Bethesda considera Dishonored: Definitive Edition y The Elder Scrolls V: Skyrim: Special Edition dos remasterizaciones únicas y justificadas que no tendrán continuidad con nuevas revisiones de clásicos.
En una entrevista a Gamesradar, Peter Hines de Bethesda explica que Dishonored era un caso especial porque "era una nueva licencia al final de la pasada generación de consolas. Remasterizando y llevando el juego a la actual no era mucho trabajo y tenía sentido con la proximidad de las nuevas consolas", que han recibido la secuela.
Skyrim se explica por ser un experimento que Bethesda "había hecho en los primeros días para tener listo Fallout 4 en esta generación de consolas, llevar el motor de Skyrim y hacerlo funcionar en esas consolas para ver cómo funcionaba". También cita que el soporte de mods en consolas de Fallout 4 fue una buena idea para Skyrim.
"Pero estas cosas llevan tiempo, esfuerzo de gente.
Hablando en general, nuestra opinión es que en lugar de invertir este tiempo en cosas que ya hemos hecho, ¿por qué no hacerlo en algo nuevo, o la nueva versión de aquello?".
Esto descartaría, al menos por el momento, remasterizaciones que piden algunos fans de Fallout 3, New Vegas o The Elder Scrolls IV: Oblivion.