Parecía que Estados Unidos partía con ventaja en la carrera por la inteligencia artificial. Contar con los chips más sofisticados es, sin duda, una ventaja estratégica, pero hay un factor aún más decisivo: la energía que los alimenta. Y en ese terreno, China lleva años marcando el ritmo.
Lo que parecía una jugada maestra estadounidense -el control sobre NVIDIA y otros fabricantes de semiconductores- ahora se enfrenta a una realidad menos evidente pero igual de poderosa. La ventaja de China no reside solo en los procesadores, sino en un suministro energético masivo que permite a sus gigantes tecnológicos mover miles de chips propios para compensar la falta de los más avanzados.
Parece ciencia ficción: 400 GW de capacidad energética en 2030, China prepara la IA del futuro
Entre 2010 y 2024, China incrementó su producción de electricidad más que el resto del mundo junto, y solo en 2024 generó más del doble que Estados Unidos. Esa “brecha de electrones”, como la ha bautizado OpenAI, se traduce en costos ridículamente bajos: mientras un centro de datos en Virginia paga entre 7 y 9 céntimos por kWh, en China pagan apenas 3. Esa diferencia permite que proyectos colosales como el cluster CloudMatrix 384 de Huawei funcionen con miles de chips menos potentes, consumiendo cuatro veces más energía, algo impensable en Estados Unidos pero totalmente viable para China.
El país asiático ha planificado esta ventaja durante años. El plan de 2021, conocido como “Datos del Este, Cálculo del Oeste”, convirtió estepas remotas de Mongolia interior en un entramado de granjas eólicas y presas hidroeléctricas, conectadas mediante líneas de transmisión que abastecen a más de 100 centros de datos. Es un modelo a largo plazo, con inversiones que Morgan Stanley estima en 560.000 millones de dólares hasta 2030, y una capacidad que, según Goldman Sachs, llegará a los 400 GW, suficiente para abastecer el triple de lo que necesitarán los centros de datos globales.
Mientras Estados Unidos enfrenta limitaciones burocráticas y una red de transmisión insuficiente, China sigue ampliando su ventaja, desarrollando al mismo tiempo chips avanzados de IA. Satya Nadella ya alertó del problema: tener los procesadores más potentes no sirve de nada si no hay energía para alimentarlos. Cuanto más dure esta carrera, más terreno ganará China, acercándose al dominio total del ecosistema de IA a escala global.
