Análisis de Mass Effect 2 (Xbox 360, PS3, PC)
Iniciar una nueva saga suele ser algo difícil, y habitualmente infructuoso en la medida en que garantizar el éxito de un título y sus continuaciones futuras suele darse de bruces con impedimentos, torpezas y desarrollos excesivamente largos. Sin embargo, el volumen de títulos nuevos con vocación de vender más y más en cada entrega subsiguiente es elevado en términos absolutos dado que es una constante en la industria. No hay título que no nazca con intención de perpetuarse; y el que no lo hace, si triunfa, está "condenado" a reproducirse a sí mismo. Luego están las historias sobre si ya se había concebido originalmente como una serie, y ese tipo de cuentos chinos que llevamos años sufriendo en el cine.
BioWare comentó desde muy temprano que preparaban un juego de rol ambientado en el espacio con proyección en forma de trilogía, y aunque se estrenó en 2007 (y en 2008 llegó a PC), le ha costado un poco llegar a su segunda parte, con una entrega prometida para dentro de otros dos años. Hablamos, evidentemente, de Mass Effect, uno de los títulos más sorprendentes e interesantes en su género de los últimos años, y que vino a respaldar la trayectoria del estudio, que -de todos modos- no es dado a ofrecer productos vacuos.
En la primera parte conocimos -y personalizamos al extremo, física y psicológicamente- al comandante Shepard en su misión, su destino, por salvar el futuro no sólo de la humanidad, sino incluso de la propia existencia de la vida. Como era de esperar, triunfó en su primera aventura, y ahora un nuevo peligro se cierne sobre él y los demás, razón por la que Shepard se embarca en una misión que parece destinarle una muerte segura. Su única esperanza será reunir a los mejores hombres de la galaxia y conseguir que se sumen a esta aventura en la que quizás deban sacrificarlo todo por un bien mayor.
Y es que Mass Effect 2 va a dar más importancia si cabe a los personajes, protagonistas y secundarios, profundizando en ellos, en qué les mueve e impulsa a seguir adelante. Quizás no todos sean trigo limpio, y algunos esconderán muchas cosas, pero siempre habrá espacio para seguir deleitándonos con un guión bien cuidado capaz de atrapar a quienes superaron la primera entrega, y dejarse abrazar por los nuevos jugadores, sobre todo gracias a su cuidada narrativa en los primeros compases (lo que se traduce en horas, en un juego de esta extensión), que hace que sea realmente accesible para todos.
Desde luego, se disfruta mucho más cuando se sabe todo lo que sucedió antes, pero pese a eso el juego resulta sorprendentemente autónomo y capaz de ofrecer diversión, intriga y rol a quienes se acerquen a él sin haber jugado, o desentrañado todos los misterios, de su predecesor. Esto se consigue en buena medida gracias a los diálogos, muy cuidados, que nos ofrecen incluso los personajes de relleno, proporcionando contexto e información adicional de manera sutil, sin hacerse farragoso y torpe o lento.
Igualmente, se retoma el exotismo espacial y se lleva más allá, combinándose con esos perfiles psicológicos interesantes de los personajes, como decíamos, de manera que no se trata de un grupo de humanos contra alienígenas, ni de cuatro extraterrestres mamarrachos dando vueltas por el espacio profundo: esto va mucho más allá. En BioWare comprendieron los referentes estéticos y argumentales de la ciencia-ficción, y no se fijaron (ni imitaron) los bodrios habituales, sino que supieron componer una epopeya espacial en la mejor tradición de grandísimas animaciones japonesas, series de televisión y películas occidentales y, por supuesto, clásicos literarios del género.
Todo eso se ha hecho mejor si cabe en Mass Effect 2, sobre todo porque se percibe en todo momento que el estudio ha escuchado muy atentamente lo que críticos y aficionados dijeron sobre su juego, reconociendo sus méritos -muchos- y señalando sus carencias -escasas, pero ciertamente presentes-, y se han concentrado en erradicar esos puntos débiles; no parcheándolos, sino afrontándolos directamente.
El sistema de diálogos se ha mantenido virtualmente inalterado en su concepción básica, y podemos escoger entre varias opciones disponibles de manera sencilla, en el menú, sin pasar por antediluvianos árboles de conversaciones, y teniendo en cuenta qué clase de réplica o pregunta queremos plantear, pues eso nos llevará por sendas diferentes en el trato con los personajes, y también definirá mejor quién es nuestro personaje: cómo se relaciona, cómo es su trato, y cuáles son sus intenciones para con sus semejantes. Y es que se basa, como en el predecesor, más en la actitud que en qué se dice exactamente.
Los diálogos, además se acompañan de las más que impresionantes voces -en inglés, eso sí- de actores de primera línea como Seth Green (Family Guy), Tricia Helfer (Battlestar: Galactica), Adam Baldwin (Serenity) o Martin Sheen (The West Wing), todos ellos con dilatada experiencia en cine, televisión y doblaje. Interpretaciones, por tanto, de primer orden, con personajes (y sus voces) que regresan, y otras nuevas incorporaciones. Los subtítulos en castellano suplen perfectamente, y la sensación -por la enorme calidad de voces y la soberbia dirección de doblaje- es la de estar viendo una película en versión original subtitulada.
Esto es un punto de gran relevancia, pues lo cierto es que el gran poderío de Mass Effect 2 reside en su historia. Si la del primer Mass Effect te gustó, ésta la supera en todos sus aspectos, por profundidad, alcance y planteamiento. Además, es importante recordar que los jugadores que disfrutaron de esa primera entrega pueden recuperar a su personaje y seguir con él, pero veamos las partes importantes de esto, ya que hay ciertas implicaciones (y no-implicaciones) a considerar.
Lo primero es que, incluso si queremos mantener la personalidad del personaje que desarrollamos en el primer título, es posible cambiar su aspecto, a todos los niveles, incluso escogiendo una nueva clase, por lo que es casi como empezar de nuevo si queremos. Asimismo, con independencia de si recuperamos nuestro personaje, o si es uno nuevo, el nivel con el que se empieza es el mismo: todos los jugadores están en igualdad de condiciones. Así que sí, el juego permite retomar a nuestro "viejo Shepard", pero también modificarlo, o incluso empezar de nuevo, sin mayores complicaciones.
Entonces, ¿cuánto influye el primer juego en éste? Pues bastante, en realidad, en las cosas importantes. Las decisiones que tomamos en Mass Effect influyen de verdad en éste, la personalidad es decisiva, y eso se nota mucho, e incluso el cómo empieza el juego, sus primeros instantes, ya pueden ser diferentes en función de qué hicimos o no en la primera parte. Incluso los personajes que vuelven, o los que estén ausentes, estarán determinados por nuestras acciones previas. Y, del mismo modo, todo lo que hagamos en este Mass Effect 2 influirá en la venidera tercera parte.
Si no jugamos con la primera parte, Mass Effect 2 tiene un comienzo en el que se asume un camino recorrido por el jugador. No desaparecen las referencias a la primera parte, pero está claro que la sensación es otra. Realmente merece la pena hacerse con la primera parte (si no se tiene ya en la colección) y vivir toda la epopeya para saborear la experiencia a todos estos niveles de desarrollo de los personajes. Y, qué diablos: algunos de los giros argumentales son increíblemente más impactantes si sabemos lo que sucedía en la primera parte.
Pese a todo, debemos insistir en que no creemos que el juego sea alienante para los neófitos, pero desde luego en una concepción de trilogía tan profunda y vinculante hay riesgos en ese sentido, y quizás algunos novatos se sientan descolocados. Más que abandonar, les sugeriríamos que disfruten de la primera parte y que luego retomen esta continuación.
Debemos destacar también que el conjunto de las misiones secundarias se ha visto mejorado también. Y es que las misiones de exploración de planetas poco sustanciosos -léase, vacíos en realidad- se han eliminado, y tampoco hay misiones secundarias repetitivas: todo tiene más jugo, resulta más aprovechado, y variado. Son las ventajas de tener ya un sistema funcionando y poder centrarse más si cabe en los aspectos jugables y de contenido.
En ese sentido, la interfaz también ha sufrido mejoras, menores, pero que ayudan a moverse mejor por menús y demás. El sistema de habilidades es mucho más fácil de manejar, siendo muy intuitivo, y el inventario también resulta más ágil y agradable de manejar. Se ha trabajado mucho para conseguir que el sistema sea tan ligero que poco o nada tiene que ver con los apabullantes y sobredimensionados menús y catálogos de otros títulos -o incluso su predecesor- pero sin que por ello se pierda contenido.
El sistema de clases de los personajes se presenta también como un concepto más directo con seis opciones de personalización, como en el original, pero con un rango de diferenciación mayor, más evidente, por lo que los beneficios y puntos débiles de cada una de esas clases resultan mucho más relevantes para el jugador, y eso potencia, en la misma medida, la evolución de los personajes, y su personalización en equipamiento y armas.
Eso también hace que la experiencia de juego pueda ser diferente en su fondo de manera realmente palpable, por lo que es lógico que se nos dé opción de redefinir la clase incluso al retomar al Shepard de nuestra partida de la primera parte. Nuestra clase, pero también los compañeros que llevamos en el equipo, sus herramientas, armas, y demás, hacen que la experiencia de juego (y, sobre todo, los combates) se vaya diferenciando, abriendo todo un camino de posibilidades en la acción.
Mass Effect 2 es, por tanto, incluso más divertido y fácil de jugar que su primera parte. El desarrollo del combate, mucho más relevante en el campo de la acción, lo hará incluso más atractivo para quienes estén interesados en la parte menos "rolera" del título, y, sobre todo, responde incluso mejor al mando. Hay un proceso de aprendizaje (si no se ha jugado al primero, sobre todo), pero cuando se domina, el sistema nos ofrece una gran experiencia, y dominar a nuestro personaje, más a los dos compañeros controlados por la máquina, se va haciendo progresivamente más fácil y provechoso. Eso sí, da la sensación de ser más lineal en este campo de la acción, en la medida en que resulta menos repetitivo, pero el conjunto, al final, se percibe más equilibrado.
Siguiendo con el campo de mejoras, lo cierto es que el juego ha dado un salto digno de mención, sobre todo en consola. Uno se lo espera en PC, dada la mayor potencia disponible de manera regular, pero en el caso de Xbox 360, con el mismo hardware, se ha realizado un importante trabajo de optimización. Visto en perspectiva, en el primer Mass Effect los jugadores debieron tolerar unas ralentizaciones y cargas de texturas soportables, pero evidentes, que han sido solucionadas casi por completo ahora.
No es perfecto, pues todavía hay cosas por pulir y fallos derivados de exprimir como pocos juegos la consola, pero se ha dado un importante paso que lo sitúa, de nuevo, en la vanguardia de lo que se ofrece en Xbox 360. Las escenas de carga (pantallas que sustituyen a los ascensores de su primera parte) son más cortas, pero no dejan de hacerse pesadas en ocasiones. En PC, con una máquina de buenas prestaciones, se suplen esas carencias sobradamente. Igualmente, hay ciertos tirones, pero al menos en nuestro caso concreto no hemos detectado fallos del tipo cuelgues o similares, ni ningún defecto grave que afecte a la jugabilidad.
En todo caso, y como ya sucedía en la primera parte, todo ese acabado técnico palidece ante el soberbio trabajo artístico, y los pocos defectos que le podemos achacar no empañan en absoluto un nivel de diseño de personajes, escenarios y demás que lo sitúa entre las obras más completas, en términos absolutos, del campo de la ciencia-ficción.
Conclusiones
Mass Effect abrió un camino que Mass Effect 2 retoma con orgullo: el orgullo de quien se sabe mejor que el maestro. Eso en ocasiones es síntoma de vanidad, y, por tanto, de error de percepción, pero esta segunda parte es una lección de cómo hacer las cosas. Se ha vuelto la vista atrás, y cambiado, mejorado, y corregido todo lo que no acabó de convenciendo a los aficionados, y más aún: se ha mejorado su aspecto técnico, artístico, y compuesto una historia coherente (pero lo bastante independiente) con la primera parte. Es así como se crea una línea narrativa sólida, interesante, en el ocio electrónico, sin que dar manga ancha al jugador se convierta en un problema para componer un buen guión. El sistema de combates es mucho más consistente, y la historia más atractiva; los personajes más intensos, y la epopeya sigue creciendo, cerrándose en un desenlace que hará que cuentes los días hasta que puedas conocer el acto final de una de las mayores aventuras espaciales que pueden ocupar tu tiempo de ocio.