Por qué cada vez hay más diversidad LGBTQ+ en los videojuegos

Antes de que acabe el mes del Orgullo LGBTQ+ queremos repasar las claves que han conseguido que el videojuego sea más diverso que antes para comprender cómo podría seguir creciendo en esa dirección.
Por qué cada vez hay más diversidad LGBTQ+ en los videojuegos
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Ya sea impulsada por los propios avances sociales o por genuino interés progresista, no cabe duda de que la diversidad LGBTQ+ está cada vez más presente en la industria del videojuego, favoreciendo que las obras que llegan a nuestras consolas y ordenadores cuenten con una mejor representación de personajes del colectivo. Aunque queda mucho camino por recorrer, a día de hoy podemos celebrar con orgullo que el medio es cada vez más consciente de las diferentes identidades sexuales que existen en la vida real, reflejándolas en mayor o menor medida, con mejor o peor resultado, en los videojuegos que diariamente juegan millones de personas en todo el mundo.

Dichos avances no han llegado solos, obviamente; la industria de desarrollo de videojuegos es a la vez actor y parte de un cambio social que impregna nuestra era, lo que significa que no sólo evoluciona hacia una mejor representación LGBTQ+, sino que además colabora con ciertas obras, iniciativas y movimientos a que seamos más conscientes de lo necesaria que es dicha representación. Atrás quedaron los tiempos de chistes rancios, personajes estereotipados o identidades disimuladas; el videojuego es más diverso de lo que nunca jamás ha sido, por eso en Vandal queremos mirar de cerca qué ha cambiado para llegar a este punto y tratar de encontrar las claves que nos han traído hasta aquí.

Fondos de pantalla del Orgullo LGBTQ+ de Xbox.

Más herramientas narrativas es igual a mayor diversidad de historias

Todos los juegos son narrativos, aunque no lo parezca, pero a medida que la tecnología del medio ha ido avanzando también lo ha hecho su interés por aprovechar esas herramientas para contar historias con estructuras tradicionalmente ligadas al cine, la televisión o el teatro. Como escribe Chris Stone en Game Developer, "el rol de la narrativa ha cambiado. En los primeros juegos la historia existía para darle contexto al juego, para marcar un objetivo y una razón por la que jugar (...) ahora se crean juegos con una historia en mente, gameplay y narrativa tienen la misma importancia en el juego".

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"Gameplay y narrativa tienen la misma importancia en el juego"

La presencia de personajes, diálogos y escenas favorece inevitablemente que quienes escriben guiones de videojuegos se puedan explayar en su faceta literaria, lo que también implica una mayor facilidad para explicitar diferentes identidades sexuales. Simplificando un poco, no es lo mismo que en el manual de Super Mario Bros. 2 se deje caer que Birdo podría ser una mujer trans a que existan juegos como Tell Me Why o que en The Last of Us Parte 2 haya un personaje específicamente escrito con esa identidad en mente y que, además, su realidad tenga peso (mayor o menor, eso es otro cantar) en la trama de ese videojuego.

Abby junto a Lev, personaje trans de The Last of Us Parte 2.

Tener un abanico de herramientas narrativas cada vez más amplio ha ayudado a quienes desarrollan videojuegos a integrar personalidades, argumentos y roles que tradicionalmente habían quedado relegados a géneros muy acotados: no es casualidad que si echamos un vistazo a la lista de personajes LGBTQ+ en videojuegos la mayor parte de los que se diseñaban en los 80 y 90 pertenezcan a aventuras gráficas o juegos de rol basados en texto. Ahora aparecen independientemente del género, e incluso se ha potenciado su presencia en esos juegos donde la narrativa continúa comprendida como elemento contextualizador: Apex Legends, Battlefield 2042 o League of Legends son productos de masas incluyen en sus plantillas personajes gais, lesbianas, bisexuales y no binaries, por ejemplo.

Influencia del panorama indie: historias personales que impulsan el cambio

Pero la tendencia del videojuego a convertirse en un medio narrativo no explica por sí misma que cada vez haya mayor representación de identidades sexuales diversas en el videojuego. Hay un factor fundamental que no se nos puede pasar por alto: el interés de usar esas herramientas para contar historias personales, algo que no siempre encaja con las grandes escalas, ritmos y tendencias con las que se trabaja en las superproducciones de la industria. Es por eso que si debemos mirar a algún lado para hablar de interés por la diversidad en este medio tenemos que enfocarnos, sin duda, en el panorama independiente de desarrollo de videojuegos.

La cantidad de videojuegos documentados con personajes LGBTQ+ ha aumentado considerablemente en las últimas decadas.
La cantidad de videojuegos documentados con personajes LGBTQ+ ha aumentado considerablemente en las últimas decadas.

Sin los indies el videojuego no es diverso. De los 10 videojuegos más vendidos cada año en los últimos cuatro años extraemos datos esclarecedores, como que el 79,2% de personajes protagonistas son hombres cis normativos y más de la mitad (54,2%) blancos. El porcentaje de personajes protagonistas femeninos o de algún grupo minoritario desciende a sólo 8,3% de todos los videojuegos, según datos de Diamond Lobby. Aun a riesgo de generalizar - porque aquí es más difícil encontrar cifras específicas-, el número de juegos indies con temática y personajes diversos es mucho mayor, siendo proyectos más humildes, personales y artísticos los que copan categorías LGBTQ+ de plataformas como Steam.

Es lógico, si lo pensamos un poco: los videojuegos independientes están muy relacionados con la expresión artística y la necesidad creativa de sus autores, quienes utilizan el juego como medio para contar vivencias personales o con temas que conocen muy de cerca. Una desarrolladora trans que ha sentido disforia de género no necesita más que su experiencia y talento para crear una obra como Dys4ia, alguien que se ha enfrentado al aprieto de salir del armario ante unos padres conservadores puede crear Coming Out Simulator, un recomendable juego gratuito que va precisamente de eso.

Coming Out Simulator, un juego sobre salir del armario como persona homosexual.

Hay muchos otros ejemplos de videojuegos independientes que tocan temas relacionados con la identidad sexual, las relaciones afectivas entre personas del mismo sexo o las problemáticas a las que se enfrenta el colectivo; hay obras tan conocidas como Gone Home, Hades o el español The Red Strings Club, por poner sólo algunos ejemplos, que han hecho más visibles las figuras y reflexiones queer, mientras que otras, la gran mayoría, son proyectos pequeños, desconocidos, modestos e incluso rotos que raramente suelen ocupar espacio en los canales habituales de la industria. Todos tienen algo en común, sin embargo, la libertad creativa suficiente como para expresar sin tapujos sus realidades, ideas e historias.

Más diversidad en las contrataciones de la industria

Si aceptamos que la perspectiva de las personas del colectivo LGBTQ+ es esencial para la creación de obras diversas y con una representación bien llevada, entonces tenemos que poner el foco en la industria del videojuego para preguntarnos si es lo suficientemente accesible para que estas voces encuentren su camino. ¿Es el desarrollo accesible para personas de diferentes géneros e identidades sexuales? Según la última encuesta de la International Game Developers Association (IGDA), la industria del videojuego sigue sufriendo una carencia de diversidad en las personas que la conforman.

El 68% de las personas que trabajan en la industria del videojuego se definen como heterosexuales

En esa última encuesta realizada a quienes trabajan en la industria, la de 2021, sólo un 8% de las personas se identificaban como no binaries, de género fluido o genderqueer, mientras que en una pregunta separada se registró sólo un 7% de personas trans entre todas aquellas que participaron en la encuesta. Los datos no son mejores en lo que respecta a identidades sexuales, con sólo un 6% de personas homosexuales, 3% de personas asexuales y 2% de personas queer. El porcentaje más alto (por detrás del 68% de heterosexuales) lo encontramos en las personas bisexuales, con un 21% del total.

Pese a los bajos porcentajes, el 49% de las personas encuestadas por IGDA para su informe de 2021 tienen la sensación de que la industria se ha vuelto más diversa en los últimos dos años, aunque también afirman (en un 60%) que las empresas para las que trabajan no tienen planes planes para mejorar la diversidad o los desconocen en caso de que existan. ¿Son malos datos? Como decíamos antes, todavía queda mucho camino por recorrer, pero en esa misma encuesta vemos que un 57% de las personas asegura que su compañía dispone de políticas de contratación igualitaria, lo cual podría llegar a mejorar estas cifras en el futuro.

La mayoría de personas encuestadas afirma que en sus compañías no hay programas de apoyo a la diversidad.
La mayoría de personas encuestadas afirma que en sus compañías no hay programas de apoyo a la diversidad.

Entonces, ¿ha mejorado la diversidad LGBTQ+ en la industria o no?

Todos estos factores clave que hemos repasado para comprender la mejora de la diversidad y la representación LGBTQ+ en el videojuego, tanto en la industria como en el propio medio, no esconden que todavía queda mucho por hacer en este sentido. Las herramientas narrativas ofrecen un mayor abanico para contar historias diversas, pero eso no quita que año tras año tengamos ejemplos de videojuegos con personajes estereotipados o directamente nocivos para el colectivo; el panorama independiente aporta una visión personal de una realidad que no se puede abordar de otra manera, aunque siguen siendo obras relegadas a la periferia del sector; las contrataciones, por último, parecen ser cada vez más diversas, aunque las personas de diferentes géneros e identidades siguen siendo una minoría en la industria.

Captura de Night in the Woods.

Aun con todo, y de forma muy similar a lo que ocurre con los derechos LGBTQ+ en la sociedad general, podríamos concluir de forma positiva que el sector del videojuego ha evolucionado hacia una visión más consciente y respetuosa, alejándose de las ranciedades del pasado para conseguir un medio mucho más amplio, rico en perspectivas y con una sensibilidad mucho mejor trabajada. Sí, queda camino por recorrer, pero ya hemos andado un trecho y eso es motivo de orgullo.

Manu Delgado
Redactor
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