Existen dos grandes franquicias de rol que han cautivado el corazón de millones de adeptos al género: Dragon Quest, con un liderazgo claro a finales de los ochenta en territorio nipón, y Final Fantasy, la propuesta de la antigua Squaresoft cuyo único fin era hacer sombra al líder indiscutible del género. Y que, en gran parte, consiguió. Mientras que la serie de Enix se quedaba en fronteras japonesas o americanas -pues hasta hace más bien poco llegaron los primeros juegos de la serie a nuestro país- la popular saga de Hironobu Sakaguchi comenzó a romper moldes en todo el mundo, sobre todo tras el lanzamiento de la aclamada séptima parte, primera en tres dimensiones y que llegó a nuestro país abriendo la puerta a los demás exponentes del género. Sin embargo, los tiempos cambian, los costes de desarrollo de un videojuego para la nueva generación no tienen ni punto de comparación con los de hace diez años, y eso se nota, sobre todo en las compañías más pequeñas. Es por ello que hace varios años, las dos gigantes japonesas unieron sus fuerzas para crear Square Enix, comenzando así un nuevo concepto de videojuegos y expandiendo, para bien o para mal, muchas de sus populares series.
Dragon Quest, con numerosas adaptaciones a Nintendo DS, sumado a la compilación de Final Fantasy XIII con sus varios proyectos para distintas plataformas y englobando al título que abarca este artículo, Dissidia: Final Fantasy, son claros ejemplos de que a día de hoy, las ideas frescas son más que necesarias.
Ya sea para darle un soplo de aire fresco a los personajes más carismáticos de la compañía o simplemente para probar nuevas experiencias. Y Dissidia es una de ellas, y muy buena, todo sea dicho.
Una lucha inevitable
Cuando una desarrolladora presenta un videojuego, sea del género que sea, suele mostrar a la sociedad dos facciones completamente diferenciadas: el bien y el mal. El primero, que encarnaremos en más del 90% de los videojuegos, es el encargado de salvar el mundo, mientras que el segundo, que a priori es mucho más poderoso, es el encargado de mostrarnos una crueldad extrema e inhumana. Y eso en Square Enix lo saben, pues lo llevan haciendo desde la primera entrega de Final Fantasy y Dragon Quest. Y evidentemente, en Dissidia, no iba a haber una excepción, y menos sabiendo cómo está planteado el videojuego.
De esta manera nos encontramos con dos dioses que engloban el mundo mágico en el que está inspirado la obra. Cosmos, que es la diosa de la paz y tranquilidad; y Caos, que es el encargado de llevar la oscuridad hasta los rincones más inhóspitos del lugar. La guerra entre el bien y el mal es una constante en el mundo, librando incontables batallas que se alargarían hasta el fin de los días, si no fuera, precisamente, porque Caos comienza a inclinar su balanza a su favor gracias a sus nuevas adquisiciones en forma de adeptos. El poder de Cosmos se ve reducido, albergando la esperanza a diez héroes que deberán encontrar el camino entre total oscuridad, mientras pelean por arrojar un poco de luz a un mundo sucumbido por el caos.
¿Dónde se encuentra la revolución y la expectación causada por el título? Precisamente en los personajes que encarnaremos a lo largo de la aventura, que no son otros que los protagonistas de las primeras diez obras de la serie Final Fantasy -las numeradas, evidentemente-, con sus respectivos villanos en el papel de sembradores del mal. Así pues, nos encontramos con un mundo fantástico y mágico en el que los héroes más queridos de los aficionados del rol unen sus fuerzas para combatir una horda de enemigos que supera a lo visto con anterioridad en cualquier videojuego, una unión de fuerzas, tanto benignas como malignas, que dará mucho que hablar entre los aficionados de la industria de los videojuegos. ¿Estás preparado para que Cloud, Terra, Squall y compañía comiencen un viaje para derrotar a Sefirot y demás? Más vale que sí, porque la guerra sólo acaba de comenzar.
Se acabaron los turnos
La presentación de Dissidia dejó bien claro que el título no iba a reunir a los personajes de Final Fantasy para un nuevo videojuego de rol, sino que iba a proponer un estilo de juego mucho más dinámico y experimental: el género de peleas. De esta manera, mostrando a su favor unos personajes -tanto héroes como villanos- carismáticos y con una legión de fans a sus espaldas, la compañía japonesa se puso manos a la obra para ofrecer al jugador una experiencia acorde con las posibilidades de PSP, añadiendo, como no, particularidades que hagan de Dissidia: Final Fantasy, una experiencia única.
Los combates se presentan en un entorno completamente en tres dimensiones, dejando a un lado los combates "laterales" al más puro estilo Soul Calibur o Tekken para ofrecer una experiencia de juego más amplia, que recuerda más a la aclamada obra de Sega Power Stone. De esta manera, controlaremos a nuestro personaje con el stick analógico de la consola, pudiendo fijar el objetivo en todo momento y asestándole, mediante los botones frontales de la máquina, potentes combos y ataques ofensivos que mermen sus defensas y les hagan morder el polvo. La mecánica del juego es bastante sencilla, aunque en una primera toma de contacto puede parecer un poco confusa y tediosa. Nada más lejos de la realidad.
Contaremos, pues, con ataques básicos que ejercerán un daño moderado a nuestros contrincantes, saltos espectaculares para evadirnos de los ataques cercanos y una interacción con el entorno que dará mucho juego en las partidas. Podremos subir a plataformas por las paredes, saltar y dirigirnos como un rayo a donde se encuentre el enemigo y, cómo no, realizar ataques a larga distancia para demostrar que somos los más temibles, aunque sea de lejos.
Para amenizar los combates y dotarles de un mayor grado de dinamismo la desarrolladora ha incluido un objeto que aparecerá de tanto en tanto en las batallas: el núcleo EX. Este preciado objeto dará a nuestros personajes la posibilidad de realizar un ataque especial devastador que será el encargado de finiquitar, en muchas ocasiones, la pelea. Los ataques especiales incluirán un minijuego basado en el universo Final Fantasy, dándole a los personajes un grado de interacción bastante apreciado por los usuarios. Por ejemplo, el mandoble final de Squall abrirá un reto en el que tendremos que apretar el botón "R" de la portátil en el momento justo, tal y como ocurría cuando el protagonista ejercía el límite en Final Fantasy VIII.
Comenzaremos con ataques superficiales y poco profundos, que dejarán entrever que como héroes que van a salvar al mundo todavía estamos un poco verdes. A medida que vayamos completando el modo historia, tendremos acceso a nuevo material para nuestro personaje, entre los que se incluyen objetos de curación y de potenciación -para aumentar fuerza, defensa, etc.-, equipación para aumentar los atributos del personaje y, por supuesto, nuevas habilidades para ejecutar en las batallas. Precisamente esta personalización de los personajes es lo que dará a Dissidia un componente distintivo que agradará a los apasionados de la serie. Será indispensable potenciar a los personajes si no queremos que nos aniquilen en un abrir y cerrar de ojos.
Completo, muy completo
El modo historia de la aventura tiene la suficiente profundidad como para mantener al jugador expectante por saber qué ocurre con el conflicto entre Caos y Cosmos. Sin embargo, Dissidia no tiene intención de que el jugador se despegue de la videoconsola nada más terminar el modo principal, sino que ha añadido suculentos modos de juego para profundizar en los combates, así como multitud de secretos para hacer una experiencia de juego digna con la envergadura del proyecto.
Contaremos también con un modo arcade, ideal para echar una partida rápida con los personajes iniciales, sin configuraciones de ningún tipo, utilizando única y exclusivamente nuestra habilidad con el control propuesto. Su vertiente experimental y completa, el combate rápido, nos permitirá enfrentarnos a la máquina con personajes potenciados por nosotros, es decir, con los ataques, equipo y habilidades que hayamos establecido a cada personaje con anterioridad. Cabe destacar que este modo de juego presenta una dificultad elevada, demostrando que, pese a tratarse de un juego de pelea, la "mala leche" de la desarrolladora a la hora de ofrecernos retos realmente complicados y sólo para expertos está presente en el videojuego.
Como no podía ser de otra manera, Dissidia: Final Fantasy presenta una vertiente multijugador en red local, pudiendo jugar con los personajes que hayamos configurado y enfrentándolos contra los de nuestros compañeros. Lamentablemente y contra todo pronóstico, el juego no soporta funciones online, algo que sin duda habría potenciado gradualmente la experiencia de juego hasta límites insospechados. También podremos compartir artefactos y tarjetas que iremos descubriendo a medida que avancemos los combates en el modo historia, que, como decíamos, está plagado de secretos y elementos por descubrir.
Una experiencia audiovisual digna
Cada Final Fantasy o Dragon Quest presenta una historia completamente diferenciada, con unos personajes y un universo que, si bien es cierto comparten distintos aspectos generales de la serie, poco o nada tienen que ver con sus anteriores entregas. Lo que sí que tienen en común estas dos franquicias es que siempre han contado con un apartado gráfico y sonoro digno de mención, tanto si la obra se trata para una consola de sobremesa, como Final Fantasy XII, como si está prevista para una portátil de menos potencia, como la última entrega de Dragon Quest, que arrasa en Japón.
Y Dissidia no iba a ser el encargado de romper este esquema, y más tratándose de un videojuego que recoge los mejores personajes de cada Final Fantasy. Estamos ante una obra que explota a la perfección la potencia de la portátil de Sony, mostrando un motor gráfico sólido y unos personajes bien detallados con un diseño artístico revisado para la ocasión, como era de esperar. Además de ello, la obra viene acompañada de multitud de secuencias para potenciar los momentos álgidos del guión, así como escenas en las que veremos cómo los personajes cobran vida para presentar el universo como si estuviésemos jugando en una de las consolas más potentes de sobremesa. La cantidad de detalles que se muestran en pantalla no hacen sino aclamar la potencia gráfica de la consola de Sony, que no sólo mueve fluidamente toda la trepidante acción, sino que lo hará sin ningún tipo de ralentización que merme la experiencia de juego y, tratándose de un videojuego de peleas donde el caos está a la orden del día, este detalle se valora mucho. Por ejemplo, cuando hagamos un combo a nuestro enemigo podremos enlazarlo con un potente ataque especial, que nos llevará a una secuencia en la que tendremos que ser partícipes de un minijuego para producir más daño al contrario, todo ello a un ritmo trepidante y sin ningún tipo de ralentización ni bajada en la tasa de imágenes por segundo.
La música, por otra parte, está repleta de guiños a las series de donde proceden los personajes protagonistas de la serie. Se han incluido nuevas músicas para mostrar el universo de Dissidia, y se han adaptado las melodías más particulares de cada entrega para mostrar una banda sonora que, pese a que no sorprenderá a los que hayan disfrutado de todas y cada una de los videojuegos de Final Fantasy numerados, sí que englobarán un apartado sonoro brillante, tanto en calidad como en cantidad. Contaremos, además, con una fantástica caracterización -en inglés- de los personajes, con unos actores de doblaje que ponen énfasis en su interpretación y que, sin duda, contentará a los más aficionados a las experiencias audiovisuales completas. La versión que hemos jugado contaba con voces en completo inglés, imposibilitando la opción de jugarlas con sus versiones originales japonesas, por lo que los jugadores más dedicados y nostálgicos que prefieran las voces niponas tendrán que esperar a la versión final del videojuego para saber si finalmente Square Enix incluye las esperadas voces originales.
En septiembre en España
La esperada obra de Square Enix llegará a España el próximo mes de septiembre en exclusiva para la portátil de Sony. La propuesta japonesa tiene todos los números para convertirse en uno de los bombazos del año para portátil, puesto que su puesta en escena, su adictiva jugabilidad y sus posibilidades demuestran que la compañía nipona no sólo es buena haciendo videojuegos de rol. A la espera de diversos detalles que finiquiten el resultado final, sólo podemos decir que Dissidia: Final Fantasy es una obra que realmente hay que seguir de cerca, ya no sólo para los fans de la serie de rol, sino también para todos aquellos quienes quieran un videojuego digno de peleas para su portátil.
