Estamos de enhorabuena, Capcom ha recuperado una de esas sagas de culto que no cuentan con el reconocimiento merecido por nuestros lares.
Si nos remontarnos en la historia, Clock Tower nació en Super Nintendo gracias a la mano de la compañía nipona Human, que mostró al mundo un brillante juego que mezclaba toques aventureros con unos puzzles muy correctos. La diferencia de Clock Tower respecto a la competencia, o más bien su distintivo, fue Scissorman, el señor que hacía las veces de malo maloso, un incansable ser deforme que te perseguía durante toda la aventura para hincarte sus tijeras de podar en lo más profundo de tus entrañas.
Tan tenebroso como aparenta serlo, esta mezcla más la gran ambientación y la no menos buena música convirtieron a la obra de Human en una pieza de un tremendo valor para los por aquel entonces aficionados a los survival horror. Más reciente fue el remake de la versión de SNES para PlayStation y sus dos entregas poligonales, mención especial también para la curiosa versión de WonderSwan. Para no liarnos, la tercera parte de la saga de la torre del reloj toma prestada toda la esencia de los clásicos, con la salvedad del cambio de control, pasando del puntero a uno más actual como el es usado en los Resident Evil (no os asustéis, es bastante más ágil).
Los chicos Sunsoft son los encargados de darle forma a una tercera parte solicitada a gritos por muchos. Capcom pone su sello, lo que proporcionará una mejor distribución del título. En Vandal hemos podido hacernos con la versión americana del juego, para así daros información fresca de lo que nos espera en los próximos meses.
El argumento parece bastante simple. La protagonista es Alyssa, una adolescente japonesa afincada en Londres. Esta chica es sorprendida por un misterioso tipo mientras buscaba a su madre en una vieja mansión. De repente, se ve asaltada por hechos extraños, hechos que la hacen huir de esa casa, para patearse un barrio londinense donde precisamente no va a encontrar ningún momento de calma.
Pronto aparecerán los enemigos para tratar de acabar con la vida de la inocente Alyssa. Como recursos tenemos un bote con agua bendita y toda la astucia que nuestro cerebro permitía crear con la ayuda de un sólo movimiento de esquive: agacharse. Aunque, para no hacer que nos aburramos de lanzar agua para destruir los sellos mágicos de ciertas puertas, los antepasados de esta bella joven nos irán otorgando poderes para hacernos más fácil y amena la lucha contra los pesados seres demoníacos. Por supuesto, el malo por excelencia que nos persigue de manera incesante sigue presente. El turno de las primeras horas de juego es para Hammerman, un bicho con una fuerza y rapidez ampliamente superior a la de Alyssa, que empuña un enorme mazo que no durará en agitarlo violentamente contra nosotros si nos ponemos a su alcance. Siguiendo la tradición, nuestras acciones se limitarán durante buena parte del juego a interactuar con el entorno para poder ocultarnos del maníaco hombre del martillo. Cualquier cortina servirá para tapar nuestro cuerpo, cualquier silla para golpearle, cualquier interruptor mágico que aparezca ante nosotros a la vez que Hammerman...cualquier cosa que, como manda en esta saga, nos pondrá los nervios a flor de piel si no conseguimos encontrarla a tiempo.
Y hablando de nervios, o su sinónimo en este caso que es miedo, la mayor novedad en esta entrega si obviamos el cambio de control es el denominado Panic Gauge. Se trata de una barra o indicador con el miedo que tiene Alyssa en cada momento. Cuando llega a su cota más alta, la pantalla se llenará de colores psicodélicos, oiremos los fuertes latidos de la protagonista al paso que sus movimientos comenzarán a ser toscos y descoordinados. Es decir, si por cualquier razón, al ver un cadáver o por el susto de un simpático fantasma, la barra de Panic Gauge se rellena, preparaos para esconderos en un lugar seguro. Gracias a dios se han incluido objetos que pueden bajar el miedo de golpe si nos pillan en situaciones muy comprometidas.
Interesante planteamiento, ¿verdad? Pues gráficamente no desmerece en absoluto, y está a un nivel similar al de Project Zero. Eso sí, los ángulos de enfoque no están tan trabajados como en el juego de Tecmo. Los personajes están bien modelados y animados, los escenarios, una de las piezas clave en el juego, rallan a un nivel bastante destacable. Lo cierto es que el ambiente de Clock Tower 3 está muy logrado, la iluminación, niebla (que no se usa para disimular carencias) y algunos detallitos como los botes que puedes derribar si los pisas consiguen "acongojar" bastante.
Respecto al apartado sonoro, se ha sabido muy bien qué sonidos utilizar para no mantener al jugador quieto en su asiento. De hecho, el piano que suena durante la primera hora de juego o los botes antes mencionados, nos pondrán muchas veces en tensión. El doblaje no ha perdido mucho respecto al original en japonés y mantiene una calidad expresiva muy notoria.
Los únicos problemas encontrados han sido pequeñas lagunas en el control y unos primeros puzzles demasiado elementales. El control cuando gateas es muy confuso y se nota demasiado cuando te coge a medias un cambio de plano. Lo de los puzzles lo dejo en incógnita, ya que es previsible un aumento de dificultad a medida que se avanza. Otra incógnita será la conversión que realice Capcom para el mercado europeo, ¿60 hercios? ¿Doblado, o sólo subtitulado como nos tiene acostumbrados? Éstas y otras como la aparición de Scissorman se resolverán en unos meses. Terminando, Clock Tower 3 supone un gran retorno de una saga de terror insigne que esperamos con ansias en nuestro mercado.