Análisis de Gears of War: Ultimate Edition (PC)

Microsoft parece decidida a unificar sus dos plataformas principales y cada vez vemos como más y más juegos que en un principio eran exclusivos de Xbox One dan el salto a PC, no con pocas polémicas de por medio entre los usuarios. Ahora le llega el turno a Gears of War de regresar al mundo de los compatibles tras largos años de ausencia con, precisamente, el remake del único título de la saga que llegó a estrenarse en esta plataforma. Sin embargo, aquí se acaban las buenas noticias, ya que la conversión que se ha realizado deja bastante que desear y demuestra que Microsoft todavía tiene mucho que aprender si quiere plantearse el poder competir en un mercado tan agresivo como exigente.

Como de Gears of War: Ultimate Edition ya os hablamos largo y tendido cuando se estrenó en Xbox One, esta vez nos centraremos únicamente en el trabajo de conversión que se ha realizado para la ocasión, motivo por el que os recomendamos que consultéis el análisis que le dedicamos en consola para profundizar en todo lo referente a sus características jugables.

A nivel de contenidos estamos ante el mismo juego, por lo que no esperéis ningún tipo de novedad exclusiva en compensación por el retraso sufrido (en todo caso, recortes, ya que nos han quitado su multijugador cooperativo local a pantalla partida). Es decir, la campaña se mantiene igual y podremos disfrutar de todos los modos multijugador ya conocidos, con sus mismos aciertos y carencias en lo que respecta a su jugabilidad, a la cual se le notan rápidamente los años en cosas como la deficiente IA de la que hacen gala los enemigos, incapaces de tomar buenas coberturas o de reaccionar debidamente ante ciertas situaciones, por lo que la dificultad proviene únicamente por lo resistentes (son esponjas de balas que casi no se inmutan con nuestros disparos) y numerosos que son.

Antes de empezar a detallar todos los errores que se han cometido con esta conversión (que ya os avisamos, no son pocos), nos gustaría al menos dejar claro que los controles se adaptan muy bien a una configuración de teclado y ratón, tal y como ya ocurría con el original, ganando incluso en precisión a la hora de apuntar frente a un mando en el caso de que estemos más acostumbrados a este tipo de control, por lo que en ese sentido no tenemos ninguna pega. De todos modos, si preferís jugar con un pad siempre tendréis esa posibilidad.

La principal fuente de los problemas de esta conversión tiene nombre propio: Windows Store. Esta es la nueva tienda digital de Microsoft exclusiva de Windows 10, con la que la compañía quiere competir con otros servicios como Steam, Valve o GOG, algo que ahora mismo está muy lejos de conseguir con la cantidad de quebraderos de cabeza que genera al usuario su uso.

Cuando nos pensábamos que nos habíamos librado de Games for Windows Live, probablemente uno de los programas más odiados y repudiados que han pasado por los circuitos de nuestro PC, Microsoft vuelve a la carga y nos trae una tienda digital repleta de limitaciones, falta de opciones y tremendamente incómoda de utilizar y gestionar que nos obligará incluso a actualizar constantemente nuestro Sistema Operativo para realizar acciones tan básicas como descargar los juegos (si habéis comprado este Gears of War y os da error al intentar descargar, tendréis que forzar manualmente la actualización de Windows).

A todo esto le tenemos que sumar que no podemos escoger el disco duro en el que queremos instalar el título, imposibilidad de desactivar la sincronización vertical (que, por otra parte, a veces da problemas) y de desbloquear la tasa de imágenes por segundo más allá de los 60 fps, nula compatibilidad con SLI y CrossFire para poder sacarle todo el provecho a nuestras tarjetas gráficas, incompatibilidad con cualquier tipo de programa que nos permita medir la tasa de imágenes por segundo y con mods, y, para rematar, no podremos jugar de forma nativa a pantalla completa.

Por desgracia, los problemas no acaban aquí, ya que todo esto se podría llegar a "perdonar" (con muchas comillas) si al menos se hubiera realizado un buen trabajo de conversión y el programa estuviera bien optimizado, pero por desgracia este no es el caso. De entrada nos encontramos con un menú de configuración de opciones de vídeo extremadamente básico que no nos permitirá más que modificar ciertos aspectos claves como la resolución o la calidad de las texturas y sin poder escalar demasiado (bajo, medio, alto y para de contar), algo que va a limitar en gran medida el número de jugadores que van a poder acceder al juego, ya que los requisitos son altísimos.

De hecho, nos parecen que son exageradamente elevados y no os recomendamos su compra a menos de que tengáis un PC realmente potente con el que poder moverlo, algo que tampoco os va a garantizar una experiencia de juego del todo fluida dada la pobre labor de optimización que se ha realizado. Para que os hagáis una idea, con nuestro equipo de pruebas habitual (un i7-2600k, con 16 GB de RAM y una tarjeta gráfica NVIDIA 980 GTX) hemos sido incapaces de mover el juego correctamente con las opciones en alto, a 1080p y con la tasa de imágenes por segundo desbloqueada para poder llegar a las 60, ya que sufríamos de una experiencia tremendamente irregular y repleta de caídas y tirones, obligándonos a limitar el programa a 30 fps y reducir algunas opciones para poder jugar a algo mínimamente disfrutable.

Si tenemos la suerte de acabar encontrando una configuración en la que podamos jugar bien, al menos tenemos que reconocer que el título sigue luciendo realmente bien a nivel visual, con unos escenarios muy cuidados, personajes bien modelados, una iluminación impresionante y unas texturas de mucha calidad (compatibles además con resoluciones de 4K, aunque pocos serán los que lleguen a verlas así).

Conclusiones

Gears of War: Ultimate Edition sigue siendo un gran juego, tanto en Xbox One como en PC, aunque su conversión a compatibles intente convencernos constantemente de lo contrario. La campaña es frenética, intensa y muy divertida, y el multijugador puede tenernos enganchados durante mucho tiempo a poco que conectemos con su propuesta (además de contar con multitud de modos y opciones). Sin embargo, todos los problemas técnicos de los que adolece acaban por dinamitar esa experiencia más de lo que nos gustaría, tanto los referentes a Windows Store como a los relacionados con la optimización del propio juego.

Microsoft tiene muchísimo trabajo por delante si pretende que los jugadores de PC se tomen en serio su apuesta por el mundo de los compatibles, y con títulos de esta calidad no deberían de tener muchas dificultades para conseguirlo, a menos que sigan empeñados en seguir machacando sus propios juegos y estropeándolos con conversiones así de mejorables y una tienda digital que pide a gritos una renovación urgente. Otra vez será.

Hemos realizado este análisis con un código de descarga que nos ha proporcionado Microsoft.