Fire Emblem: Three Houses no es solo uno de los mejores juegos que podemos encontrar en el catálogo de Nintendo Switch, sino también una de las mejores entregas de esta veterana saga y uno de los SRPG más ambiciosos y completos que jamás hemos tenido el placer de jugar. Cuatro rutas que nos garantizan una media de 200 horas de pura estrategia para ver todo lo que tienen que ofrecer, un adictivo sistema de progresión y personalización de unidades, épicas batallas bien diseñadas, una buena trama y todo un reparto de carismáticos personajes son solo algunas de sus cartas de presentación. Ahora, Intelligent Systems y Koei Tecmo nos traen su esperada expansión de historia, En la boca del lobo, cerrando con ella los contenidos prometidos para su Pase de Temporada y dejándonos con un sabor de boca inmejorable para una gran odisea que tras dos centenares de horas sigue sin cansarnos y poniéndonos a prueba.
La cuarta casa
Algo que conviene destacar es que esta nueva aventura es independiente y está separada del juego base, así que para jugarla tendréis que seleccionar "Historia adicional" desde el menú principal. De hecho, también tiene sus propios archivos de guardado, por lo que no tendréis que preocuparos de desbloquearla o de rejugar nuevamente ninguna ruta. Con tan solo comprar el Pase de Temporada (no se vende por separado) ya podréis adentraros en todo lo que ofrece.
Eso sí, esto no significa que no tenga ningún tipo de relación con la trama de Three Houses, ya que lo que aquí se nos cuenta está muy bien encajado en cierto punto de su primera mitad y a medida que avancemos en este DLC desbloquearemos jugosos e interesantes contenidos a los que podremos sacar partido en cualquiera de las cuatro rutas.
Esta vez la premisa argumental nos lleva a adentrarnos en el Abismo, un complejo de túneles bajo el Monasterio de Garreg Mach que sirve como refugio para aquellos que no pueden hacer una vida normal en la superficie: forajidos, proscritos, marginados, mendigos, adoradores de dioses paganos, etcétera. Allí conoceremos a Yuri, Hapi, Constance y Balthus, los integrantes de los Lobos Plateados, la que podríamos considerar como la cuarta casa de la Academia de Oficiales, quienes se encargan de proteger el lugar y a todos los que fueron rechazados por el mundo exterior.
Como podréis suponer, a partir de aquí se desarrolla una historia que amplía de formas muy atractivas el universo del juego, metiéndose de lleno con complejos temas de carácter político, social y religioso que podemos extrapolar con suma facilidad a la situación actual del mundo real, además de otros asuntos un poco más "fantásticos" pero igualmente apasionantes.
Sin embargo, más interesante que la propia trama lo son sus nuevos personajes, cuatro alumnos que esconden algunos de los trasfondos más elaborados y fascinantes de todo el juego, haciendo que merezca muchísimo la pena profundizar en sus historias personales, ya que tienen mucho que contar y se destapan como unos guerreros increíblemente carismáticos con los que conectaremos igual de bien y de rápido que con cualquiera del resto de protagonistas.
De vuelta a los orígenes
Centrándonos ya en lo puramente jugable, nos ha llamado mucho la atención cómo en Intelligent Systems han decidido recuperar la fórmula clásica de la saga para centrarse única y exclusivamente en las batallas. Olvidad el monasterio, las clases, las destrezas, las actividades, los apoyos, el calendario y todo ese componente rolero y social que tiene el título base, ya que aquí no nos dejarán escoger ni los personajes ni los batallones que llevaremos a los combates.
Su estructura se resume básicamente en secuencia de vídeo, batalla, pausa para ir de tiendas, gestionar nuestro inventario y explorar una nueva ciudad en la que solo podremos hablar con sus habitantes y poco más, y vuelta a repetir el ciclo. ¿Os suena? Pues sí, ya que bebe muchísimo de los Fire Emblem más clásicos y tradicionales. De hecho, las cantidades de oro, recursos, materiales y experiencia que podemos conseguir están muy limitadas, obligándonos a valorar nuestras compras, movimientos y gastos con bastante más cuidado si no queremos llevarnos un disgusto en los compases más avanzados.
Gracias a esto, el equipo de desarrollo ha podido diseñar unos combates mucho más estratégicos e interesantes al tener casi todas sus posibles variables controladas. Aquí no vais a poder crear combinaciones de habilidades y clases que rompan el juego y os permitan destrozar a vuestros enemigos con suma facilidad, ya que las unidades de las que dispondremos tienen sus parámetros muy controlados para que puedan superar la aventura siempre y cuando las usemos correctamente y siguiendo una buena estrategia.
Con ello, los enfrentamientos pasan a convertirse en auténticas partidas de ajedrez en los que deberemos dar con los movimientos adecuados para salir victoriosos, algo que hemos notado especialmente al darnos cuenta de que nos estaban obligando a hacer uso de prácticamente todos los recursos de los que disponíamos. Ninguno de los personajes que controlaremos es prescindible y vamos a necesitarlos a todos ellos para llegar hasta el final.
Todo esto supone un aumento considerable de la dificultad respecto al título base (sin contar el modo Extremo), algo en lo que también influye el diseño que tienen las nuevas batallas. Estas son larguísimas y tienen una duración que oscila entre la hora y media y las dos horas en Difícil, tiempo en el que no pararán de suceder todo tipo de giros inesperados que nos obligarán a replantear por completo nuestras tácticas para adaptarnos a lo que va sucediendo. Además, los mapas y las combinaciones de enemigos no suelen permitir ir a la defensiva y tendremos que ingeniárnoslas para cumplir nuestros objetivos en condiciones muy adversas y poco favorables a las que deberemos darle la vuelta. No vamos a entrar en detalle porque hay bastantes sorpresas que merece la pena que descubráis por vosotros mismos, pero sí que os recomendamos que os mentalicéis bien antes de afrontar estos nuevos desafíos.
Se nota que es un contenido pensado para quienes ya finalizaron, como mínimo, una de las rutas del juego base y dominan sus diferentes sistemas, aunque tranquilos, siguen estando todas las opciones habituales para hacer la experiencia igualmente disfrutable por los jugadores menos duchos con el género, como el modo Novato para evitar las muertes permanentes o la dificultad Normal, la cual sigue siendo muy asequible. Además, seguimos contando con el Pulso Divino para retroceder turnos, algo que esta vez solo podremos usar un máximo de cinco veces por misión.
Al igual que con el título principal, su duración depende de muchos factores, aunque nosotros hemos necesitado unas trece horas para terminarlo en Difícil/Clásico sin saltar las animaciones de los turnos enemigos. Entre las recompensas que podremos desbloquear progresando en esta expansión se incluyen cuatro nuevas clases interesantísimas (¡por fin regresan las Aurigas Oscuras!) y con habilidades realmente útiles y prácticas que amplían todavía más nuestras posibilidades tácticas. Y, por supuesto, los miembros de la casa de los Lobos Plateados también pasarán a ser reclutables en cualquiera de las cuatro rutas principales, siempre y cuando lo hagamos antes del fatídico salto temporal.
Una expansión que merece la pena
En la boca del lobo es una expansión que merece mucho la pena para cualquiera que haya disfrutado de esta magnífica aventura. Ofrece una buena trama, grandes personajes, clases muy atractivas y algunas de las mejores y más desafiantes batallas de todo el juego, lo que no es decir precisamente poco. Además, nos da la excusa perfecta para jugar el resto de rutas que tuviésemos pendientes y así aprovechar todos los contenidos y novedades que aporta a la historia del título base, mucho más importantes en lo jugable y argumental de lo que en un principio podría parecer. En definitiva, si te gustó Fire Emblem: Three Houses y te quedaste con ganas de más, aquí encontrarás justo lo que buscas y con la misma calidad de siempre.
Hemos escrito estas impresiones con un código del Pase de temporada que nos ha proporcionado Nintendo.