Análisis Peach Ball: Senran Kagura, pinball picante (Switch)
Hay que ver lo mucho que ha cambiado Nintendo (para bien) durante los últimos tiempos en todos los sentidos, en especial con lo que tiene que ver con el tema de la censura. De meter la tijera en la conversión del famoso Mortal Kombat de Super Nintendo a proclamar que, como ya os adelantamos hace días, ellos no piensan censurar nada, dejando dicha labor para los distintos organismos de calificación por edades, como PEGI.
En otros tiempos jamás hubiéramos tenido la ocasión de jugar en una consola de Nintendo a títulos como el que nos ocupa, Senran Kagura: Peach Ball. Un juego muy picante y sensual (como todos los que tienen que ver con esta serie) que pone en liza a una buena cuantía de chicas de esencia manganime ligeras de ropa y dotadas de cuerpos voluptuosos. Se trata del segundo título de esta serie en aterrizar en la máquina de Nintendo tras Senran Kagura Reflexions, título este último que no alcanzó la calidad deseada… algo que también ha sucedido nuevamente con el más reciente.
El pinball más loco y picante
En lugar de estar ante un capítulo más de esta ya famosa serie de Marvelous, Senran Kagura Peach Ball es un spin-off en toda regla. ¿Y qué nos ofrece entonces este título el cual, por cierto, sólo puede ser adquirido en formato digital a través de la eShop? Pues disfrutar del mundo del pinball pero desde una perspectiva y dimensión única, siendo uno de los juegos más curiosos y extravagantes de todo el catálogo de Switch.
El juego nos ofrece varias modalidades (pocas), siendo una de ellas el modo Historia. ¿Un juego de pinball con modo Historia? Pues sí, y no uno cualquiera, sino que se trata de una ida de pinza total que, además, posee muchos diálogos muy bien doblados en japonés… pero que sólo cuentan con textos en inglés.
Resulta que, por alguna razón, las protagonistas de esta producción (Asuka, Yumi, Yomi, Ryona y Murasaki) se convierten en diversos animales de aspecto antropomórfico, desde un conejo a un tanooki. Y claro, nos toca hacer todo lo posible para que todas estas chicas vuelvan a recuperar su estado normal. Una trama que, lo dicho, resulta tremendamente curiosa y que además tiene más chicha de lo que parece, por lo que con el paso de las horas acaba por tener hasta su gracia. Una historia que consta de cinco fases por cada una de las cinco protagonistas, una cifra no especialmente elevada pero más que suficiente en nuestra opinión… algo que no sucede ni con el resto de modos disponibles ni, menos aún, con las mesas que han sido incluidas.
Sólo dos de ellas han tenido cabida en esta producción, Peach Land y Spooky Shinobi Park, si bien ambas poseen tres pequeñas variaciones que tienen que ver con su aspecto estético (diurno, primaveral, etc.). Es cierto que el diseño de las dos, especialmente de Spooky Shinobi Park, es bastante bueno y dan bastante juego. Pero, a medio plazo, dicha irrisoria cantidad de tableros acaba lastrando gran parte de la diversión que arroja el título. Y como en principio no sabemos nada de posibles contenidos DLC que en el futuro puedan aumentar el número de mesas disponibles, poca solución vemos.
Algo similar sucede con las modalidades de juego y opciones que incluye esta obra. Además del citado modo Historia, sólo es posible participar en el clásico modo Libre así como en otras opciones también tradicionales como Galería o Dressing Room, pudiendo ir desbloqueando a medida que jugamos diferentes trajes y complementos para vestir a las protagonistas como creamos oportuno. Nuevamente esta escasez de posibilidades resta mucho interés al juego, siendo otro de sus puntos más discutibles.
Una vez metidos en faena, se trata de un juego bastante entretenido. Evidentemente y como ya habréis adivinado el realismo brilla por su ausencia, siendo un arcade puro que deja de lado cualquier elemento que tenga que ver con el factor simulación, lo cual echará para atrás a los usuarios más puristas. Este hecho se deja notar en varios aspectos diferentes, comenzando por la dinámica del juego en sí. Para ir avanzando es necesario ir superando distintas misiones que se nos van encomendando, ya sea alcanzar una puntuación concreta, acertar con la bola un número de veces a la chica de turno que se encuentra en el centro de la mesa y cosas por estilo.
Durante las partidas es posible participar en diversos minijuegos, algunos de ellos bastante picantes como uno en el que debemos acertar con las bolas de turno a los pechos de la protagonista que corresponda para conseguir el mayor número de puntos posible. Pero donde más se deja notar la orientación arcade del juego es en el comportamiento de la bola. Sin ser demasiado fantasioso, dicho objeto no goza de un sistema de físicas especialmente realista y, además, su comportamiento resulta bastante predecible, siendo muy fácil acertar diez veces seguidas a un objetivo concreto si nos lo proponemos.
Además el control acentúa más dicha vertiente arcade, dado que los flippers no pueden ser controlados de manera analógica (los sticks serían la única opción en este caso, dado que Switch no dispone de gatillos analógicos). Y por so mismo, siempre transferimos la misma fuerza a las paletas y, por ende, a la bola, algo que resta bastante gracia al título en general a nuestro entender, si bien simplifica mucho las cosas para los usuarios más novatos.
Esta aglutinación de aciertos y errores dan forma a un juego bastante irregular, que presenta como problema más grave la escasez general de contenido. Además técnicamente no es que sea una maravilla, ya que si bien las mesas gozan de un nivel de detalle suficiente y la recreación de las chicas no está mal, tampoco es que sea un título especialmente llamativo.
El apartado sonoro supera con creces lo dispuesto en el apartado anterior. Y gran parte de dicho mérito recae en el magnífico doblaje en japonés (reiteramos, textos sólo en inglés) que posee el juego. La banda sonora que ameniza cada partida también cumple con creces, mientras que los efectos sonoros son tan variados como estridentes en ocasiones.
Entretenido pero escaso de contenido
Con sólo dos mesas disponibles aterriza este spin off de la saga Senran Kagura en Switch. Un título tan disparatado como entretenido y erótico, pero que se queda cojo en muchos frentes relacionados con su jugabilidad. Sin ser el punto fuerte del catálogo de Switch, existen varias propuestas de esta misma índole bastante mejores para la consola híbrida de Nintendo.
Hemos realizado este análisis mediante un código de descarga enviado por Decibel PR.