Análisis de WRC 2 (Xbox 360, PS3, PC)
Los italianos Milestone lo vuelven a intentar un año más con los coches y más concretamente con el Campeonato Mundial de Rally, tras la correcta propuesta del año pasado, que no deslumbró aunque quienes le dieron una oportunidad descubrieron un buen simulador de rally. Demasiado modesto en lo técnico, y excesivamente sobrio en su propuesta, no sacándole todo el provecho posible a una licencia que hay ido dando tumbos a lo largo de los años, World Rally Championship 2010 sí era un buen simulador, con una conducción exigente, satisfactoria y bastante profunda.
Y esta secuela sigue su línea, siendo una segunda parte muy continuista, quizás demasiado. A quienes no les gustó la edición del pasado año, tampoco les va a convencer este, y a quienes sí le vieron su encanto, pocos motivos van a encontrar para hacerse con este, siendo prácticamente más de lo mismo. Pero si no estás en ninguno de los dos casos, y no jugaste o te hiciste con la edición 2010, vamos a explicarte detalladamente a continuación qué ofrece exactamente este juego, que a los amantes de este deporte estamos convencidos les resultará muy interesante.
Lo primero que nos encontramos al iniciar, además de su intro, es la selección de dificultad o nivel de simulación. Nos saldrá para elegir novato, intermedio y avanzado, pero estas son solo tres configuraciones, ya que podremos modificar a nuestro gusto cualquiera de las ayudas a la conducción. Asistencia o ayuda en la frenada, en la estabilidad, transmisión semiautomática o manual, el nivel de los daños físicos, la pericia de los rivales, que la cámara de cabina se mueva en las curvas simulando los movimientos de cabeza del piloto, o la cantidad de rebobinados que deseamos. Estos son ya unos habituales en los juegos de conducción, una oportunidad para si nos hemos equivocado volver unos segundos atrás y hacer las cosas bien. Algo que a los más puristas no les termina de convencer, pero que en un juego de rally nos parece muy apropiado, ya que en un tramo de cinco minutos en el que estamos haciendo las cosas bien, dar al traste con nuestras aspiraciones por una simple piedra o un árbol con el que nos rozamos, da bastante rabia, y esta opción lo soluciona, y claro, siempre se puede obviar e incluso desactivar.
La conducción desactivando las ayudas es bastante exigente, y tendremos que hacer mucho caso de las indicaciones que nos da nuestro copiloto si no queremos tener un grave accidente. Usar bien el freno, aprender a derrapar, soltar y apretar el acelerador en los momentos oportunos, el complejo uso del freno de mano, al principio cuesta, pero tras un par de horas cada vez nos vamos sintiendo más cómodos, y es cuando WRC 2 se destapa como un gran juego de conducción. No es el simulador definitivo, ni el más complicado de la historia, pero creemos que es difícil que a un amante de este deporte no le atrape durante un buen tiempo. Los tramos, alrededor de 90, son muy variados, divertidos y diferentes entre sí, bastante largos –muchos llegan a durar casi cinco minutos- y convencen su trazados con carreteras amplias, estrechos caminos de tierra, atravesando pueblos y ciudades, con saltos, cruzando riachuelos y jugándonosla por peligrosos acantilados.
Los coches también son muy numerosos y se incluyen todos los vehículos y pilotos del campeonato del 2011, aunque esto último es bastante anecdótico, ya que solo vemos el nombre de los pilotos y nunca su rostro o apariencia física. Tenemos seis categorías de coches –WRC, SWRC, PWRC, FIA WRC Academy, WRC Group B y WRC Safari-, con unos cuantos modelos en cada una de las numerosas marcas. Empezando por sencillos Ford Fiesta o Citroën C2, pasando por otros más potentes como Honda Civic hasta llegar a los Mitsubishi Lancer EVO X, Citroën DS3, Subaru Impreza WRX Sti, Citroën C4 WRC o Ford Focus. Los que encantarán a los más nostálgicos son los pertenecientes al legendario grupo de los WRC Group B de los 80 y el WRC Safari: Lancia Delta S4, Ford RS200, Renault 5 GT Turbo, Ford Scort RS 1600, Toyota Celica Turbo 4WD -´92, el Subaru Impreza antiguo, etcétera. Modelados con mucha corrección, aunque sin un detalle que sea para volverse locos, lo que sí se nota es lo diferente que es conducir unos u otros, de los menos a los más potentes, y los daños mecánicos, que se notan muchísimo en la conducción, llegando a situaciones en las que nos sea muy complicado conducir si hemos dañado una parte vital como la dirección.
Para poner a prueba todos estos vehículos podemos correr cualquier de los trece rallies, con seis etapas cada uno, aunque algunos incluyen una etapa más, las Super Special Stage, esas carreras en circuitos cerrados –a menudo estadios- en las que competimos en paralelo con otro piloto y en las que en mitad del circuito cambiamos de carril, una de las novedades de esta entrega. Además de los trece rallies oficiales del campeonato tenemos uno más, un rally urbano por las calles de Berlín. Podemos optar por correr una etapa única, un rally, un campeonato o una contrarreloj, para picarnos subiendo y descargando tiempos de otros jugadores. Un modo muy curioso y que nos parece perfecto para empezar a aprender a jugar es el WRC Rally School, una serie de 18 lecciones dividas en tres categorías –curso básico, avanzado o de élite-, que podemos simplemente superar o conseguir en oro. Pequeñas pruebas contra el crono en las que vemos el coche fantasma con el mejor tiempo y en toda una serie de circunstancias, con diferentes coches, superficies, y ayudas activadas o desactivadas, una buena manera de familiarizarnos con el juego y que consiguen picarte.
El modo estrella, el más complejo y profundo, que hemos dejado para el final, es el Road to the WRC, el modo carrera, al que seguro echaremos muchas horas. Empezamos creando un piloto, poniéndolo nombre, nacionalidad y sexo, y más adelante haremos lo propio con nuestro copiloto, hasta terminar formando un equipo al que también le pondremos nombre. Nos dan una pequeña cantidad de dinero para empezar, que nos permite hacernos con un Citroën C2 o un Suzuki Swift Sport, y comenzaremos a competir en modestas carreras. En un calendario vemos los diferentes eventos, participando en los que deseemos, que al principio son pocos y cortos, de apenas una o un par de etapas. Dependiendo de la posición en la que quedemos, nos premian con dinero –créditos- y puntos de reputación, muy importantes para subir de nivel.
El ir subiendo el nivel de reputación nos permite acceder a nuevos coches, poder contratar mecánicos –que realizan mejoras en los vehículos-, personal que negocia contratos con patrocinadores –que si cumplimos con los objetivos que proponen nos dan grandes cantidades de dinero-, y la posibilidad de comprar patrones y pinturas para decorar nuestro coche cómo deseemos. Hay que pagar los salarios de los trabajadores al final de la temporada, y estos tardan un tiempo en hacer sus tareas, por ejemplo una mejora en los frenos puede tardar tres semanas, una nueva caja de cambios cuatro, y todo esto nos entretiene bastante entre carrera y carrera. Según subamos nuestro nivel de reputación, y de respeto, otros equipos querrán ficharnos, y nuestro objetivo final será saltar al World Rally Championship y ganarlo. Hemos visto modos carrera más complejos y largos, pero creemos que este cumple de sobra, sin llegar a desbordarte por su cantidad de opciones ni a aburrirte, y completarlo al máximo nos llevará unas cuantas horas.
En cuanto a los modos multijugador, tenemos el Hot Seat, para jugar junto a tus amigos desde la misma consola, pero unos detrás de otros por turnos, en una etapa única, un rally o un campeonato. Y en cuanto a modos por internet, tenemos etapas, rally o campeonato en los que pueden participar hasta 16 jugadores, y también las Super Special Stage, aunque en estas pruebas como en la vida real, solo pueden competir dos jugadores a la vez.
Los gráficos y el aspecto visual, son sin duda lo peor del juego. No tiene fallos garrafales, se mueve con fluidez y ninguna de sus limitaciones gráficas lastra su jugabilidad, pero a estas alturas de la generación se ve demasiado desfasado. Sobre todo en un género como el de la conducción que se presta mucho a sorprendentes acabados gráficos, con monstruos como Gran Turismo 5, Forza Motorsport 4 o DiRT 3. Este juega en otra liga, y en un subgénero como el de los rallies, que se presta a bonitas estampas y paisajes gracias a la naturaleza, este no lo aprovecha para nada. Algunos detallitos feos como ver aparecer la hierba o las líneas de pintura sobre el asfalto ante nuestros ojos, unas físicas en los accidentes no muy logradas, algo mejor mientras conducimos, unos entornos casi desérticos y sin apenas elementos, unos coches modelados con corrección pero sin detalles que nos sorprendan, en general y resumiendo, un acabado gráfico bastante mediocre.
Los trazados son posiblemente lo mejor, con una buena diferenciación entre las distintas superficies y una orografía muy variada, y algunos efectos de iluminación del sol son resultones, aunque poco más podemos destacar. Pero no queremos cebarnos demasiado con los gráficos, ya que no es el único aspecto en la parte visual que no termina de funcionar. La presentación en general es fría, sosa, con unos menús blancos por los que nos movemos sin problemas, bastante elegantes, pero sin aprovechar en ningún momento la licencia con la que cuenta. Carece de vídeos de las etapas reales, de los pilotos y algunas de sus gestas en forma de extras, no hay secuencias antes de las carreras, ni después aunque ganemos, y en muchos detalles demuestra ser una producción muy modesta, en la que se han centrado al 100% en la jugabilidad, dejando demasiado de lado otros aspectos.
Las música de los menús es chill out, muy relajante y tranquila, sorprendente en contraste con otros juegos deportivos con músicas cañeras y de grupos famosos. Los efectos de sonido son muy corrientes, incluso se podría decir que flojos, sonando todos los coches de manera muy parecida, sin garra, un poco a trastos viejos, y la voz del copiloto –tanto femenino como masculino- está en castellano, siendo muy útil y dando unas correctas instrucciones en la mayoría de las situaciones.
Que su flojo aspecto no te impida disfrutar de un buen juego de conducción
Un correcto juego de rally y casi el único dado el diferente derrotero que ha tomado la antigua saga Colin McRae ahora titulada DiRT. Con la licencia oficial del Campeonato del Mundo, tenemos cantidad de coches, competiciones y tramos, un modo carrera largo y divertido, con una conducción exigente aunque gratificante, sin llegar a ser un simulador extremadamente complejo, pero dejándonos configurar la jugabilidad a nuestro antojo para hacerlo más o menos difícil. Su desfasado aspecto gráfico puede echar atrás a más de uno, y la manera de presentarlo, muy sobria y sin ningún sentido del espectáculo, tampoco ayudan. Pero si dejamos a un lado esto, creemos que es un juego que gustará seguro a los amantes de los rally, eso sí, siempre y cuando no adquiriesen la edición del año pasado, ya que se trata de un producto demasiado continuista, con mejoras casi inapreciables. Veremos si Milestone lo sigue intentando el año que viene, o la licencia vuelve a cambiar de manos, pero este WRC 2 es un buen título, que solo su modesto envoltorio y cierta falta de ambición le impiden volar un poco más alto.