La relación entre la alimentación y el estilo de vida sedentario no es un problema exclusivo de la sociedad moderna. Según el cirujano Arnold van de Laar en su obra El arte del bisturí, la Antigua Roma ya experimentaba una epidemia de obesidad, especialmente entre los jóvenes de las clases acomodadas. El acceso a lujosos banquetes con exóticos manjares y la falta de actividad física en la ajetreada vida urbana romana generaban problemas de sobrepeso que, al igual que hoy, preocupaban a la sociedad. La diferencia es que, mientras en la actualidad se busca solución a través de la medicina y el ejercicio, en la Roma imperial se recurría a métodos más drásticos, como la cirugía.
Banquetes excesivos y soluciones extremas
Los romanos de clase alta disfrutaban de festines descomunales donde se servían platos que hoy resultarían impensables, tal y como recoge ABC, desde trompa de elefante hasta albóndigas de delfín. Para seguir disfrutando de estos excesos, se popularizó la práctica de inducir el vómito, utilizando plumas para estimular la garganta. Sin embargo, cuando esto no bastaba, algunos recurrían a métodos más extremos, como la cirugía para eliminar el exceso de grasa. Uno de los casos más famosos es el de Lucio Apronio Cesiano, un joven noble cuya obesidad preocupaba a su padre, un estricto comandante militar, al punto de obligarlo a someterse a una intervención quirúrgica.
La cirugía plástica en tiempos de Roma
Aunque pueda parecer sorprendente, la cirugía plástica no es un invento reciente. Los médicos romanos, influidos por las prácticas griegas y egipcias, desarrollaron rudimentarias técnicas quirúrgicas para abordar problemas como la obesidad. En el caso de Lucio Apronio, su padre recurrió a una operación que, según relata Plinio el Viejo en Naturalis Historia, consistía en la extracción de grandes cantidades de grasa abdominal sin abrir completamente la cavidad abdominal, dado que se sabía que un procedimiento más invasivo podría ser mortal. Estas intervenciones, sin anestesia ni condiciones higiénicas adecuadas, implicaban riesgos extremos, pero en algunos casos, como el de Apronio, lograban su propósito.
La obesidad como obstáculo militar
En la sociedad romana, el sobrepeso no solo era visto como un problema estético, sino también funcional. La vida militar requería cuerpos ágiles y resistentes, y los jóvenes aristócratas que crecían en la comodidad de Roma a menudo no cumplían con estos estándares. En casos como el de Apronio, la presión para unirse al ejército y demostrar su valía llevó a soluciones quirúrgicas extremas. Curiosamente, después de su operación, logró desempeñar un papel en el ejército romano, alcanzando el rango de cónsul bajo el mandato del emperador Calígula.

Lecciones del pasado para la actualidad
La historia de la obesidad en la Antigua Roma muestra que el problema no es exclusivo de la modernidad, sino una consecuencia de los excesos y la falta de equilibrio en la vida diaria. Si bien los métodos actuales han avanzado significativamente en comparación con las soluciones drásticas de la antigüedad, el mensaje sigue siendo el mismo: la clave para combatir la obesidad radica en adoptar un estilo de vida saludable, con una alimentación equilibrada y ejercicio regular. La historia de Apronio Cesiano es un recordatorio de que los excesos, sin importar la época, siempre acaban pasando factura.