La Agencia Espacial Europea (ESA) se prepara para el reingreso y la desintegración de su satélite ERS-2 en la atmósfera de la Tierra este miércoles por la mañana, un evento que cierra un capítulo en la historia de la observación terrestre desde el espacio. El satélite, que ha sido parte de una red de vigilancia internacional y monitoreado por la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA, está programado para reingresar a las 6:14 a.m. ET (12:14 en España), aunque existe una ventana de incertidumbre de 15 horas. Este reingreso "natural" del satélite, que se produce sin posibilidad de maniobra, deja abierta la cuestión de dónde y cuándo exactamente comenzará a desintegrarse en la atmósfera, un proceso afectado por la imprevisibilidad de la actividad solar y su impacto en la densidad atmosférica.
El ERS-2, lanzado en 1995, fue en su momento el satélite de observación de la Tierra más sofisticado desarrollado por Europa. Durante su vida operativa, recopiló datos cruciales sobre los casquetes polares, los océanos y las superficies terrestres, además de observar desastres naturales en áreas remotas. Estos datos siguen siendo de gran utilidad para la comunidad científica.
En 2011, la ESA decidió terminar sus operaciones y sacarlo de órbita para evitar contribuir al creciente problema de la basura espacial. Tras ejecutar 66 maniobras de desorbitación, la misión de ERS-2 se dio oficialmente por concluida, comenzando su lenta caída hacia la Tierra que culminará este miércoles.
NEWS 🚨: Huge 3-ton dead satellite seen falling towards Earth.
— Latest in space (@latestinspace) February 20, 2024
ESA predicts it will reenter on Feb 21 with pieces likely to hit the surface. pic.twitter.com/SGodzVHK58
Menos de 1 en 100.000 millones de probabilidades de causar una lesión
Se prevé que al alcanzar los 80 kilómetros sobre la superficie terrestre, el ERS-2, con una masa estimada de 5.057 libras después de agotar su combustible, se romperá y la mayoría de sus fragmentos se quemarán en la atmósfera. Aunque es probable que algunos pedazos sobrevivan y lleguen a la Tierra, se espera que caigan principalmente en el océano y no representen un peligro debido a la ausencia de sustancias nocivas. La ESA ha tranquilizado al público, destacando que la probabilidad de que los desechos espaciales causen lesiones es extremadamente baja, menos de 1 en 100.000 millones, significativamente menor que el riesgo de morir en un accidente doméstico.