Cuando se habla de un juego de rol de ambientación medieval, automáticamente pensamos en todo tipo de elementos de fantasía como dragones, magos y mundos ficticios esperando que los exploremos. Precisamente por ello, Kingdom Come: Deliverance captó rápidamente la atención de muchos de nosotros, ya que a diferencia de lo que estamos acostumbrados a ver en el género, en Warhorse quieren apostar por un enfoque realista e histórico del medievo en el que no hay hueco para la magia, algo que solo de por sí consigue dotarle de cierta personalidad y de mucha frescura.
Tras haberse financiado con éxito en Kickstarter, la desarrolladora ahora nos ha permitido acceder a una beta de esta aventura, permitiéndonos comprobar por nosotros mismos cómo será su propuesta jugable y cómo está evolucionando. Lo primero que nos gustaría dejar bien claro antes de comenzar con nuestras impresiones sobre lo que nos ha parecido es que se trata de un título todavía en desarrollo que se encuentra en una fase muy temprana del mismo, por lo que es de esperar que muchos de los problemas y errores que aquí detallaremos (que no son pocos) acaben solucionándose de cara a su versión final.
Kingdom Come: Deliverance se ambienta en la Europa Central del siglo XV, en un reino en el que está a punto de estallar una guerra civil. Aquí en vez de crearnos a un personaje encarnaremos a Henry, el hijo de un herrero cuyo pueblo es asaltado brutalmente, dando como resultado la muerte de toda su familia y el inicio de un viaje en busca de venganza para identificar a los culpables de la masacre y acabar con ellos antes de que sigan aterrorizando a la región, aunque claro, entre medias nos veremos sumergidos en un conflicto de una escala mucho mayor y nuestros problemas no pararán de multiplicarse.
De momento y por lo que hemos jugado, la historia principal nos ha parecido algo floja, aunque no tanto por la calidad de su guion (que plantea una serie de interesantes misterios) sino por la narrativa que se utiliza, con unas conversaciones no demasiado bien escritas y que se hacen un tanto pesadas, algo a lo que tampoco ayuda la escenificación tan sosa de la que hacen gala y de lo mal llevadas que están sus secuencias de vídeo, donde nos limitaremos principalmente a ver las caras horriblemente animadas de los personajes en primer plano cada vez que hablen.
Entrando en materia jugable, decir que estamos ante una aventura de rol de mundo abierto con cámara en primera persona en la que tendremos que explorar ciudades, hablar con sus habitantes, conseguir información y completar los encargos y tareas que nos pidan, como ir a hablar con alguien o recuperar una espada perdida. Es decir, nada fuera de lo común y que no hayamos visto antes, con unas misiones no demasiado originales.
Probablemente una de sus características más jugosas y novedosas la tengamos en su sistema de combate, donde se ha buscado recrear de forma más o menos realista los duelos de espada (aunque también contaremos con otras armas). De este modo, cuando luchemos contra un rival fijaremos el blanco y nuestro ratón dejará de servir para mover la cámara, cambiando su uso al de la colocación de la espada. Gracias a esto podremos dirigir con cierta precisión la dirección en la que queramos que se realicen nuestros golpes, algo que también se aplica en la defensa.
De esta forma tendremos que buscar constantemente las aperturas que deja nuestro rival e intentar engañarlo para que sea incapaz de predecir nuestros ataques, dando pie a un curioso sistema de combos para realizar varios golpes seguidos desde distintos ángulos que acaben por desbaratar la defensa de nuestro enemigo. Eso sí, mucho cuidado, ya que existe una barra de energía que se consumirá con cada acción que realicemos, aunque cuando estemos quietos se recargará rápidamente (funciona exactamente igual que lo visto en los Souls de From Software), por lo que lanzarse a lo loco suele dar malos resultados, dándole al juego un componente táctico muy de agradecer.
El sistema de combate tiene potencial y a medida que progresemos aprenderemos nuevas técnicas, como paradas en el momento justo que le dan más riqueza, además de tener que adaptarnos a las características del arma que empuñemos, aunque lo cierto es que todavía necesita mucho trabajo para terminar de convencernos, como su sistema de detección de impactos, el cual no termina de funcionar del todo bien.
La interfaz tampoco nos ha entusiasmado demasiado, con un sistema de menús muy engorroso y poco práctico, y un mapa con el que resulta difícil orientarse, por lo que al final siempre acabamos recurriendo a la brújula que se muestra en la parte superior de la pantalla, donde se nos indica la dirección de nuestro siguiente objetivo.
A los pueblos y ciudades también les falta algo de vida, ya que la cantidad de gente con la que nos encontraremos es muy reducida y casi parecen zonas desiertas en las que vemos un buen número de casas pero solo cuatro o cinco personas por ellas, algo que le resta cierta inmersión a la ambientación. Al menos tienen sus rutinas diarias bien definidas y podremos hablar con todos ellos para obtener información.
El título también cuenta con algunos detalles muy buenos y cuidados, como lo bien recreado que está el ciclo de día y noche, obligándonos a tener que buscarnos algún tipo de fuente de luz para cuando cae el sol si es que queremos ver algo (las noches aquí son oscuras de verdad) o las animaciones de cuando nos subimos y nos bajamos de nuestro caballo, nuestro principal medio de transporte y al que podremos llamar en cualquier momento.
Gráficamente luce bastante bien, con unos paisajes preciosos repletos de vegetación, una buena distancia de dibujado y una iluminación muy conseguida. Por desgracia, los modelados de los personajes no nos han terminado de gustar, así como sus animaciones (especialmente las faciales) y el juego actualmente no está nada optimizado, por lo que nos ha resultado imposible moverlo a 30 imágenes por segundo de forma estable con nuestro equipo de pruebas habitual (un i7-2600k, con 16 GB de RAM y una tarjeta gráfica NVIDIA 980 GTX), algo que esperamos que se solucione con el paso de los meses. Evidentemente tampoco se libra de un buen número de bugs y errores de programación, por lo que en Warhorse tienen mucho trabajo por delante antes de que su propuesta llegue al mercado a finales de este año.
Finalmente, decir que la banda sonora nos ha gustado y que se adapta perfectamente a lo que vemos en pantalla, especialmente en lo referente a los temas que escucharemos mientras exploramos, aunque le falta algo de variedad y puede llegar a volverse un poco repetitiva. Los efectos se limitan a cumplir su función y el doblaje (en inglés) nos ha parecido bastante pobre en las conversaciones, con unas interpretaciones que no nos terminamos de creer y que nos han dejado con la impresión de que sus actores se han limitado a leer sus líneas sin ponerle mucho entusiasmo (a excepción del narrador).
Como dijimos al principio de este texto, Kingdom Come: Deliverance está en una fase de desarrollo muy temprana, por lo que todo lo que aquí os hemos comentado puede cambiar considerablemente. Se trata de un juego con mucho potencial, pero que necesita replantearse muchas cosas y pulir todos sus sistemas para convertirse en algo que realmente merezca la pena destacar. Esperemos que su beta y el tiempo extra de desarrollo que va a tener sirvan para hacer de él un gran juego, pero de momento no nos queda otra que cruzar los dedos.
Hemos realizado estas impresiones con una beta que nos ha proporcionado Warhorse Studios.
