Tras el infructuoso debate sobre la posesión de armas en Estados Unidos, la administración de Donald Trump decidió culpar a los videojuegos. Muchos organismos y voces críticas se lanzaron en declarar que este tipo de movimientos buscaban culpar a los juegos y el ocio digital como una cabeza de turco, sin bucear en el fondo de la cuestión. Ahora, desde el estado de Pensilvania se vuelve a arremeter contra los juegos. ¿Cómo? Ideando un recargo en forma de tasa sobre los videojuegos violentos.
¿Es un juego violento? Pues tendré que cobrarte un 10% más
La propuesta, diseñada por un grupo de legisladores y presentada en Pensilvania, ha sido promovida por el republicano Christopher B. Quinn, si bien no tuvo suerte en el pasado. Según lo redactado, la idea sería la de recargar con un impuesto o tasa de hasta un 10% más sobre el valor estipulado por el videojuego en su comercialización.
Los republicanos defienden que este recargo estaría destinado de forma directa hacia asociaciones como Digital Protection for School Safety Account, una organización que busca proteger a los niños de abusos o comportamientos violentos.
La llamada 'tasa del pecado' afectaría a los videojuegos clasificado por el organismo de clasificación de edades ESRB como 'Para adultos'. Según B. Quinn, el aumento de los tiroteos en escuelas e institutos de todo el país estarían relacionados de forma directa con los videojuegos, visión que compañeros de partido, como el vicegobernador republicano de Texas, comparten. Sin embargo, su propuesta tendrá un recorrido bastante complicado por delante.
Además de encontrarse con una oposición parlamentaria cruda, sus detractores se han aliado con responsables del National Center for Health Research, quienes han publicado un estudio que deshace la teoría que relaciona juegos violentos con la violencia en las aulas o en otros espacios públicos. Publicado hace algún tiempo, desmonta las teorías de estos grupos conservadores. Desde la Texas A&M University, a través del profesor de Psicología Chris Ferguson, también han querido desmentir esta relación.
"No hay ninguna evidencia clara de que los videojuegos, así como otros productos multimedia, incluso en la fracción más insignificante, sean responsables de los asesinatos en masa o de otros comportamientos violentos en los jóvenes. De hecho, en los años en los que los videojuegos han subido su popularidad, los actos delictivos y violentos han tenido su tasa más baja en los últimos 40 años", informaba. "Y si bien es natural, e incluso en tiempos tan emocionales como estos, que se busquen de forma desesperadas respuestas en los videojuegos, a menudo se producen ejemplos de desinformación como estos", concluía.