Prey es un juego que hizo mucho ruido durante su desarrollo. Tras la aventura original de 2006, todos esperábamos esa espectacular secuela que nunca pudimos jugar. A nuestras noticias llegaban las declaraciones cruzadas entre la editora, que afirmaba que se canceló porque no estaba a la altura, y la desarrolladora, que aseguraba que su juego era más que competente y que había otras razones de por medio.
Al final, Arkane fue elegida para recuperar esta saga con un gran juego, que bebía tanto de BioShock como de su propia obra, Dishonored. Con estas bases, no podía salir un juego malo, y si bien no ha sido el mayor éxito de Bethesda, aquellos que lo han jugado han descubierto la calidad de esta aventura. Ahora se expande con un contenido un tanto original: Mooncrash.
Fly me to the moon
Mooncrash es una expansión que recoge las bases fundamentales de Prey y las reimagina dentro de una jugabilidad más roguelike sin perder en ningún momento la esencia del original. Esto quiere decir que tendremos que recorrer un gran escenario que cambiará cada vez que los juguemos, con nuevos enemigos, nuevas zonas que se van abriendo y nuevos desafíos.
En Mooncrash vivimos una simulación una y otra vez con la promesa de que, una vez que la completemos, podremos volver a casa. En esta simulación podemos elegir entre cinco personajes diferentes que iremos desbloqueando al cumplir ciertos requisitos, y que nos ofrecen diferentes maneras de jugar.
Estos cinco personajes ―algunos, incluso, conocidos del juego principal― tienen diferentes estadísticas y habilidades, ofreciéndonos más salud o más PSI, o diferentes Neuromods que habilitar. Si nos matan en mitad de una partida, podremos pasar a controlar a otro personaje, siempre que lo hayamos desbloqueado con anterioridad. A pesar de cómo suena, cada personaje no es una vida o una oportunidad, ya que cada uno tiene sus propios desafíos.
Esto es lo que le da mayor complejidad y rejugabilidad a la experiencia. Tenemos una serie de desafíos ―algunos comunes, la inmensa mayoría individuales― que completar, que pueden ir desde encontrar un objeto a escapar de la Luna de una manera concreta. Esto es lo que nos va a enganchar y a animar a volver a jugar una y otra vez. Son desafíos muy bien planteados y, además, con una elevada curva de dificultad.
Una de las cosas que esta dificultad nos obliga a hacer es gestionar muy bien los recursos. Por ejemplo: para abrir una puerta necesitamos matar a todos los enemigos de esa zona, y es poco probable que tengamos balas de sobra. Tendremos así que usar el escenario, lanzar objetos explosivos, arriesgarnos a sufrir daños combatiendo con la llave inglesa… Nos va a poner en momentos muy, muy intensos donde la inteligencia y la puntería pasan a importar a partes iguales.
En esta expansión vamos a morir una y otra vez, y no pasa nada. Se trata de eso, de llegar cada vez un poquito más lejos. Llegar lo suficientemente lejos para desbloquear un nuevo personaje y, consecuentemente, poder desbloquear una nueva zona del mapa al hacer uso de sus habilidades. Está todo muy bien medido y la progresión es muy satisfactoria.
Otra de las claves es la inclusión de dinero virtual, que conseguimos haciendo prácticamente cualquier cosa, como completar los mencionados desafíos o matar enemigos. Con este dinero podemos comprar armas, munición o inclusos Neuromods para usar en cada partida, dándonos una ventaja inicial a la hora de pasar a la acción. Aquí entra en juego nuestra estrategia para decidir si merece la pena gastar tanto dinero en tal o en cual.
Mooncrash, además, no da una sensación de repetición. La aventura principal ya tenía muchos elementos de backtracking, por lo que la sensación de recorrer un mismo escenario no se hace rara. Aparte, no vamos a hacer siempre el mismo camino, sino que cada personaje tendrá sus objetivos en diferentes zonas, dándole variedad al desarrollo.
Expandiendo la base
En lo audiovisual, Mooncrash nos ofrece algo totalmente nuevo. Ambientado, obviamente, en la Luna, tenemos muchos escenarios nuevos, y si bien es verdad que algunos de los assets se recuperan del juego base, también tenemos un montón de contenido nuevo. Dicho sea de paso, la actualización que acompaña a la expansión, independientemente de que la compremos o no, introduce mejoras gráficas en Xbox One X, que hasta ahora no tenía parche.
El rendimiento se mantiene a 30 imágenes por segundo tanto en Xbox One X como en PS4 Pro (además de sus modelos base, claro), pero son muy estables y se controla muy bien. Por supuesto, nos llega perfectamente traducido y doblado al castellano, un esfuerzo que Bethesda siempre suele hacer y, obviamente, agradecemos bastante.
Buscando la salida
Mooncrash nos ha gustado mucho. Éramos un tanto reticentes a la idea de tener que jugar un Prey roguelike, pero una vez que nos hemos sumergido en él nos hemos dado cuenta de los bien hecho que está, y cómo no pierde la esencia del juego. Tras varias horas de juego puede hacerse un poco repetitivo, sí, pero creemos que tiene mucho que ofrecer.
Esta expansión nos ha obligado a reimaginar cómo jugamos a Prey, utilizando el escenario y nuestros poderes como nunca antes, sufriendo con los estados alterados y contando cada bala. Si os habéis quedado con más ganas del juego de Arkane, os recomendamos esta expansión sin reservas.
Hemos realizado estas impresiones en su versión de PS4 con un código de descarga proporcionado por Bethesda.