En un panorama laboral global donde la competencia se mide en algoritmos, habilidades blandas y visibilidad digital, el testimonio de Parul Gupta, ingeniera en Meta India, ofrece una metáfora tan simple como poderosa: el éxito profesional es como hornear un buen pastel a base de libros, mentorías online y formación que vaya soportando las capas y a la vez, la hagan resiliente para un sector en constante cambio.
Con apenas 20 y pocos años, esta joven de la generación Z ha conseguido alcanzar un salario mensual de 42.000 euros, convirtiéndose en un referente inesperado sobre cómo derribar el síndrome del impostor que afecta a miles de jóvenes en entornos laborales altamente competitivos.
La importancia de la capacidad de adaptación
Gupta, entrevistada por Business Insider, explicó que su carrera estuvo a punto de desviarse antes incluso de despegar. Atrapada entre estándares imposibles y una falta de confianza paralizante, encontró en el aprendizaje autodidacta y la capacitación continua el ingrediente principal de su base: las habilidades técnicas. Para ella, la universidad era solo el principio. Libros, podcasts y mentorías online fueron esenciales para construir una tarta con capas sólidas que sustenten su perfil técnico y le permitan adaptarse al ritmo cambiante de la industria tecnológica.
La importancia de las soft skills
Pero no basta con una buena base. Tal como explica, el glaseado de su pastel —aquello que marca la diferencia en un entorno donde todos manejan bien el código— son las llamadas soft skills: comunicación efectiva, empatía, liderazgo discreto y capacidad de colaboración. Son esas habilidades sociales, muchas veces subestimadas en profesiones STEM, las que facilitaron su ascenso interno en Meta, un entorno donde la marca personal es tan crucial como el talento técnico.
Y como toda tarta bien acabada, la cereza del éxito llega con aquello que uno hace más allá del cubículo o el ordenador. En su caso, charlas públicas, mentorías a jóvenes programadoras, participación en hackatones y foros tecnológicos. Estas acciones no solo enriquecen su perfil profesional, sino que demuestran un compromiso con el conocimiento compartido, la mejora continua y una cultura de comunidad en la tecnología, cualidades cada vez más valoradas por gigantes como Meta, Google o Amazon.

La receta del éxito, al menos para esta generación Z que emerge con fuerza desde la India y otros polos de innovación, se construye con capas de conocimiento, habilidades humanas y propósito. No es una fórmula secreta ni exclusiva, pero sí un recordatorio de que el talento también se hornea, paso a paso, con inteligencia emocional y vocación de impacto.