Análisis de Shu (Switch)
Los juegos de plataformas están viviendo una segunda juventud, género que cada vez cuenta con más representantes y que, si echamos un vistazo a lo que nos va a deparar el año que viene, parece que va a continuar dando muchas alegrías a sus seguidores. Uno de los más recientes en llegar es Shu, una aventura plataformera de estilo 2,5D que ya apareció hace tiempo en otros formatos y que ahora se presenta en la eShop de Switch.
Sus responsables dicen haberse inspirado en muchos de los clásicos del género para confeccionar su obra, aunque a nosotros nos ha recordado especialmente a una de ellas en concreto: Rayman, especialmente sus últimas entregas destinadas a consolas y PC así como terminales móviles.
La trama nos invita a controlar a Shu, un joven habitante de un pueblo pacífico que se ve amenazado por una especie de monstruo nuboso. Una carga narrativa nada interesante y superflua que sirve como una simple excusa para dar pie a esta aventura plataformera.
Saltos relajados y efímeros
La base jugable que propone Shu es muy sencilla y sigue a pies juntillas los cánones tradicionales de este clásico género. Bajo un scroll horizontal el protagonista puede moverse con soltura mientras salta de un lugar a otro, así de simple, pudiendo también planear con la capa que posee su vestimenta después de realizar un salto para llegar a zonas inaccesibles… así como usar corrientes de viento que le transportan automáticamente a lugares concretos.
Esta limitada capacidad de movimientos que posee el protagonista queda compensada cuando nos vamos encontrando a diferentes personajes que se encuentran repartidos por los escenarios. Al toparnos con ellos nos acompañan automáticamente durante dicho nivel y, lo más importante, proporcionan al protagonista habilidades nuevas, una por personaje. Correr por encima del agua durante un tiempo limitado, tener la fuerza necesaria para romper ciertos bloques que obstaculizan nuestro avance o realizar un doble salto son algunas de las nuevas acciones que es posible ir efectuando a lo largo de la aventura, proporcionando más profundidad a un sistema de control bastante limitado… pero que responde perfectamente a nuestras órdenes.
Nuestra meta en cada fase consiste simplemente en alcanzar el final de la misma, pudiendo eso sí ir recopilando ciertos coleccionables como una serie de pingüinos de colores que andan diseminados por zonas poco accesibles de los fondos y unos trozos de un mapa, los cuales están bien escondidos por dichos fondos. Estos objetivos secundarios tratan de expandir un tanto el gran inconveniente que posee esta producción, su exigua duración, dado que es posible acabar el título en pocas horas. A nosotros nos ha durado algo más de tres horas obteniendo cerca del 70% de los coleccionables, por si os sirve como referencia.
¿Es un juego fácil de superar? Pues eso depende de cómo se mire. Es cierto que existen ciertas zonas que resultan complicadillas de superar, pudiendo perder más de una vida tratando de solventarla. Pero como los puntos de control son muy abundantes y, cada vez que alcanzamos uno, la cuenta de vidas se resetea (tenemos cinco vidas para pasar cada nivel), a poco que tengamos cierta experiencia en este tipo de aventuras plataformeras ninguno de los peligros que nos presenta el título resulta demasiado problemático. Además hemos echado en falta la presencia de jefes finales a lo largo del juego, cuya presencia brilla por su ausencia.
Por todo esto Shu es una aventura que entretiene y se deja jugar, siendo un título que agradará con total seguridad a los amantes de este tipo de obras… aunque dicha diversión se acabará más pronto que tarde. Un talón de Aquiles difícil de pasar por alto y que puede disminuir el interés de algunos usuarios hacia esta producción concebida por el estudio Coatsink.
Donde no podemos poner ningún pero al trabajo efectuado por este pequeño estudio es su sensacional vertiente visual. Shu es uno de esos títulos que gozan de un acabado tan preciosista como reconocible, siendo un auténtico placer detenerse a contemplar el trabajo efectuado en la concepción de los fondos, escenarios que atesoran un nivel de atención y gusto por el detalle totalmente incuestionable. La banda sonora no desmerece el trabajo efectuado por los diseñadores gráficos, pudiendo disfrutar de melodías de corte relajante que se adaptan perfectamente al estilo que propone la aventura.
Un breve manjar
Si no fuera por lo efímera que resulta la experiencia que nos ofrece este juego, estaríamos hablando de un gran representante del género de las plataformas. Un título simple y directo pero que entretiene mucho mientras dura. Ojalá los desarrolladores nos brinden pronto una segunda parte que multiplique las horas de diversión que nos proporciona esta aventura plataformera.
Hemos realizado este análisis mediante un código enviado por Coatsink.