Análisis de Fist of The North Star: Ken's Rage 2 (Xbox 360, Wii U, PS3)
En 1983 se lanzó el primer número de Hokuto no Ken, un manga que nos contaba las aventuras de Kenshirō en un mundo postapocalíptico arrasado tras una guerra nuclear, en el que el agua se ha vuelto el bien más preciado y diversas bandas callejeras, a cada cuál más salvaje y violenta, luchan por la supervivencia. Nuestro héroe Ken, el sucesor de la extraordinaria arte marcial del Hokuto Shinken, viaja ayudando a los indefensos habitantes de este mundo devastado, carnaza fácil para las crueles bandas organizadas.
Tras el manga llegó el anime, ovas y una película que fue bastante famosa durante los años 90 en nuestro país, El puño de la estrella del norte, que a muchos nos dio a conocer esta serie, y que impactó por su descarnada violencia, con cabezas y cuerpos enteros estallando ante nuestros perplejos ojos juveniles. Un manga que ha contado con no pocas adaptaciones a videojuego, desde unos cuantos para NES, Master System, pasando por Super Nintendo, Mega Drive y llegando hasta nuestros días en consolas como PlayStation 2.
De hecho en su día disfrutamos de algunos de ellos en Europa sin saber que estaban basados en El puño de la estrella del norte, como Black Belt para Master System o Last Battle para Mega Drive, que tuvieron que ser modificados en Occidente al no contar con la licencia del manga. La adaptación más reciente de todas se remonta a 2010 con Fist of the North Star: Ken’s Rage para Xbox 360 y PlayStation 3, un juego de Tecmo Koei en el que volvía a aplicar su tan conocida fórmula de los musou, la modernización de los "yo contra el barrio" convertidos en espectaculares batallas masivas, que ha escapado de la longeva saga Dynasty Warriors para adaptarse a todo tipo de licencias, como Gundam o One Piece.
Un juego irregular, con bastantes carencias, que poco más de dos años después recibe esta secuela, Fist of The North Star: Ken's Rage 2, para celebrar el 30 aniversario del manga. Un juego que hace casi todo mejor que la primera entrega, aunque en 2013 se siente todavía más viejo y anticuado. Es más fiel al manga, abarcando hasta cuatro arcos argumentales, el sistema de combate está mejorado, más fluido y dinámico, y cuenta con más del doble de personajes controlables que la primera vez, así como modos multijugador tanto local como online.
El juego se divide principalmente en dos modos: Legend y Dream. En el primero seguimos la historia del manga de manera bastante fiel, con 22 fases que nos cuentan el arco argumental de La leyenda de Raoh, cuatro niveles para la Historia del Emperador Celestial, ocho para la Historia de la Tierra de Shura, y dos capítulos para la Historia de Bat y Lynne. El argumento se nos cuenta a través de unas modestas secuencias cinemáticas, y otras de tipo cómic con imágenes estáticas, realizadas también con el motor del juego.
Tenemos que recorrer niveles pasilleros y estrechos, sin apenas exploración, en los que derrotamos a cantidades industriales de enemigos. Ya sea machacar macarras durante varios minutos, acabar con 50 o 100 para avanzar a la siguiente escena, no hay mucha variedad jugable, excepto algún momento en el que tenemos que proteger civiles, conducir vehículos, unas modestas y muy torpes secciones de sigilo, que intentan aportar algo de variedad al desarrollo, así como unos innecesarios quick time events, que no aportan nada. Los jefes finales son lo mejor del juego, y donde más nos tenemos que emplear a fondo.
Las decenas de enemigos que nos abordan a la vez se nos quedan mirando la mayoría de las veces, esperando a que los masacremos, y no ofrecen ninguna dificultad, solo son molestos los que nos disparan proyectiles desde la distancia. En cambio con los jefes finales tendremos que andar con más cuidado, y sí exigen protegernos, esquivar y evitar a toda costa sus potentes ataques especiales, además de ser combates mucho más espectaculares y dramáticos.
El juego es muy repetitivo, no tanto por su desarrollo, hemos disfrutado durante años decenas de beat 'em up o "yo contra el barrio" la mar de divertidos, en los que no hacíamos otra cosas que machacar decenas de enemigos, sino por su sistema de combate, excesivamente simple, muy limitado. Dos botones de ataque, normal y fuerte, un botón para esquivar, otro para bloquear, agarrar enemigos, y un par de movimientos especiales. A los pocos minutos estaremos haciendo siempre el mismo tipo de combos, y llega rápido la monotonía.
Según derrotamos enemigos recibimos aura, una especie de energía que carga las reservas para poder hacer ataques especiales. A lo largo de la aventura aprendemos nuevos movimientos especiales, podemos elegirlos durante el combate pulsando en la cruceta digital, y cada uno consume más o menos aura, dependiendo de su poder. También realizamos provocaciones, consiguiendo que los enemigos se acerquen a ti, lo que viene muy bien para tener el mayor número posible juntos y así realizar un golpe especial. A veces también cogemos elementos del escenario que podemos lanzar, y en algunos momentos nos montamos en vehículos, con los que atropellamos a los enemigos.
Hay un ligero y pequeño toque rolero, y los personajes cuentan con cinco parámetros: vida, aura, ataque, defensa y técnica. Dependiendo de cómo derrotemos a los enemigos, recibimos puntos de experiencia, que suben de nivel automáticamente estos cinco parámetros. En los cofres repartidos por los escenarios obtenemos a veces pergaminos, una serie de ayudas que podemos equipar. Pueden tener hasta tres parámetros de cinco tipos –salud, fuerza, defensa, aura, técnica especial- y diferente nivel, pudiendo equipar un máximo de cinco pergaminos. Hay un pequeño toque estratégico en esto, ya que dependiendo de cómo los equipes, si se alinean varios parámetros del mismo tipo verticalmente, se pueden crear nexos, obteniendo bonificaciones.
Según vayamos avanzando capítulos en el modo Legend, desbloquearemos personajes para el Dream Mode. Es aquí donde el juego se toma más libertades respecto al manga, y nos pone en la piel de diferentes personajes, más de 20, como Toki, Raoh, Rei, Shin, Sauza, Jagi, Mamiya y un largo etcétera, mostrándonos su personal visión de ciertos momentos de la historia, o contándonos nuevos acontecimientos. Si en el modo Legend podríamos decir que estamos ante un "yo contra el barrio" clásico, en niveles lineales y pasilleros, el modo Dream es mucho más similar a cualquier otro musou, con un mapa abierto en el que tenemos que ir conquistando diferentes bases. Tenemos tanto misiones con historia, como otras sin ella en el Free Mode, pero todas tienen la misma estructura de conquista de bases.
Una de las novedades más interesantes son los modos online. Podemos jugar a través de internet en cooperativo junto a otro jugador misiones del modo Dreams, o bien de manera local desde la misma consola, a pantalla partida. También hay partidas por equipos, con hasta 8 jugadores, en las que dos bandos compiten cumpliendo una serie de objetivos, alzándose con la victoria el que más puntos haya sumado al final de la misión.
Técnicamente ya podéis imaginar más o menos lo que os espera, decenas de enemigos clónicos y poco detallados, texturas pobres, y escenarios vacíos y sin apenas elementos, aunque nos dejan destruir a golpes algunos objetos. A diferencia de los Dynasty Warriors, aquí nos movemos por localizaciones bastante reducidas y estrechas, y además cromáticamente muy monótonas, con colores grises y apagados propios de un mundo postapocalíptico. Las animaciones tampoco destacan, y las cinemáticas, donde podrían haberse lucido un poco más, son más que discretas. También decepciona en cuanto a la manera de representar la violencia tan característica del manga y el anime, y las "explosiones" de los enemigos no están bien resueltas, son un poco cutres.
En el apartado sonoro encontramos melodías rockeras muy ochenteras e igual de repetitivas que la propia jugabilidad, y llega solo con voces en japonés, lo que seguro agrada a los amantes del manga y el anime. No tanto el hecho de que viene con subtítulos en inglés, a diferencia de la primera entrega que lo hizo con textos en castellano, una buena costumbre que ha perdido Tecmo Koei en los últimos tiempos.
Un mediocre "yo contra el barrio"
Fist of The North Star: Ken's Rage es un juego discreto en todos y cada uno de sus apartados, pero su mayor pecado es sin duda que es muy repetitivo, y por tanto, aburrido y un poco pesado, a no ser que seas un gran apasionado del género. Es mejor que la anterior entrega sí, pero también dos años más viejo, y se le ven todavía más las costuras. Si eres muy fan del manga original y del género de los musou o beat 'em up, sí que es bastante recomendable, si solo cumples uno de los dos requisitos, es mejor como homenaje a la obra de Tetsuo Hara que como "yo contra el barrio", en lo que no sobresale para nada, habiendo realizado Tecmo Koei y más concretamente Omega Force juegos mucho mejores. Si El puño de la estrella del norte no te apasiona y eso de luchar contra centenas de enemigos clónicos durante horas no te termina de convencer, mejor no te molestes ni en probarlo.