Corría el año 2020 y Call of Duty estaba a punto de hundirse. La saga de Actvision Blizzard atravesaba por un periodo complicado en el que los jugadores no parecían conectar demasiado con las propuestas que la compañía lanzaba año tras año. La era de los jetpacks, iniciada allá en 2014 con 'Advanced Warfare' a manos de Sledgehammer Games y concluida en 2016 con el terremoto de 'Infinite Warfare', fragmentó muchísimo a la comunidad, creando cierto rechazo entre los más veteranos de la franquicia y sirviendo, por otro lado, como gancho para un nuevo público. En 2017, la saga intentó volver a sus orígenes después de un periodo futurista con Call of Duty: WWII, título que si bien sirvió para volver a instaurar los 'boots on the ground' (pies en el suelo), no terminó de despegar.
Activision probó suerte, acto seguido, con 'Black Ops 4' con una propuesta totalmente novedosa: Treyarch firmó el primer Call of Duty sin campaña de la historia para, en su lugar, lanzar un battle royale experimental que, con el tiempo, formó una comunidad interna bastante decente, 'Blackout'. Sin embargo, ese battle royale no tenía demasiado futuro debido a que solo estaba reservado para los jugadores que pasaban por caja para adquirir el juego, y el futuro estaba en los free-to-play, como demostraron Fortnite, Apex Legends o PUBG. Para tratar de dar un giro de rumbo total y absoluto, Infinity Ward anunció un bombazo: en 2019 llegaría la primera entrega del reboot de Modern Warfare, con una nueva historia del Capitán Price y la Task Force 141. Apuntaba bien, y su nuevo motor gráfico dejó sin palabras a los jugadores, pero lo más importante, su multijugador, tenía demasiados defectos al principio y Call of Duty seguía perdiendo jugadores. Y entonces, apareció el milagro que marcaría a fuego el futuro de la saga hasta la fecha.
Call of Duty: Warzone tuvo la mejor ventana de lanzamiento y congregó a miles de jugadores resucitando así a la saga
Call of Duty: Warzone llegó a consolas y PC en el año 2020, en pleno confinamiento por la pandemia de COVID-19. Planteado como una extensión de Modern Warfare (2019), con su misma movilidad, arsenal, gráficos y operadores, el battle royale salía al mercado en formato gratuito dando un fuerte golpe sobre la mesa. Un Call of Duty completamente gratis, con buenos gráficos, armas clásicas y con contenido sacado directamente de un título de pago. Las cifras de actividad empezaron a escalar y la cosa quedó bastante clara: Warzone era la respuesta a los problemas de actividad de Activision y ahora solo quedaba continuar potenciando este apartado para mantener atados a los jugadores.
Warzone hizo que las ventas de Modern Warfare (2019) subieran como la espuma, porque los jugadores querían más modos de juego, más armas y desbloquear los mejores camuflajes que los creadores de contenido lucían en sus gameplays. Por aquella época, el battle royale hasta tenía narrativa e introducía cinemáticas especiales en cada temporada con cambios en el mapa, nuevos personajes disponibles y eventos concretos, como el de Halloween, los zombis o la nuclear, que hacían que los usuarios se mantuvieran al día con respecto a las novedades.
Por decirlo de algún modo, se unificó la campaña, el multijugador (porque Verdansk, el mapa de Warzone, se hizo con algunos pedazos de escenarios clásicos de la trilogía original de Modern Warfare) y se añadió una modalidad que cambió por completo el panorama.
Con el tiempo, las temporadas y novedades de Modern Warfare (2019) y Warzone se unieron, y lo que estaba disponible en uno llegaba al otro. Y ese sistema terminaría gobernando en la saga hasta día de hoy con Call of Duty: Modern Warfare 3. El battle royale de Activision, la querida Zona de Guerra, salvó a Call of Duty de caer en el olvido y perder su trono frente a otros shooters como los mencionados Fortnite, Apex Legends o incluso Battlefield, que a pesar de ir sacando juegos muy poco a poco siempre ha estado al pie del cañón sacando más entregas. Sin embargo, esa salvación podría haberse transformado en una maldición, y no son pocos los jugadores que piensan eso después de probar de haber vivido el lanzamiento de Modern Warfare 3 (2023).
Modern Warfare 3 (2023) tiene demasiados elementos de Warzone, y reciclados, como para sentirse una entrega única y plena
Dejando a un lado si este título era o no un DLC de Modern Warfare 2 (2022), el estado en el que ha llegado el juego es bastante preocupante. Todos los mapas multijugador son reciclados del Modern Warfare de 2009. Las armas son poco variadas y, en muchos casos, ya las conocemos de otras entregas, solo que con otros nombres (por no hablar de la jugarreta de cambiar algún número o letra de un armamento y decir que es otro arma diferente, cuando es prácticamente igual). Y la campaña, son fragmentos de operaciones especiales 'warzonificadas' ubicadas en puntos clave de Verdansk, para tirar de nostalgia con el mapa original de Warzone, por no hablar de que el modo zombis es puro DMZ. De hecho, el modo de no-muertos a cargo de Treyarch hasta se juega en el que será el nuevo mapa de Warzone 2.0 (ahora ya solo Warzone sin más): Urzikstan, que lleva filtrado desde 2020.
Si tu prioridad es Warzone, y eres un usuario que viene directamente del battle royale, entonces Modern Warfare 3 (2023) es probablemente el juego que estás buscando. Su multijugador es una granja de camuflajes para lucir genial en el futuro Urzikstan y sus zombis permiten conocer todos los rincones de ese nuevo escenario al dedillo, sumando a ello el chute de felicidad que uno se puede llevar por volver a corretear por el Estadio de Verdansk, la Prisión o la presa de Dam. Sin embargo, si eres un jugador veterano o clásico, que busca la estructura de antaño, ya no hay mucho que hacer. Black Ops Cold War y Vanguard mantuvieron el estilo antiguo de la saga, pero Modern Warfare 2 ya daba indicios de esa 'warzonificación' que estaba llegando. Modern Warfare 3 ha sido el cambio de rumbo que se venía anunciando desde hace tiempo, y puede Warzone se esté convirtiendo en un problema a estas alturas.
Warzone es sin duda la nueva piedra angular de la saga Call of Duty y lo que ha hecho que Activision haya podido mantener su first person shooter de oro a flote, pero el precio a pagar ha sido muy caro. La comunidad habitual del multijugador de CoD no es exactamente la misma que la de Warzone. El battle royale atrajo a una ingente cifra de jugadores nuevos, muchos de los cuales no habían tocado un Call of Duty en su vida. Al ser este modo tan cotizado gratuito, los usuarios de Warzone empiezan a superar a los veteranos y por ende se está reconduciendo la saga hacia ese territorio 'warzonificado', para que la campaña y los demás modos de juego en línea se parezcan lo máximo posible a Warzone para captar a ese público y que no solo se quede en el free-to-play.
Ahora mismo, todo recae sobre los hombros del Call of Duty de 2024, que en teoría corre a manos de Treyarch y será una nueva entrega de Black Ops ubicada en la Guerra del Golfo. Si la saga continúa presentando misiones al estilo "mundo abierto" con características calcadas a las de Warzone, no habrá ninguna duda: el modelo del battle royale se habrá convertido en una maldición para los más veteranos de la saga, y la salvación tendrá que llegar por algún otro sitio. El peso que está teniendo el free-to-play sobre los juegos de pago es extremadamente contundente, y lo que empezó como un complemento ha terminado siendo lo prioritario y modelo a seguir.