Uno se siente como en casa al comenzar a jugar a una nueva generación de Pokémon. Hay novedades y cambios más o menos importantes, pero cualquiera que haya jugado antes sabe qué es lo que tiene que hacer al iniciar partida en una nueva entrega. Para bien y para mal, según a quién preguntes. Esta vez ha sido diferente. Probablemente tenga algo que ver que nuestra sesión de juego de una hora a una versión en desarrollo no comenzara desde el principio, sino algo más avanzados, y que no nos dieran más consejo que recomendarnos hacer alguna de las tres actividades distintas de la historia principal. Pero aun con todo ello, nos sorprendió la sensación que tuvimos al coger el mando y al abrir el mapa del mundo abierto. No teníamos muy claro qué hacer. Nos sentimos abrumados. Pokémon Escarlata y Púrpura, la novena generación de la saga que se estrenará el 18 de noviembre en Nintendo Switch, es un Pokémon distinto.
Paldea: La novena generación se pasa al mundo abierto completo
El cambio fundamental de la novena generación de Pokémon está en su estructura. Tras el ensayo que supuso el spin-off Leyendas Pokémon Arceus, Game Freak ha apostado por un mundo abierto completo, sin fisuras y sin pantallas de carga, que nos da libertad absoluta para ir donde nos plazca. Esto supone que la aventura por Paldea, una región inspirada en la Península Ibérica, tiene un ritmo diferente. Sí, hay una historia principal dividida en tres cadenas de misiones (los gimnasios, el equivalente al Team Rocket y vencer a Pokémon dominantes), pero salvo el nivel de los Pokémon que nos encontramos por el mundo, nada nos impide explorar y hacer otras actividades dejando de lado lo principal.
En nuestra demo, el cuerpo nos pedía continuamente dejar de lado esas misiones principales (aunque no lo hicimos, claro, porque había que escribir este texto). Uno de los motivos estaba en el mapa. Nada más abrirlo vimos un montón de iconos a los que queríamos ir: incursiones, pueblos, zonas a donde hacer vuelo, etc.; pero también zonas interesantes por su orografía en las que podíamos poner un marcador para que nos guiara hasta allí. Pokémon Escarlata y Púrpura tiene pinta de ser uno de esos mundos abiertos donde el destino está claro, pero en los que te entretienes un montón en el viaje: ir a por un objeto que ves más allá, acercarse hasta a ese símbolo de interrogación que ves en el minimapa (que indica, entre otras cosas, la presencia de Pokémon teracristalizados), ir hasta las casas y edificios del horizonte, y por supuesto, buscar Pokémon que deambulan con libertad por el escenario y cuyos iconos aparece en el minimapa.
Otro motivo por el que nos desviamos mucho del camino está en lo divertido que es desplazarse sobre Koraidon y Miraidon, los legendarios de Escarlata y Púrpura respectivamente; no sabemos cómo se consiguen, pues en nuestra demo ya estaban desbloqueados. Con una sola pulsación de botón, montamos sobre ellos: podemos atravesar los caminos y las praderas a toda velocidad, escalar superficies verticales, nadar por el agua y planear al lanzarse desde un risco. Es fácil que capte nuestra atención un Pokémon o algún brillo en el suelo mientras sobrevolamos Paldea, y que desde ahí veamos algo más que nos cause interés. Quizá sea por el limitado tiempo que tuvimos para explorar, o porque nos sorprendiera la fórmula en una saga tan inamovible en su estructura, pero nos da la sensación de que cada área nos dará espacio para perdernos.
Pero el núcleo de la experiencia, como siempre, será capturar y combatir. Los Pokémon transitan con libertad por el mundo, aunque a veces nos toparemos con ellos por sorpresa, sobre todo con los más pequeños que quedan camuflados entre la hierba, cuando vamos corriendo a toda velocidad sobre Koraidon. Al encontrarnos con un Pokémon salvaje, comienza un combate por turnos de los de toda la vida: hay que bajar los puntos de vida de la criatura para tener más éxito a la hora de lanzar la Poké Ball. Sin embargo, la batalla arranca sin transiciones y en el mismo lugar, como en Leyendas Pokémon Arceus, y es habitual que otras criaturas cercanas se acerquen a husmear e incluso a reaccionar de maneras divertidas al enfrentamiento, aunque sin influir en la batalla.
Más importante aún es el cambio de los entrenadores. Paldea estará repleto de otras personas contra las que combatir, pero al contrario que en generaciones anteriores, estos enfrentamientos son opcionales: solo comenzarán si hablamos con ellos, y se indica claramente si al interactuar con un personaje simplemente nos dirá algo o si nos retará a un combate. Quizá por la posibilidad de que algunos dejen de lado muchas batallas y sus Pokémon no suban de nivel se ha añadido el Combate libre, una mecánica que permite lanzar a uno de nuestros Pokémon a que combata por su cuenta contra las criaturas que deambulan por el mundo y para que recojan objetos.
Como veis, no parece haber nada que ponga límites al jugador, y por tanto, es fácil que los jugadores menos experimentados se pierdan y no sepan qué hacer a continuación. Por suerte, en los Centros Pokémon, que ahora están repartidos por todo el mundo al aire libre, se ha introducido una opción que nos sugiere una nueva actividad y nos marca un punto del mapa al que acudir. Además, al lado del mostrador de curación y de la tienda, hay una nueva máquina de fabricación de MT (que son de un solo uso) para la que se utilizan materiales que hemos recopilado por el mundo y que hemos obtenido de los Pokémon, y que también podemos conseguir intercambiándolos por una nueva divisa, los puntos de Liga.
La búsqueda del tesoro: Tres tramas principales que completar en cualquier orden
En Paldea tendremos tres historias, cadenas de misiones que adaptan los dos retos principales tradicionales de la saga junto a uno nuevo que, en parte, procede de Pokémon Sol / Luna. La Travesía de la Victoria nos llevará a conseguir las ocho medallas de Gimnasio y convertirnos en campeones de la Liga Pokémon. La Senda legendaria nos hará encontrar y combatir contra Pokémon dominantes, versiones más grandes y poderosas de Pokémon comunes. Por último, La Vía Stardust nos propone adentrarnos en las bases de los malvados del Team Star y derrotar a sus líderes.
En nuestra demo nos dio tiempo a jugar un gimnasio y adentrarnos en una de esas bases. En esta ocasión, el combate contra el líder irá precedido de un minijuego que tiene dos objetivos: ofrecer algo fresco en el gameplay y representar la cultura del pueblo o ciudad en el que se encuentra el desafío. Así, antes de combatir contra Brais, el líder de tipo planta del gimnasio de Pueblo Altamía, tuvimos que explorar el pueblo prestando atención al gruñido de Sunflora repartidos por el lugar para llevar diez de ellos a una granja. El enfrentamiento en sí, que tiene la misma puesta en escena épica que los combates de Pokémon Espada y Escudo, es muy fácil y no tiene más novedad que el uso de un Pokémon teracristalizado por parte del adversario. Pero ya os adelantamos que esta mecánica es capaz de revolucionar los combates Pokémon.
La teracristalización es la vuelta de tuerca a los combates de esta generación, como anteriormente lo fue el Dinamax y las Megaevoluciones. Todos los Pokémon se pueden teracristalizar y variar su tipo. Cada criatura puede tener como teratipo cualquiera de los 18 tipos, incluso el mismo tipo del que ya es (lo que sirve para potenciar todavía más sus movimientos). Esto abre muchas posibilidades estratégicas, sobre todo en la composición de equipos, pero tiene sus limitaciones: solo se puede teracristalizar un Pokémon por combate, y la energía para hacerlo se agota (se recarga encontrando cristales por el mundo abierto y en los Centros Pokémon).
Más diferencias aún hay en la trama de los villanos. El Team Star son los equivalentes al Team Rocket, el Equipo Galaxia y similares de otras ediciones. A lo largo de Paldea hay varias bases de este grupo, cada una de un tipo. Nosotros pudimos acceder a la de tipo fuego; apuntar que no podemos colarnos en medio del campamento desde el aire, sino que hay que ir hasta la puerta y tocar una campana para comenzar una actividad que en parte nos ha sorprendido y en parte nos ha dejado muy fríos.
La primera parte nos proponía derrotar a 30 Pokémon en Combate libre utilizando tres Pokémon. No tiene mucha enjundia, la verdad: basta con elegir a tres criaturas que contrarresten el tipo fuego e ir lanzándolos a grupos de enemigos mientras recorremos la base para que acaben con ellos. La segunda parte sí que nos resultó más curiosa y divertida: un combate tradicional contra la líder de la base en el que había que enfrentarse al enorme vehículo que montaba. Al menos en equiparación de niveles fue todo un desafío que nos obligó a utilizar muchos Revivir Máximo y a pensarnos bien la alternancia de Pokémon.
¿El juego de Pokémon más fluido? Un multijugador sin trabas
La novena generación de Pokémon tiene el objetivo de que cada cual se construya su propia aventura, pero también de que el viaje sea lo más fluido posible. Y para ello, además de numerosas mejoras de calidad de vida, se incluyen nuevas mecánicas que parecen ir dirigidas a un mismo objetivo: ahorrar tiempo. Un ejemplo de esto es la ya mencionada fabricación de MT con materiales; pero también entra aquí esos campamentos en los que podemos hacer bocadillos, cuidar de nuestras criaturas, y parece ser realizar tareas relacionadas con la crianza.
Y en esto también tiene mucho que decir el modo multijugador. Solo hemos probado el modo local, pero si funciona igual de bien en el modo en línea, creemos que estamos por fin ante una experiencia social cómoda y ágil. Desde uno de los mostradores de los Centros Pokémon podemos crear una sala a la que invitar hasta a tres jugadores. Cada uno de ellos tiene libertad para moverse por toda Paldea como quiera: no hace falta estar juntos. Tampoco es necesario que todos participen en las mismas actividades. Mientras uno recorre el norte de la región buscando algún Pokémon extraño, otros dos pueden estar realizando una Teraincursión (como las de Espada y Escudo, pero con Pokémon teracristalizados y sin tener que esperar a que los compañeros hagan sus acciones para hacer la nuestra), y el restante buscando en la caja el Pokémon que después intercambiará con otro de los Entrenadores, que recibirá una notificación de la invitación que no corta la actividad que esté realizando en ese momento.
Más allá de incursiones, intercambios y combates, hay cosas por hacer para pasar el rato: participar en carreras sobre los legendarios hasta el punto que uno marque en el mapa, tomar fotografías y retratos en grupo para los que se pueden hacer multitud de gestos, fardar de vestuario (que ahora no va ligado al género del jugador)… Por supuesto, a todo esto hay que sumar la vertiente competitiva, que funciona de manera similar a la anterior generación: habrá torneos, temporadas, equipos de préstamo, una tarjeta de jugador donde reflejar los logros, etcétera.
Una mejora visual y un cambio artístico
Pokémon Escarlata y Púrpura vuelve a ser un título que no explota el hardware de Nintendo Switch, pero las mejoras visuales son evidentes al compararlo tanto con la octava generación como con el reciente Leyendas Pokémon Arceus. Y todo llega acompañado de un cambio en la dirección de arte que convencerá más a unos y menos a otros. Los diseños de los nuevos Pokémon nos encantan, el diseño de los personajes principales como los líderes de gimnasio rebosa personalidad, y la interfaz y los grafismos son una pasada.
Pero mientras las ediciones de 2019 tenían un estilo más cel-shading, aquí se opta por un 3D más tradicional. Los Pokémon tienen cierta textura realista, como se deja notar en las escamas de Koraidon y en la piel de Sudowodo; y los personajes y los entornos tienen una iluminación y unas sombras más típicas de los animes tridimensionales. Si nos preguntáis a nosotros, el estilo nos gusta menos que en la octava generación, aunque esto es cuestión de gustos.
Y, sin duda, hay carencias técnicas. Sí, hay una mejora respecto a lo previo, pero la baja resolución es evidente al jugar en modo televisor, las texturas del mundo tienen muy poco detalle, el escenario en sí mismo está bastante vacío (aunque los pueblos y ciudades están más cargados), y el juego se mueve con menos fluidez de la que nos gustaría. Un apunte: aunque al movernos por Paldea no hay transiciones, sí hay al menos una gran ciudad que requiere un tiempo de carga para entrar y salir. Habrá a quien todo esto le importe más y a quien le dé igual, pero una vez más nos quedamos a la espera de ese momento en el que no haya que decir "a pesar de los gráficos" al hablar de las bondades de un nuevo Pokémon.
En lo que llevan tiempo sin fallar es en la banda sonora, y en esta ocasión nos ha sorprendido muchísimo. La música tiene por momentos la épica de Espada y Escudo, a veces la tranquilidad de Leyendas Pokémon Arceus, y en otras ocasiones, como en la misión del Team Star, utiliza un registro muy cañero. Eso sí, como ya sucediera en la generación previa, aquí no hay voces, así que veremos a personajes articulando palabras con la boca sin que salga voz alguna de la misma.
Savia nueva para Pokémon
Leyendas Pokémon Arceus se ha convertido en un exitazo a pesar de ser un spin-off por ofrecer algo distinto a lo que uno puede esperar de esta longeva saga. Pokémon Escarlata y Púrpura tiene el potencial de hacer lo mismo con la serie principal. Explorar a lomos de los Pokémon legendarios el mundo abierto, una región de Paldea donde parece haber algo que hacer a cada paso; la estructura libre en las tres misiones principales; las posibilidades del multijugador; la importancia que la teracristalización puede llegar a tener en el competitivo… El nuevo juego de Game Freak todavía tiene que demostrar que su mundo abierto no se hace repetitivo, que los cambios en los gimnasios son más que un gimmick y que los enfrentamientos contra el Team Star son realmente divertidos, pero lo que nos ha dejado claro con esta breve sesión de juego es que esta nueva fórmula es más ambiciosa, rompedora e interesante. Estamos ansiosos por explorar con libertad Paldea y contaros si el juego es una auténtica revolución para la serie cuando se lance el próximo 18 de noviembre.
Hemos realizado estas impresiones tras asistir a un evento invitados por Nintendo España.