Análisis de Gears of War: Ultimate Edition (Xbox One)
En estos tiempos que corren, las remasterizaciones son el pan nuestro de cada día. En la corta vida de las nuevas máquinas, ya son muchos los juegos medianamente interesantes que ya cuentan –o contarán en breve– con su remasterización. Éstas, generalmente, son una mejora visual propia de parámetros ajustables –es decir, mejores texturas, aumento de resolución, de distancia de dibujado, de tasa de imágenes por segundo...–, por eso, Gears of War: Ultimate Edition nos ha parecido una sorpresa de lo más agradable.
A diferencia de los títulos "remasterizados", Gears of War: Ultimate Edition nos ofrece una revisión mucho más profunda, con modelos poligonales actualizados, texturas rehechas en muchos casos y hasta una nueva dirección artística, entre otros aspectos. Sobra decir que, por si fuera poco, el juego que recupera es uno de los mejores shooters de la pasada generación, un juego que desde su lanzamiento influenció el diseño de muchos otros títulos del género.
Redescubriendo Gears of War
Cualquier aficionado a los juegos de disparos en tercera persona que se precie habrá probado Gears of War. La saga de Epic Games, ahora en posesión de Microsoft, fue un grandísimo éxito para Xbox 360, y se extendió a lo largo de tres entregas principales y una especie de spin-off. Ahora, mientras vamos abriendo boca esperando que llegue su cuarta entrega numerada, recibimos esta edición definitiva del título original.
Por si alguien no lo conoce, Gears of War es un juego de disparos en tercera persona, donde su principal elemento diferenciador es la introducción de un sistema de coberturas, el cual se convierte en algo imprescindible para poder progresar en los enfrentamientos. Esto, junto a su estética postapocalíptica y sus protagonistas que –en su mayoría– derrochan testosterona, se ha convertido en sus señas de identidad.
El juego de Epic Games, que ahora pasa a manos de The Coalition, intenta mantener siempre un buen equilibrio entre el shooter como tal y otros momentos más variados. En un momento estamos huyendo de un enemigo gigante, en otro huyendo de la oscuridad, y en otro conduciendo un vehículo mientras espantamos a una criaturas con un cañón de luz al más puro estilo Alan Wake. Gears of War apuesta por un desarrollo variado, con un muy buen ritmo entre secuencias de acción y otras más pausadas.
En Gears of War: Ultimate Edition redescubrimos esta aventura, aunque además de un gran lavado de cara –en el que profundizaremos después–, también encontramos muchos pequeños cambios para poner su jugabilidad acorde a los estándares actuales, sobre todo después de las últimas entregas. Estos ajustes son muy sutiles, pero por ejemplo nos permiten reanimar a compañeros desde una cobertura, cambiar de arma mientras rodamos u ofrecernos nuevos esquemas de control. Por supuesto, también se introducen cinco misiones de la campaña que originalmente sólo se lanzaron en PC, y que los usuarios que sólo disfrutaron del de Xbox 360 agradecerán mucho.
Gran parte del encanto de la saga es su modo multijugador, ya sea el cooperativo o el competitivo. El competitivo, por desgracia, no hemos podido probarlo en la versión final, pero el cooperativo nos llega con la posibilidad de partir la pantalla horizontalmente, de unirnos o salirnos de la partida en cualquier momento, o de contar con opciones de dificultad individuales para este modo multijugador. El competitivo, a falta de probar como rinde (aunque la beta funcionó muy bien), llega muy, muy completo. Aparte de moverse a 60 imágenes por segundo, nos ofrece 19 mapas –todos los originales, descargables incluidos, y tres de la versión de PC–, así como tres modos nuevos –Team Death Match, King of the Kill y un 2 contra 2– que se suman a los ya conocidos.
Más que un lavado de cara
Como decíamos en la introducción, en una época de remasterizaciones donde las mejoras visuales son muchas veces más propias de parámetros que vemos en cualquier juego de PC que de un trabajo por actualizar el juego a otros niveles. Es por eso que nos alegra que Gears of War: Ultimate Edition tenga tanto trabajo detrás, y que además nos llegue a precio reducido y, recordamos, con los cuatro juegos de la saga en Xbox 360 incluidos de manera gratuita, en forma de código descargable.
El juego nos llega a 1080p nativos, con una tasa de 30 imágenes por segundo para el modo historia y 60 para el modo multijugador online. Una enorme cantidad de los elementos que veremos durante el juego están rehechos con modelos poligonales más complejos, y nos atrevemos a decir que prácticamente todas las texturas son o bien nuevas o bien mejoradas con respecto a las originales.
Algo que nos ha gustado mucho también es la iluminación mejorada, que no sólo se nota en lo técnico, sino también en lo artístico. El juego es más "colorido" –y lo ponemos entre comillas porque está lejos de ser un Super Mario, que no queremos que nos entendáis mal– pero agradecemos poder ver el cielo azul de vez en cuando, poder ver una mayor variedad cromática a lo largo de los escenarios, que para nosotros hace que el juego se haga más "fresco", y casi que nos deje respirar un poco más allá del ambiente un tanto opresor del original. Salvo que os prefiráis una puesta en escena un tanto más fría y monocromática, pensamos que el cambio será para mejor.
Cualquier que conozca el título original, sabrá que Gears of War estaba repleto de momentos épicos, y éstos en Gears of War: Ultimate Edition son todavía más memorables. Hay algunos combates realmente épicos, y con el nuevo apartado visual lucen más impresionantes que nunca. A pesar de que es un juego que ya tiene sus años, no queremos comentar nada por si hay alguien que va a debutar ahora, o, por si os pasa como a nosotros, no os acordáis de ciertos momentos y los redescubrís en todo su esplendor.
El sonido nos llega al mismo nivel que la versión original, que era muy bueno. Las explosiones, los disparos y los sonidos guturales de los Locust nos acompañarán en todo momento, aprovechando con mucho acierto el sonido 5.1. Si le damos volumen, con un equipo medianamente decente notaremos la contundencia del apartado sonoro, que incluso hará vibrar el suelo de nuestra habitación.
De igual modo, el juego nos llega con su doblaje al castellano –podemos ponerlo también en inglés, cambiando el idioma de la consola–, y, sinceramente, nos parece que las voces de algunos personajes han envejecido un poco mal. Esto lo notamos sobre todo cuando apareció Cole Train, que tiene un tono que no recordábamos que le pegase tan poco. Depende lo frescas que tengáis las actuaciones del primer título puede que os choque más o menos, o incluso que os parezcan que las voces están perfectamente bien. Cuestión de gustos, claro. Y gustos aparte, siempre es de agradecer que un juego nos llegue doblado.
Bienvenido, Marcus
Como "edición definitiva", Gears of War: Ultimate Edition es un auténtico ejemplo a seguir. Una profunda revisión visual que lo aleja de la remasterización para acercarlo al remake, pero que encima se adereza con importantes contenidos jugables que no estaban en la versión original de Xbox 360, además de extras como cómics que amplían la historia de juego, y que conseguimos encontrando las chapas de identificación. Todo esto sin contar los pequeños ajustes jugables que no rompen su esencia, pero actualizan la experiencia para hacer que en 2015 siga siendo tan divertido de jugar como el primer día.
También hemos tenido en cuenta para valorarlo su relación calidad-precio, ya que por menos de 40 euros nos llevamos un clásico moderno de los juegos de acción puesto al día, así como sus cuatro entregas originales de Xbox 360, compatibles con Xbox One, y el acceso a la beta de Gears of War 4, que llegará el año que viene. Y sin olvidarnos de las horas que podamos invertir en su multijugador, claro. Gears of War: Ultimate Edition se convierte en un título recomendado para los que les apetece redescubrir el inicio de la saga, e imprescindible para cualquier aficionado a los shooters en tercera persona que se perdiese el original.