Análisis de Lilt Line WiiW (Wii)
A Gaijin Games los conocemos principalmente por los juegos de la serie Bit.Trip, pero en esta ocasión nos ofrecen una propuesta diferente que firman los chicos de Different Cloth, un estudio independiente que vio cómo este juego se lanzó en EE.UU. en diciembre. Así que lilt line -así, en minúsculas- se ha hecho esperar bastante en Europa.
En líneas generales podemos decir que se trata de un juego que combina música y velocidad y que algunos conocerán por su versión para iPhone.
Lo cierto es que el juego vale menos de tres euros en el dispositivo de Apple, y aquí se va a los 500 puntos (5 euros), pero a cambio lo jugamos en el televisor.
Lo primero que llama la atención ante este lilt line es su estilo visual minimalista, incluso más reduccionista que la línea retro de la serie Bit.Trip, combinando líneas y polígonos de diferentes colores con una estructura vectorial muy sencilla que muchas veces nos recuerda a los primeros experimentos poligonales de la industria.
Pero empecemos con la jugabilidad. El título se controla cogiendo el mando de Wii como si fuera el de NES, es decir, en horizontal, y lo rotamos sobre su propio eje, en un sistema de control que nos recordará, precisamente, a Bit.Trip Beat o al más reciente Bit.Trip Flux. El juego desplaza la imagen hacia la derecha con un scroll que llega a ser frenético, y nuestro objetivo principalmente es evitar que la línea que controlamos se choque contra los límites. Esto exige precisión, agilidad, e intentar no pestañear ni un segundo. Durante el camino pasamos por unos rectángulos, momento en el que hay que pulsar un botón (es configurable), así que eso requiere todavía más atención y algo de sincronización.
Como curiosidad, el juego no suma puntuación, sino que resta. Es decir, empezamos con una puntuación máxima y cada fallo que tenemos reduce nuestra puntuación que, por tanto, asume la función de barra de vida. Si la puntuación baja a cero, tenemos que empezar de nuevo. Por supuesto, el objetivo último es conseguir una puntuación perfecta, pero la verdad es que el nivel de dificultad de lilt line es notablemente elevado y conseguir eso es bastante complicado.
La dificultad elevada va en consonancia con la concepción retro de la jugabilidad. En total suma, además, quince niveles, que son tan poco como suenan, pero que se hacen muy largos precisamente porque vamos a morir muchas veces por el camino. Están diseñados para ponérnoslo muy cuesta arriba, y lo más probable es que pasemos de acumular un par de muertes en el primero hasta decenas en los últimos. Con todo, lo cierto es que la curva de dificultad no está tan bien trazada como debiera, y se perciben altibajos. Por ejemplo, hay un nivel en el último tercio que es sensiblemente más asequible que varios del primero. No es un gran problema, pero por su concepción arcade resulta extraño que no se haya cuidado más la gradación. También es cierto que esto puede responder a factores externos en el desarrollo de nuestra partida, o factores concretos de habilidad, pero los altibajos nos parecen bastante evidentes.
Los niveles son bastante cortos, pero muy intensos. No hay el clásico sistema de relajación en la que se alternan momentos intensos con otros más suaves para dar un respiro y alargar el nivel: aquí se exige precisión desde el primer hasta el último segundo de cada fase. Esto puede resultar enervante para algunos, pero lo cierto es que muestra el carácter altamente nuclear de la propuesta y la decisión firme de introducir un ritmo muy marcado no solo por el componente musical, sino también por lo que nos demanda.
Ya hemos comentado anteriormente que el juego es de un estilo visual también retro, y con una tendencia minimalista absoluta. Los colores son estridentes, planos, pero producen una extraña belleza en la pantalla, sobre todo porque se funden con la música en una experiencia sinestésica.
Conclusiones
Los que han probado los juegos de la saga Bit.Trip y han disfrutado con ellos deben apostar por este lilt line. No es tan redondo como los de esa serie, pero su fórmula es eficiente, adictiva y retante. El sistema de puntuación es ingenioso, y solo los mejores conseguirán no perder ni un punto de su marcador, por lo que si te gustan los retos y estás dispuesto a darle tiempo, tienes diversión para días y días hasta que roces la perfección.