Análisis de Haunt XBLA (Xbox 360)
Con la llegada de Kinect, Microsoft parece decidida a conquistar los juegos familiares. De sus esfuerzos nace Haunt, una aventura de exploración en una mansión encantada que se maneja por completo mediante nuestros movimientos, desarrollada por el estudio de Masaya Matsuura (el creador del querido y recordado Parappa the Rapper), NanaOn-Sha en colaboración con Zoe Mode. Por su estilo gráfico queda claro que está diseñado para todos los públicos, aunque eso no evitará que de vez en cuando nos llevemos algún pequeño susto. Adéntrate en la mansión de Benjamin Muldoon y ayúdale a superar el mal momento por el que pasa.
Aventura, misterio y a moverse con Kinect.
Como decíamos en la presentación, Haunt es un juego de aventura en el que nos introducimos en una enorme mansión propiedad de un excéntrico ricachón. No es una mansión normal y corriente, como bien nos percatamos al empezar la partida. Fantasmas, trampas, habitaciones secretas y algunos mecanismos que nos obligarán a buscar y recolectar piezas para seguir avanzando, con alguna prueba de ingenio. Para jugar se requiere de Kinect, la cámara con micrófono que nos permite jugar sin mandos a la videoconsola. Gracias a este complemento, podremos jugar de pie, delante del televisor; los movimientos de nuestros pies levantándolos del suelo serán reconocidos como pasos, mientras que con la mano izquierda manejaremos una linterna virtual con la que iluminaremos el camino e interactuaremos con los diferentes objetos del escenario.
Al llevar la luz de la linterna a un extremo de la pantalla, la cámara girará lo que en combinación de los pasos siempre al frente, nos permite desplazarnos libremente por los diferentes pasillos, salas y habitaciones. Para tocar los diferentes objetos del escenario, como muebles o puertas, tendremos que iluminarlas durante un instante para activarlas, momento en el que tendremos que ejercer algún tipo de movimiento para interactuar con ellos. En determinados momentos será necesario inclinar nuestra espalda, saltar o agacharnos para esquivar los peligros que se esconden en la mansión, mientras que cuando nos enfrentamos a los diferentes fantasmas, tendremos que realizar una serie de movimientos para dañarles que irán siempre indicados en pantalla, dejando poco espacio a la experimentación lo que facilita mucho el avance a los más pequeños de la casa pero decepcionará a los que les gusta descubrir el juego.
En general el funcionamiento del control es muy poco exigente, haciendo que sea bastante fácil de jugar. No obstante en ocasiones los movimientos no se reconocen como es debido, haciendo que nos llevemos algunos golpes por culpa de ello. Es sobre todo molesto cuando no reconoce bien los movimientos de los pies, pues suele suceder que nos movemos muy despacito o que nos quedamos enganchados a una esquina, y cuando esto sucede y nuestros movimientos son en vano, y llega a ser desesperante. Afortunadamente con un poco de práctica se aprende a evitar las zonas donde se engancha, pero el problema de que en ocasiones el movimiento es más lento de lo debido no hemos encontrado método para superarlo. Otro problema del control, es que cuando le da la gana el reconocimiento de la mano que lleva la linterna se descontrola, haciendo que la linterna cambie de posición bruscamente, con los problemas que eso con lleva a la hora de apuntar o girar la cámara. Afortunadamente el ritmo del juego hace que estos fallos no sean críticos, pero si molestos.
Recorre la mansión buscando los fantastifrascos
Aunque jugar sin mandos sin duda es el atractivo comercial, lo que hace realmente interesante el juego es su contenido. Cuando nos adentramos en la mansión pronto nos encontramos con Benjamin Muldoon, un excéntrico millonario obsesionado con su mansión y que será en parte nuestro guía a lo largo de la aventura. Benjamin se encuentra encerrado en los cuadros de la casa y tendremos que ayudarle para conseguir escapar del hechizo que le retiene. Afortunadamente, este personaje es capaz de trasladarse de cuadro en cuadro, por lo que para hablar con él será necesario inspeccionar aquellos cuadros brillantes. De hecho, todos los objetos con los que podemos interactuar tienen un brillo que los destaca, aunque algunos objetos decorativos también actúan de algún modo cuando les iluminamos con nuestra linterna. Bajo la petición de Benjamin, recorreremos sus dominios con el objetivo de recuperar los fantastifrascos, usurpados por unos fantasmas con los que el anfitrión no se lleva nada bien, y con los que nos tendremos que ver las caras en incontables ocasiones (a veces, demasiadas).
El juego se divide principalmente en cuatro secciones, la introducción, una parte basada en mecánicas y donde se requiere mucho movimiento por parte del usuario, una parte donde se hace uso del micrófono de Kinect, y otra parte donde la luz hace de las suyas. Las tres últimas partes está bastante bien tematizadas, con algunos movimientos y ataques bien relacionados con la tecnología de Kinect, aunque en ningún momento ofrecen nada que no hayamos visto en consolas con micro o movimiento, aunque es suficiente como para que durante las tres horas y poco que puede durar sea ameno. Sin duda, el conjunto jugable no es malo aunque falta chispa en el diseño de los escenarios y sobre todo, de los entes. Si lo comparamos con Luigi’s Mansion, cuya temática y desarrollo son prácticamente lo mismo, apreciaremos como el clásico de Nintendo supera claramente a Haunt por el diseño de sus fantasmas y sus mecánicas, aunque por supuesto no hay que olvidar de que se trata de un desarrollo para Xbox Live Arcade disponible por 800 Microsoft Points.
Una factura técnica digna
Con todo, podemos decir que en general Haunt es bastante sólido, con una buena factura técnica, unos bonitos gráficos (algo repetitivos, pero bien elaborados) y sobre todo, un Benjamin y alguna que otra escena que consigue sacarnos más de una sonrisa. Es destacable el acabado técnico, siendo loable que para un juego de estas características se hayan esforzado en hacer un producto de calidad, y que artísticamente nos ha parecido de buen gusto, apto para todos los públicos que era el objetivo claro de Microsoft. Los fantasmas, de colores vivos y con transparencias no inspiran miedo alguno, aunque tampoco son especialmente graciosos, sino más bien genéricos. Su comportamiento, repetitivo y la carencia de expresividad hace que resulten un poco sosos, pero para cumplir la función de enemigos de un modo u otro es suficiente. La puntilla terrorífica la pone la ambientación de los escenarios, con muy poca iluminación en general y algunos momentos muy tétricos con detalles fantasmales que a un adulto le sacará alguna sonrisa, y a un niño le encantará. Es una pena que buena parte del escenario carece de personalidad y se repite en exceso, pero tiene algunos elementos y trampas realmente buenos, que consiguen hacernos sentir como en un capítulo de Scooby Doo. Por cierto, que a lo largo del juego hacen uso de la cámara y de nuestro avatar para sorprendernos de un modo más o menos efectivo y gracioso, que seguro que os gustará.
La peor parte se la lleva la el sonido, donde la falta de un doblaje al español, que para el público al que va dirigido es una gran carencia para disfrutar plenamente del juego, y una música que pasa completamente desapercibida con efectos poco notables. Se suma que hemos tenido algunos problemas en las fases donde se usa el micrófono, ya que algunos efectos de sonido provocan acciones involuntarios por nuestra parte, cosa que no se solucionó ni tras configurar el Kinect. Respecto a la carencia de doblaje al español, no os preocupéis que podemos seguir perfectamente la historia gracias a los subtítulos en español y normalmente cuando hay texto que leer la acción está detenida.
Una aventura de miedo para todas las edades
En definitiva, podemos concluir nuestro análisis convencidos de que Haunt para Xbox Live Arcade es un estupendo juego para echar una partida mucho menos exigente de lo que es habitual en la plataforma. Andaréis explorando la mansión deseando encontraros con más sorpresas ocultas o pendientes de encontraros con algún puzle con el que tener un reto. Sin duda está orientado para ser jugado con/por los niños, pero eso no quita que a aquellos jugones adultos que sean capaces de disfrutar de este tipo de juegos no vayan a disfrutar con él, pues no está nada mal para entretenernos y seguro que a más de uno le gusta. Es escueto en contenidos y no brilla especialmente por su diseño, aunque sí que es capaz de divertir durante las pocas horas que dura y es una buena excusa para ponerse delante del Kinect a moverse, cosa que nos encanta sobre todo por su precio. Sin duda la calidad general es destacable, siendo la gran pega algunos problemas en el reconocimiento de los movimientos, que pueden llegar a frustrar al usuario en algún determinado momento, y los problemas con el reconocimiento del sonido (en menor medida). Por todo lo demás, lo recomendamos encarecidamente.