Sam Altman se ha consolidado como una de las figuras más relevantes en el mundo de la inteligencia artificial, solo superado quizá por el carismático CEO de Nvidia, conocido tanto por su influencia tecnológica como por la imagen rebelde que proyecta con su icónica chaqueta de cuero.
Pese a lo que podría pensarse, alguien como Altman —cofundador y máximo responsable de OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT— no es ajeno al temor cuando se trata del futuro de la IA. A lo largo de los años, ha defendido con firmeza y, en ocasiones, ha sido cuestionado por la polémica ética de sus decisiones respecto al desarrollo de la inteligencia artificial general (AGI, por sus siglas en inglés). Pero, más allá de su aparente seguridad, recientemente ha confesado un miedo muy concreto que le preocupa profundamente.
Sam Altman, CEO de OpenAI, admite lo que preocupa a todos sobre la IA: 'Es una locura que continúen así'
En una entrevista, Altman mostró su incredulidad ante la vulnerabilidad de ciertos sistemas de seguridad que aún utilizan la huella de voz para validar transacciones financieras o acciones sensibles. "Es incomprensible que instituciones sigan aceptando una simple frase de seguridad para mover grandes sumas de dinero o realizar operaciones", declaró, recalcando que la IA ha superado ampliamente la capacidad de estos métodos de autenticación, salvo las contraseñas tradicionales. “Es una locura que persistan en ello”, sentenció.
El ritmo acelerado con que avanza la tecnología resulta igualmente inquietante para Altman. Actualmente, un fraude podría realizarse a través de una llamada de voz; muy pronto, advierte, la falsificación podría extenderse a vídeos o videollamadas que resulten indistinguibles de la realidad. “Me preocupa muchísimo que estemos al borde de una crisis masiva de fraude inminente”, alertó, dejando claro que, pese a estas amenazas, OpenAI no está desarrollando herramientas para ese tipo de suplantaciones.
El concepto de inteligencia artificial general, una IA capaz de realizar cualquier tarea humana con igual o mayor eficacia, no es solo un término técnico para Altman, sino una realidad que genera ansiedad. Su verdadero temor no radica solo en los avances sino en la posibilidad de que actores malintencionados exploten estas tecnologías antes de que se establezcan mecanismos de defensa adecuados.
Además, ha manifestado su preocupación por el riesgo de perder el control sobre sistemas superinteligentes o cederles demasiado poder decisorio. En definitiva, Altman advierte que el futuro de la IA no solo depende de la innovación, sino de la responsabilidad y precaución con la que se gestione.















