¿Qué decir de World of Warcraft? Si tuviésemos que valorar el impacto mediático de la franquicia de rol masivo Blizzard, quizás necesitaríamos páginas y páginas. Durante años, han sido muchísimos los jugadores que han caído bajo sus garras. Numerosas expansiones, decenas de ampliaciones y siempre en una vorágine de polémicas con cada cambio establecido, World of Warcraft siempre ha sido el centro de atención de la prensa y crítica especializada. Es el juego más jugado en todo el mundo, y el que más ingresos genera y factura. Para muchos usuarios, es un algo más que un juego, es un modo de vida.
Por ello, y para mantener el jugoso modelo de negocio y extenderlo hacia un nuevo público, en esta tercera expansión de World of Warcraft, Blizzard ha prometido un balance más idóneo, decenas de mejoras y correcciones y un sistema más abierto para los nuevos jugadores. ¿Lo conseguirá?
Novedades en un mundo sumido en el caos
World of Warcraft: Cataclysm se desarrolla en un mundo convulso. Azeroth está sufriendo una devastación continental sin límites por culpa de un anciano dragón, Alamuerte. Esta peligrosa y corrupta criatura, elegida por los Titanes como protectora del mundo y el inframundo, clama venganza tras haber sido derrotado en el pasado, y ha cruzado con una herida de muerte gran parte del territorio. Por ello, y para evitar un mal mayor, decenas de guerreros, conocidos y nuevos, tanto de la Horda como de la Alianza, unirán sus fuerzas para luchar contra el inminente cataclismo que se cierne sobre el reino de Azeroth.
Cataclysm aporta un nuevo punto de vista en cuestiones de diseño. Casi todos los mapas o zonas que conocemos de Azeroth, han sufrido cambios importantes por culpa del cataclismo originado por el peligroso dragón. La gran mayoría de territorios y mapas han experimentado variaciones. Tendremos lugares sumergidos por el agua, y capitales prácticamente derruidas y remodeladas (como Orgrimmar y Stormwind). El aspecto del juego es más oscuro y retorcido. Como hemos comentado antes, Azeroth entera ha sufrido una metamorfosis enorme. Ahora, por ejemplo, podremos acceder a zonas a las que antes no podíamos, gracias a la nueva habilidad de vuelo de algunas monturas.
Lo que antes se había prohíbido por una lmitación de diseño, ahora ha sido la excusa perfecta para un cambio global en la planificación del mundo de Warcraft. Si antes no podías llegar, ahora sí. Y no solo eso, sino que también encontraremos nuevos escenarios para explorar, como las Islas Perdidas (cerca de la costa de Kalimdor), un paradisiaco conjunto de islas e islotes pobladas por los supervivientes globlins de un antiguo naufragio o la antigua nación de Gilneas, cuya ciudad (que ayudó a la Alianza en el pasado, pero que decidió aislarse del mundo), ha sufrido una extraña maldición durante todos estos años.

Si Cataclysm aporta remodelaciones en el mundo del juego, y nuevas zonas a explorar…¿Por qué no incluir nuevas razas? En esta expansión, dos nuevas razas de criaturas hacen acto de aparición. Por una parte, tenemos a los Goblins. Los Goblins son unas criaturas que antaño sirvieron como esclavos de los Trols en unas peligrosas minas bajo un misterioso volcán. Tras años de servidumbre, las propiedades mágicas de los minerales que extraían, surtieron extraños efectos en sus cuerpos y mentes, volviéndolos más inteligentes, rápidos y fuertes.