Análisis Ooblets - Animal Crossing, Stardew Valley y Pokémon metidos en una batidora cuqui (Switch, Xbox Series X/S, PC, Xbox One)

La ópera prima de Glumberland sale del acceso anticipado dos años después ofreciendo un juego gracioso y bien pensado que mezcla con tino sus referentes.
Ooblets
·
Análisis de versiones Switch, Xbox Series X/S, PC, Xbox One.

En la mezcla de géneros pueden salir mal muchas cosas. Al fin y al cabo, cada género está asociado a unas mecánicas que quieren despertar una sensación concreta en quien juega, y por tanto, se corre el peligro de que se produzcan efectos contradictorios. El diseño de juego tiene que estar muy bien medido para mantener el equilibrio, por lo que rara vez se ve a un estudio recién formado asumir este riesgo. Y sin embargo, Glumberland consigue llegar a buen puerto con Ooblets, un adorable juego de simulación de vida, gestión y combates por turnos que mezcla las bases jugables de títulos como Animal Crossing, Stardew Valley y Pokémon. Si bien es cierto que no hace nada revolucionario en ninguno de esos pilares, los mezcla con acierto gracias a un diseño y a un sistema de progresión bien pensados, por no hablar de su disparatado, atractivo y potencialmente divisivo tono. Una hazaña para un estudio primerizo de apenas seis personas (durante gran parte del proceso solo dos); no es de extrañar que lleven seis años de desarrollo y que hayan tardado dos en salir del acceso anticipado.

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Vecinos, huertos y toda la pesca (que también la hay)

La cuqui aventura de Ooblets comienza cuando llegamos en barco a Badgetown, un pequeño y colorido pueblo donde los humanos conviven con las curiosas criaturas que dan nombre al juego.

Nada más llegar al muelle nos hacen la del Tom Nook: podemos habitar allí en una casucha y ganarnos la vida cuidando de su deplorable huerto, pero a cambio tenemos que ayudar a la alcaldesa en los muchos quehaceres necesarios para que el lugar funcione y mejore.

La parte social de la experiencia, aunque sobre el papel pueda sonar a la de títulos como Story of Season, nos ha recordado más a la de Animal Crossing. Las relaciones sociales no están ligadas a regalos u objetivos, sino a charlar con los amigos que vamos haciendo por el camino. Así, igual que en la saga de Nintendo se nos recompensa el conversar con líneas de diálogo graciosas o con mensajes que nos permiten conocer mejor la personalidad de cada animal, en el título de Glumberland cada día varios de los personajes principales de Badgetown tendrán algo nuevo que decir. Tras cada conversación, avanzará el progreso en el nivel de amistad, y al aumentarlo nos darán pegatinas y otras recompensas poco jugosas. El premio está en la charla en sí: cada frase oscila entre lo absurdo, lo adorable y el tweet; es un juego muy de nuestro tiempo en tanto que habla desde la gracieta y lo irónico sobre los problemas mentales, la explotación laboral, la falta de perspectivas a futuro y muchos otros temas que apretujan a toda una generación.

Twitter, el videojuego.
Twitter, el videojuego.

La parte de gestión del huerto no hace nada original si lo miramos de manera aislada al resto de los pilares del juego. Quizá destaca en que, hasta que no pasamos de la docena de horas, el espacio a plantar es bastante comedido, lo que ayuda a aminorar parte del agobio que a algunos pueden causar títulos como Stardew Valley. El sistema es el habitual: comenzamos teniendo a nuestra disposición muy pocos cultivos y poco más que una regadera, pero poco a poco vamos consiguiendo cacharros que automatizan los procesos, nuevas plantas, ítems para acelerar el crecimiento, etc. No podía faltar un sistema de energía bastante estricto que en los primeros días nos impedirá hacer todas las tareas que hayamos planeado, y que nos incita a planificar nuestros cultivos a largo plazo para cumplir encargos y tener los ingredientes necesarios para recetas cada vez más complejas y potentes. Por supuesto, tampoco falta la posibilidad de aumentar el tamaño de nuestro hogar y personalizarlo con mobiliario al gusto. En principio, nada nuevo bajo el sol, a excepción de un punto negativo: un sistema de control al que le falta pulido y una gestión del inventario un poco más pesada de lo que nos gustaría.

Chavales no pegarse, es mejor bailar

La parte de colección de criaturas y de combates por turnos es la que parecería que más desentonaría en la fórmula, pero no es el caso, sino que es la que cohesiona la propuesta. Nada más llegar a Badgetown nos dan nuestro primer ooblet y nos enseñan cómo funciona el sistema de combate por turnos, representado con un baile en el que cada movimiento es una carta. El objetivo es llegar a la cantidad de puntos indicada antes que el rival. Cada carta tiene un coste de ritmo; algunas nos dan puntos, otras hacen que los siguientes cartas den más puntos o hacen lo opuesto en el lado del contrario, las hay que meten naipes inútiles en el mazo del rival o que aturden a un ooblet aleatorio durante equis turnos, por citar algunos ejemplos.

Hay varios puntos donde podemos pescar, para lo que necesitaremos cebo de distintas calidades que obtendremos reciclando materiales.
Hay varios puntos donde podemos pescar, para lo que necesitaremos cebo de distintas calidades que obtendremos reciclando materiales.

No hay un sistema de construcción de mazos tradicional, sino que además de las cartas estándar, cada tipo de ooblet tiene hasta tres cartas únicas (que se van desbloqueando conforme la criatura sube de nivel al participar en combates), por lo que el deck building queda determinado por los ooblet que elijamos para cada enfrentamiento. Los combates, aunque no supondrán ningún quebradero de cabeza para alguien con un mínimo de experiencia en el género, son divertidos y lo suficientemente breves para que no se hagan pesados. Además, hay torneos que cambian las reglas y que recompensan con ítems que nos vendrán bien en nuestro huerto, para personalizar a nuestro avatar o a nuestras criaturas, etc.

Lo interesante es cómo la obtención de ooblets, algo que haremos a veces por progreso y a veces por coleccionismo ( hay un equivalente a la Pokédex y hay criaturas con distinto color y brillantes), se mezcla con la gestión del huerto. Los ooblets no se capturan, sino que se plantan, y para obtener su semilla hay que ganar en una batalla de baile a los que son salvajes. Para que quieran combatir necesitamos darles cierta cantidad de una planta concreta e incluso platos preparados. A su vez, hay utensilios para el huerto que son operados por los ooblets que tengamos en él, y una zona en Badgetown que vamos ampliando ofreciendo los monstruitos (y sus semillas) que nos pidan, lo que a su vez nos da acceso a frutos y verduras que no se encuentran en otros lugares.

Los combates son más sencillos de lo que esta captura de pantalla puede sugerir.
Los combates son más sencillos de lo que esta captura de pantalla puede sugerir.

El buen tino con el que están mezcladas estas ideas solo rivaliza con lo bien diseñado que está el sistema de progresión: constantemente tenemos varias misiones por las que avanzar (además de los encargos) y prácticamente cualquiera de nuestras acciones tiene recompensa de distinta forma. Es cierto, eso sí, que las tareas a cumplir dan la sensación de ser un trabajo incluso más que en otros títulos de un género que, en esencia, va de eso. Pero parte de este problema se ve atenuado por el buen ritmo que tiene la experiencia durante la primera docena de horas, desbloqueando cada poco tiempo mecánicas, ítems importantes, métodos de personalización y hasta nuevas zonas.

Lo wholesome llevado al extremo

En Ooblets hay una historia principal ligada a las misiones de Tinstle, la alcaldesa. No os esperéis ningún argumento muy elaborado, pero es lo suficientemente interesante para satisfacer a aquellos que necesitan un hilo narrativo del que tirar para seguir jugando. Sin entrar en demasiados detalles, la trama nos sitúa en un mundo de distintos pueblos desconectados de la oobnet, por lo que habrá que viajar a esos otros pueblos para volver a conectarlos (sí, hay reminiscencias cómicas de la última obra de un afamado creativo japonés), y además, por algún misterioso motivo el Consejo de Ooblets interpreta, de manera errónea, que en Badgetown no hay ooblets.

Tenemos mucha curiosidad por ver cómo traducen los términos de Ooblets si alguna vez llega a localizarse al español.
Tenemos mucha curiosidad por ver cómo traducen los términos de Ooblets si alguna vez llega a localizarse al español.

Esas misiones nos llevan, como decíamos, a otros lugares con distintas ambientaciones (un desierto, un lugar que está en Halloween permanente…) donde podremos encontrar ooblets, semillas y frutos autóctonos, y donde habitualmente tendremos que abrirnos paso con batallas de baile para activar la torre de comunicaciones que los conecte a la oobnet; pero no es así en todos los casos, y hay algunas sorpresas, incluso a nivel mecánico, que impresionan cuando se tiene en cuenta que estamos ante un título de un estudio indie pequeñísimo. Según lo que cada cual se entretenga, concluir esta trama puede llevar una veintena de horas, por lo que no es especialmente largo teniendo en cuenta los estándares del género. Además, más allá de la historia, Ooblets no es tan profundo y amplio como un Story of Season o el casi inagotable Stardew Valley, por lo que no esperéis una experiencia de cientos de horas.

Pero cada momento que hemos pasado con el juego de Glumberland lo hemos hecho con una sonrisa en la boca, y eso tiene mucho que ver con el tono de todo el paquete: desde los diálogos que ya hemos comentado, pasando por las animaciones, detalles como la personalización de los ooblets con sombreritos cuquis, por la paleta de colores pastel utilizada en unos entornos que usan de manera expresiva los modelados low poly, y por supuesto, la adorable música que en los enfrentamientos hace gala de pegadizos temazos. El punto negativo aquí no lo tenemos en lo artístico, sino en asuntos técnicos.

Los fps no son muy importantes en un juego así, pero en cuanto nos siguen más de cuatro o cinco ooblets la fluidez se resiente.
Los fps no son muy importantes en un juego así, pero en cuanto nos siguen más de cuatro o cinco ooblets la fluidez se resiente.

La versión de Switch que hemos jugado está repleta de ralentizaciones, bugs visuales. errores de interfaz, problemas con el inventario que a veces nos han hecho reiniciar el programa (quizá a sabiendas de esto existe un autoguardado muy frecuente) y tiempos de carga al entrar a estancias bastante largos, y casi desesperantes cuando iniciamos el programa. De hecho, durante el análisis los desarrolladores nos advirtieron que no hiciéramos una misión en la que podemos abrir nuestra propia tienda en Badgetown, ya que podría bloquear toda la partida; en el momento de escribir estas líneas todavía no está solucionado. Además de todo esto, a muchos le echará para atrás que no esté traducido al español: el inglés empleado está repleto de diminutivos y palabras mezcladas e inventadas, por lo que la localización de este juego, si se realiza en algún momento (no está anunciado), no será tarea sencilla.

Conclusión

Ooblets es una arriesgada propuesta que mezcla los simuladores de vida, la gestión de granjas, y el coleccionismo y el combate de criaturas de un modo que, si bien es cierto que no hace nada especialmente original en ninguno de los géneros, los combina lo suficientemente bien para que todos vayan de la mano y ninguno le ponga la zancadilla al otro, lo que ya tiene mucho mérito. En lo audiovisual y en el tono, tremendamente cuquis, absurdamente wholesome, desborda personalidad, y puede ser constantemente gracioso para algunos y tremendamente cargante para otros. Así, la ópera prima de Glumberland no es un título fácil de recomendar a todo el mundo, pero si os llama la mezcla jugable y os atrae la energía estética que desprende, no os equivocaréis al darle una oportunidad.

Hemos realizado este análisis gracias a un código para Switch ofrecido por popagenda.

Fran G. Matas

NOTA

7.4

Puntos positivos

La mezcla de géneros sale bien parada.
La estética ‘wholesome’ derrocha personalidad.
Que exista un punto de enganche narrativo.

Puntos negativos

Los errores de la versión para Switch.
Es menos profundo y longevo que otras propuestas del género.
El tono puede resultar cargante para ciertos jugadores.

En resumen

En resumen: Una mezcla funcional de Stardew Valley, Animal Crossing y Pokémon capaz de atrapar por su tono y su estética.
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Género/s: Granjas / Simulación
PEGI +3
Plataformas:
Switch PC Xbox One Xbox Series X/S

Ficha técnica de la versión Switch

ANÁLISIS
7.4
  • Fecha de lanzamiento: 1/9/2022
  • Desarrollo: Glumberland
  • Producción: Glumberland
  • Distribución: eShop
  • Precio: 29,99 €
  • Jugadores: 1
  • Formato: Descarga
  • Textos: Inglés
  • Voces: Inglés
  • Online: -
  • Requisitos PC
COMUNIDAD
-

Ooblets para Nintendo Switch

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Ficha técnica de la versión PC

ANÁLISIS
7.4
  • Fecha de lanzamiento: 1/9/2022
  • Desarrollo: Glumberland
  • Producción: Glumberland
  • Distribución: Epic Games Store
  • Precio: 23,99 €
  • Jugadores: 1
  • Formato: Descarga
  • Textos: Inglés
  • Voces: Inglés
  • Online: -
  • Requisitos PC
Estadísticas Steam
COMUNIDAD
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Ooblets para Ordenador

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Ficha técnica de la versión Xbox One

ANÁLISIS
7.4
  • Fecha de lanzamiento: 1/9/2022
  • Desarrollo: Glumberland
  • Producción: Double Fine Productions
  • Distribución: Xbox Store
  • Precio: 29,99 €
  • Jugadores: 1
  • Formato: Descarga
  • Textos: Español
  • Voces: -
  • Online: No
  • Requisitos PC
Estadísticas XBOX LIVE
COMUNIDAD
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Ooblets para Xbox One

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Ficha técnica de la versión Xbox Series X/S

ANÁLISIS
7.4
  • Fecha de lanzamiento: 1/9/2022
  • Desarrollo: Glumberland
  • Producción: Double Fine Productions
  • Distribución: Microsoft Store
  • Precio: 29,99 €
  • Jugadores: 1
  • Formato: Descarga
  • Textos: Español
  • Voces: -
  • Online: No
  • Requisitos PC
COMUNIDAD
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Ooblets para Xbox Series X/S

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