis en sus comienzos humildes, invitando al espectador a recorrer todos y cada uno de sus triunfos en Hollywood. Aparte de la participación del propio Schwarzenegger -que se encarga de narrar y diseccionar su propia vida-, Arnold goza de múltiples entrevistas de los amigos, enemigos y coprotagonistas del actor, con participaciones muy esperadas. A lo largo del generoso metraje, en la producción se dan cita nombres propios como Sylvester Stallone -con el que mantuvo una rivalidad demencial durante los años ochenta y noventa y con el que forjó una improbable amistad-, James Cameron -el director que lo encumbró con Terminator y que más partido le sacó como cineasta- y muchos de sus compañeros de profesión en sus días de halterofilia y política.
Es decir, tendremos una mirada al pasado de Schwarzenegger, cuando apenas es un niño que quiere dejar su Austria natal y su austera y estricta familia para aspirar a una vida mejor, completamente obnubilado por las promesas de unos Estados Unidos que siempre le llamaron y apelaron a su excesivo yo interior como cantos de sirena. El propio Schwarzenegger rememora cómo un día, tras ver a Reg Park en una pantalla de un cine encarnando a Hércules en una de sus últimas películas, decide que el culturismo competitivo será su vía de escape. Y así fue.
Sería Mister Olympia, hasta en siete ocasiones, obteniendo otros títulos de gran resonancia mundial en el ámbito deportivo y transformando para siempre el deporte. La pieza de Chilcott repasa con mucho detalle estos inicios, hablando con los nombres propios del mundo del culturismo de aquellos años, así como incidiendo en la tutela del propio Park, su ídolo de la infancia, que se convertiría en una especie de padrino de Schwarzenegger y lo ayudaría a consolidar su figura. No, el documental no habla de la polémica de los anabolizantes androgénicos esteroideos, aquellos que el propio actor admitió haber usado mientras eran legales, y que generaron no pocas controversias durante años en tabloides y prensa.
Ya en Estados Unidos, y tras pequeños papeles o participar en películas menores -nadie quería figuras hipertrofiadas hasta que se pusieron de moda los héroes de acción- sería cada vez más requerido y popular en la gran pantalla gracias a películas como Conan: El bárbaro -su anécdota con Dino De Laurentiis es un momento álgido del documental-, que labrarían lo que sería un desembarco en la pantalla grande para el que muchos no estaban preparados. Fue un terremoto. Tras Conan llegaría Terminator -de la que se ha despedido para siempre- o Depredador, haciendo sus pinitos en la comedia con películas fenómeno como Los gemelos golpean dos veces de Ivan Reitman y otras que casi le cuestan la carrera como Poli de guardería.
El segundo episodio de la obra de Chilcott es uno de los más interesantes, ya que se explica lo duro que fue el comienzo, lo plácido y dulce que fue el éxito en el Séptimo Arte y de qué manera llegó el fracaso y el golpe con el traspiés comercial de El último gran héroe, una película que lo tenía todo para triunfar y que fue masacrada por la crítica y que no contó con el favor del público.
Fue un duro revés para Schwarzenegger, como el propio Cameron recuerda en una de las entrevistas del documental, una especie de toque de atención para que no se confiara y que le sirvió para embarcarse en proyectos distintos como Mentiras arriesgadas. También se habla de sus problemas cardiacos y sus duras experiencias en el quirófano en los noventa, así como el complicado rodaje de El fin de los días y su declive en la taquilla tras el fracaso de Batman y Robin, la uno de los puntos más bajos de la carrera de Schwarzenegger.
Tras el cine -con secuelas como Terminator 3: La rebelión de las máquinas y producciones como Daño colateral- daría el salto a la política, siendo gobernador de California durante siete años, rematando los últimos años con nuevas películas y series mientras enfadaba a republicanos y demócratas por igual. Sus años en la política, así como sus esfuerzos por la promoción de una vida sana, marcaron esta última época dentro de la vida pública del actor, que se engarzaron con algunos de los momentos más difíciles dentro de la propia California, con una crisis económica galopante y los peores incendios de su historia reciente.
Schwarzenegger tampoco oculta en el documental cómo estos años le abrumaron en el seno familiar, de qué manera se convirtió en un padre ausente y cómo su esposa, Maria Shriver, sobrina de John F. Kennedy, pidió el divorcio en 2011 debido a una infidelidad cometida con su exempleada doméstica con quien también tuvo un hijo. La última parte del documental hace especial énfasis en cómo el propio actor reconoce grandes fracasos personales y de qué manera, su nula gestión y su falta de valentía en momentos de su vida, acabaron generando problemas en su vida matrimonial que fueron irreconciliables conforme pasaron los años. También intenta explica cómo en los últimos años, ve su faceta de activista más importante que nunca, lanzando mensajes contundentes contra la agresión de Rusia y Putin a Ucrania, tildando de nazis y perdedores a los que apoyan dicha invasión.
Arnold es una excelente serie documental divida en tres capítulos que reflejan tres grandes caras y encarnaciones de un actor multifacético -pese a lo que digan muchos-. Sí, la vida de Schwarzenegger, daría para diez episodios o incluso cien, pero la producción de Netflix se trata de un impresionante resumen de una vida única, que refleja lo bueno y malo del contrato implícito en ese sueño americano que tanto obsesionó a su protagonista. Decía hace unos días Schwarzenegger en relación a su amigo Bruce Willis que que los héroes de acción siempre regresan. Él, como máximo exponente del Hollywood que marcó a toda una generación, nunca se irá. Schwarzenegger es eterno y este documental es la muestra de ello.
Hemos visto Arnold gracias al acceso anticipado de Netflix España y la cortesía de la agencia PR Garage.