La digestión no siempre es un proceso silencioso y cómodo. Para muchas personas, después de cada comida se instala una molestia persistente: distensión abdominal, gases, reflujo o incluso náuseas. A menudo, estos se cronifican sin que haya un diagnóstico médico claro.
Blanca García-Orea Haro, una de las nutricionistas más reconocidas del panorama español y autora de varios libros sobre salud digestiva, ha compartido en redes sociales una infusión sencilla que puede ayudar a aliviar este tipo de malestares gracias a sus propiedades antiinflamatorias, antibacterianas y antiespasmódicas. De hecho, en España, somos mucho de infusiones, en 2023 su consumo alcanzó los 6,14 millones de kilos, con un consumo per cápita estable de 0,13 kg por persona, según Businesscoot.
Hinojo, menta piperita, melisa y jengibre fresco
Su propuesta consiste en una infusión a base de hinojo, menta piperita, melisa y jengibre fresco. Esta mezcla no es casual: se trata de plantas con respaldo científico por sus beneficios sobre el aparato digestivo. El hinojo, por ejemplo, ha sido estudiado por su capacidad para reducir la formación de gases intestinales, mientras que la menta piperita presenta una acción relajante sobre la musculatura del intestino. La melisa, por su parte, tiene un efecto calmante tanto a nivel digestivo como nervioso, y el jengibre es bien conocido por sus efectos antieméticos (contra las náuseas) y su capacidad para reducir la inflamación gástrica.
García recomienda preparar la infusión llevando a ebullición un litro de agua con media cucharada de cada planta seca y dos rodajas de jengibre fresco —o su equivalente rallado— y mantenerla a fuego suave durante diez minutos. Una vez colada, puede consumirse a lo largo del día. La clave está en el momento de la ingesta: según la experta, es más eficaz si se toma en ayunas, antes del desayuno, o entre comidas. “También es muy útil tras la cena, una hora y media después, cuando el sistema digestivo está activo pero no saturado”, explica.
Si te sobra, se puede guardar en la nevera
Además de su efecto terapéutico, esta infusión destaca por su practicidad. Blanca aconseja preparar más cantidad y conservarla en la nevera durante dos o tres días. Otra opción es congelarla en una cubitera: “Así puedes tenerla lista para tomar incluso en los días más ajetreados. Solo tienes que echar unos cubitos en una taza con agua caliente o fría y listo”. Este consejo responde al enfoque realista que suele aplicar en su divulgación: facilitar herramientas saludables que se puedan mantener en el día a día.
Una cuestión importante que suele preocupar a muchas madres es la compatibilidad de este tipo de infusiones con la lactancia. La nutricionista aclara que, según la base de datos e-lactancia, el consumo moderado de estas plantas es seguro: “Se consideran bastante compatibles, con efectos adversos poco probables o leves. Siempre hablamos, claro, de una toma razonable y no excesiva”, puntualiza. Este matiz resulta clave en el enfoque de García, que apuesta por combinar el saber tradicional con el respaldo científico y la precaución clínica.