Tras muchos años en el limbo de los videojuegos, por fin el año pasado volvió la licencia del World Rally Championship, para disfrute de los amantes de este deporte. Aunque en el día a día no se trate de una competición que cuente con excesiva repercusión, ni entre la prensa ni el público español, sobre todo desde que no tenemos un piloto de la altura de Carlos Sainz, esto no quita que se trate de una de las disciplinas del mundo del motor más espectaculares, que en el mundillo de los videojuegos tiene un encanto especial.
En 1998 apareció de la mano de Codemasters un juegazo de la talla de Colin McRae Rally, que nos demostró a muchos que este deporte podía ser tremendamente divertido y apasionante en forma de videojuego, creando prácticamente un subgénero dentro de los títulos de velocidad. La saga continuó a lo largo de los años pero en los últimos cinco, y adoptando la coletilla DiRT, esta ha abandonado sus orígenes y no se puede considerar solo un juego de rallies, aunque en su última entrega en cierta manera ha vuelto a contentar a los incondicionales del género.
Sony tuvo a principios de la pasada década la licencia del Campeonato Mundial de Rally lanzando unos notables juegos para PlayStation 2, pero en 2005 dejó el testigo, y ninguna otra compañía se atrevió a cogerlo. Mientras Sébastien Loeb se ha dedicado a ganar los últimos siete campeonatos, los aficionados a este deporte, o tan solo a los videojuegos basados en él, han tenido que añorar tiempos mejores, hasta que el año pasado Black Bean, ahora poseedores de la licencia, encargaron a los italianos Milestone un nuevo trabajo que se convirtió en una interesante pero muy modesta propuesta.
Expertos en videojuegos de velocidad desde 1995, no hay deporte del motor o disciplina que se les resista a estos desarrolladores afincados en Milán. Hace apenas tres meses lanzaron SBK 2011, basado en el Campeonato Mundial de Superbikes, un deporte para el que llevan muchos años trabajando y cuyo juego curiosamente comparte muchas señas de identidad con el que realizaron el año pasado del World Rally Championship. Ambos simuladores con una buena jugabilidad, un realismo razonable sin llegar a extremos que no permitan divertirse a cualquiera, pero unos apartados técnicos tan discretos que acaban empañando el resultado final.
Ahora hemos podido probar una beta de WRC 2, la nueva entrega que se muestra muy continuista respecto a la edición del año pasado, aunque claro, cuenta con algunas novedades y mejoras. Este año tenemos los 13 eventos del Campeonato Mundial de Rally más una prueba extra –al menos de momento-, con un total de 90 etapas. Nueve categorías de coches con modelos 1960 hasta los actuales, y las nuevas pruebas Super Special Stage, esas carreras en circuitos cerrados –a menudo estadios- en las que competimos en paralelo con otro piloto y en las que en mitad del circuito cambiamos de carril.
Al comenzar a jugar nos preguntan qué nivel de dificultad o simulación deseamos. Tenemos novato, intermedio y avanzado, pero en cualquier caso se pueden modificar las distintas opciones creando una dificultad personalizada. Asistencia o ayuda en la frenada, en la estabilidad, el nivel de los daños físicos, la pericia de los rivales o la cantidad de rebobinados que deseamos. Estos son –los que últimamente se han puesto de moda en los juegos de conducción- una oportunidad para si nos hemos equivocado volver unos segundos atrás y hacer las cosas bien. Hay a gente que no les gusta, y por eso se puede optar por no usarlos, pero en un juego de rally, en el que el mínimo fallo como un ligero roce con un árbol puede dar al traste con nuestras aspiraciones, creemos que no vienen nada mal.
La conducción, en su nivel más exigente y sin ningún tipo de ayuda, como ocurrió el año pasado, es bastante satisfactoria. En esta edición se nota un mayor peso de los coches, con unas físicas mejoradas en el agarre a la carretera, y todavía nos gusta más. La diferencia de conducir en distintas superficies se nota bastante, y los daños en el vehículo se reflejan muy bien a la hora de conducir. El uso del freno de mano y llegar a dominarlo es una gozada, y en general nos convence y mucho su jugabilidad. Los grandes accidentes y choques no están muy bien realizados, con unas físicas bastante irreales, así como tampoco los daños en la chapa del vehículo, pero esta versión a la que hemos tenido acceso demostraba estar todavía muy verde, por lo que puede haber margen de mejora.
La diferencia entre conducir coches más o menos potentes está muy bien representada, y cuando damos un salto de categoría tardaremos un buen rato en adaptarnos a las nuevas características del vehículo. Tenemos seis categorías de coches con sus respectivos pilotos reales: WRC Safari, WRC Group B, FIA WRC Academy, PWRC, SWRC y WRC. Están las diferentes marcas – Citroën, Ford, Mini, Škoda, Mitsubishi, etcétera-, y en el Group B tenemos grandes clásicos para elegir, como el Lancia Delta S4 o el Renault 5 GT Turbo, lo que gustará mucho a los más veteranos, aunque esperamos se incluya alguno más que echamos de menos. La opciones mecánicas para quien sepa y quiera trastear son muy completas, el juego nos elige en cada carrera unos reglajes acordes al terreno sobre el que vamos a correr, pero se pueden editar a nuestro antojo sus más de 20 parámetros –altura, amortiguación, rigidez, carga aerodinámica, relación de las marchas, diferencial, etcétera-.
El modo principal es El camino hacia el WRC, donde crearemos un piloto y un equipo e iremos compitiendo en pequeños eventos regionales, adquiriendo experiencia y mejores coches hasta que recibamos una oferta para firmar con un equipo oficial del WRC, y así aspirar a ganarlo. Al comenzar nos ponen la miel en los labios, en una carrera con un Citroën DS3 de 1600 cc, para luego tener que empezar desde abajo con coches menos potentes e ir mejorando poco a poco. En un calendario tenemos que ir seleccionando los eventos que queremos disputar, y contamos con diversos objetivos semanales, como quedar en determinada posición o batir un tiempo, premiándonos con experiencia o incluso pinturas y otros accesorios para el coche.
Además del modo principal tenemos el WRC Rally School, tres cursos de seis pruebas cada uno que se pueden simplemente superar o dominar, consiguiendo un mejor tiempo. Son pequeños tramos de 30 o 40 segundos con unas circunstancias impuestas de tipo de coche, climatología, terreno o ayudas a la conducción. Sirven a modo de entrenamiento o, cómo no, para picarnos, al estilo de los carnets de la saga Gran Turismo, pero un poco más limitado. Después podemos correr cualquiera de las etapas disponibles, jugar un rally entero o bien un campeonato del mundo, eligiendo a nuestro antojo el número de pruebas y otras condiciones. Estas mismas posibilidades las tenemos para jugar cuatro jugadores desde la misma consola, pero eso sí, por turnos. También tendremos un modo online para hasta 16 jugadores, que este año con la inclusión de las Super Special Stage puede ser bastante divertido.
Como hemos dicho al principio lo peor sin duda de este juego son los gráficos, al igual que el año pasado. Apenas se notan grandes mejoras, los entornos son muy pobres, carentes de ambientación, sosos y apagados, sin sacarle partidos a los atractivos entornos naturales donde se desarrollan este tipo de carreras, con multitud de elementos reciclados una y otra vez y modelados arcaicos. Pero lo peor no son los circuitos que bueno, cuando estamos jugando bien concentrados en la carretera no nos fijamos en exceso, sin duda lo peor y que más lastra la experiencia general es el modelado de los coches, que no da la talla. En esta beta todavía no podíamos disfrutar de todos los coches que estarán disponibles, y algunos estaban todavía a medias, y se nota que aunque la jugabilidad es ya prácticamente la final, los gráficos todavía están siendo trabajados.
No es por ser superficiales y darle demasiada importancia a los gráficos, pero en un título con una jugabilidad bastante realista, te saca un poco de la experiencia el contemplar unos coches que no convencen para nada cómo están realizados, en unos entornos que tampoco dan demasiado la talla. No es cuestión de comparar con los mayores exponentes del género –Gran Turismo 5, Forza Motorsport 3-, que están a años luz, pero tenemos muy reciente el espectacular DiRT 3, que lucía de escándalo, y al jugar a WRC 2 a veces da la sensación de pertenecer a otra generación.
En el apartado sonoro los menús cuentan con unas peculiares y relajantes melodías, que se pueden considerar chill out, aunque en otros lugares del juego sí hemos escuchado otras más rockeras, aunque lo que verdaderamente importa en este tipo de juegos son los efectos de sonido. El copiloto ya se encuentra doblado al castellano, y sin entrar a calificar si este doblaje es más o menos afortunado, las indicaciones que nos dan para afrontar con acierto los circuitos son muy acertadas.
La licencia oficial del Campeonato Mundial de Rally, una buena jugabilidad, exigente, precisa y lo suficientemente realista, bastantes coches, circuitos y pruebas, modos para todos los gustos, WRC 2 parece que será una opción totalmente recomendable para los amantes de este deporte, y para los que no lo son tanto. Es todo un placer el intentarse superarte en cada curva, en cada derrape, para poder arañar segundos a nuestros competidores, una experiencia única comparada a la de otros juegos de conducción. Es una pena que como pasó el año pasado tiene el riesgo de volver a pasar desapercibido gracias a unos gráficos demasiado pobres, por no decir directamente malos. Todavía lo están puliendo, se nota que Milestone ya tiene terminada la jugabilidad y están mejorando los gráficos, por lo que habrá que esperar a la versión final, que llegará en octubre para PlayStation 3, Xbox 360 y PC, y así poder valorarlo.