Las empresas que desarrollan inteligencia artificial están comprando cantidades masivas de chips de memoria para entrenar a sus sistemas, provocando una escasez mundial que afecta directamente a la industria del videojuego. Los expertos de Counterpoint Research calcularon que los precios de estos componentes subirán otro 20 por ciento a principios de 2026, sumándose al aumento del 50 por ciento acumulado este año.
La razón es crítica para los jugadores. Los centros de datos que entrenan modelos de IA necesitan cantidades enormes de memoria RAM para procesar información, y pagan precios más altos que los fabricantes de consolas. Esto significa que Sony, Microsoft y Nintendo tienen una dificultad creciente para conseguir componentes necesarios para fabricar PlayStation, Xbox y Switch. Los analistas de TrendForce redujeron sus previsiones de crecimiento del mercado de consolas del 9,7 por ciento al 5,8 por ciento este año.
Las consecuencias ya son visibles. El gasto de los consumidores en consolas cayó un 27 por ciento el mes pasado según Circana, alcanzando las ventas más bajas desde 1995. Los precios de las consolas nuevas están en máximos históricos porque los fabricantes trasladan el coste de los componentes más caros a los compradores finales. Como curiosidad, el mercado de chips para centros de datos alcanzó un valor de 209.000 millones de dólares en 2024 y crecerá hasta 492.000 millones en 2030.
NVIDIA controla el 93% del mercado de chips para servidores mientras sus ingresos podrían alcanzar los 215.000 millones en 2030
El dominio de NVIDIA explica parte del problema. La empresa controlará el 93 por ciento del mercado de procesadores para servidores según Yole Group, con unos ingresos proyectados de 215.000 millones de dólares en 2030 frente a los 100.000 millones en 2024. Esta concentración de demanda en servidores de IA deja menos capacidad de producción para los componentes de videojuegos.
Los expertos advierten que esta situación continuará empeorando mientras Google, Microsoft, Amazon y otras empresas tecnológicas compitan por asegurar sus suministros de memoria para entrenar modelos de IA cada vez más grandes. La prioridad de los fabricantes de chips será atender pedidos de los centros de datos porque pagan más, dejando a la industria del videojuego -y otros sectores- en un segundo o tercer plano.














