Análisis de Donkey Kong Country: Tropical Freeze (Switch)
Gracias al éxito de Nintendo Switch estamos viendo cómo muchos juegos de Wii U que pasaron injustamente desapercibidos están recibiendo una merecida segunda oportunidad. Ahora le llega el turno al que podríamos clasificar, y sin que nos tiemble el pulso mientras lo escribimos, como uno de los mejores juegos de plataformas de la historia: Donkey Kong Country: Tropical Freeze.
Sí, sabemos que esta afirmación tan rotunda puede sonar un poco exagerada, especialmente teniendo en cuenta que se trata de un género muy veterano y que nos ha dado muchísimas obras maestras a lo largo de los años, pero creednos cuando os decimos que son pocos los juegos capaces de mirar de tú a tú a la última aventura del gorila más famoso del mundo de los videojuegos, llegando a rivalizar con auténticos intocables como pueden ser el propio Donkey Kong Country 2 o el mismísimo Super Mario World.
Moneando en todas partes
Lo primero que tenemos que dejar claro es que estamos ante el mismo juego que ya pudimos disfrutar en Wii U, por lo que a nivel jugable y de contenidos no encontraréis prácticamente ningún cambio. Esto significa que volvemos a estar ante un juego de plataformas bidimensional brillante y sin prácticamente ningún fallo destacable, más allá de los anodinos bonus y su reciclaje.
Como en el resto de título de la saga, nuestro objetivo será acompañar al bueno de Donkey junto a Diddy, Dixie y Cranky para superar una gran cantidad de fases (más de 60 en total) al mismo tiempo que intentamos hacernos con los abundantes objetos coleccionables que hay escondidos en ellas.
Si hay algo por lo que destaca esta aventura es por su espectacular diseño de niveles, todos diferentes y con ingeniosas ideas y mecánicas únicas que explotan de formas inimaginables para conseguir que cada paso que demos sea una sorpresa tras otra y nunca asome el aburrimiento por ningún lado.
El nivel de pulido de las fases es tan extremo que a poco que nos fijemos un poco en ellas nos daremos cuenta de la obsesiva atención al detalle que Retro Studios ha puesto en cada uno de los polígonos que forman el juego, hilando un nivel tras otro sin que nos demos cuenta de forma muy coherente y creando una narrativa en segundo plano, no dejando ninguna plataforma "al azar" (si algo se mueve siempre tiene su explicación, ya sea un mecanismo o el viento, por citar un par de ejemplos, por lo que no hay cabida para plataformas flotantes por arte de magia) e incluso cuidando las animaciones hasta en el detalle más tonto imaginable (fijaos en los dedos de Donkey cuando estamos en el borde de una plataforma o en cómo cambian los gestos de dolor de los enemigos con cada golpe que les damos).
Son cosas que durante la partida no siempre apreciaremos, pero que están ahí y que resulta un placer descubrir, elevando el conjunto a una altura a la que muy pocos aspiran, ya que este nivel de cuidado, detalle y mimo no suele ser nada habitual en la industria.
Por si todo esto fuese poco, Tropical Freeze funciona genial tanto si solo queremos llegar al final de la historia como si preferimos explorar a fondo cada pantalla para hacernos con todos sus secretos. Pero esperad, ya que el diseño de fases también está cuidadosamente estudiado para que puedan jugarse a toda velocidad y a contrarreloj, por lo que los speedrunners y los jugadores más competitivos encontrarán aquí todo un paraíso intentando conseguir las mejores marcas en los marcadores online. Seas un tipo de jugador u otro, el juego sabrá darte lo que buscas. Y todos sabemos lo complicado que resulta diseñar algo capaz de contentar a todo el mundo.
De hecho, en este afán por llegar a todo tipo de jugadores encontramos la única novedad destacable en cuanto a contenidos de esta conversión para Nintendo Switch: el Modo Funky. Esta modalidad utiliza un archivo de guardado independiente del Modo Normal (el cual es exactamente igual que en Wii U) y está destinada a los usuarios menos habilidosos y menos experimentados.
El título de Retro Studios se caracteriza por tener una dificultad muy desafiante y estimulante, pero que está lejos de ser imposible. A pesar de ello, requiere un mínimo de habilidad, reflejos y experiencia con el género si no se quiere morir más veces de la cuenta (y, a pesar de ello, probablemente perderemos un considerable número de vidas en nuestro camino al 200%), por lo que este añadido agradará mucho a quienes se frustran con cierta facilidad.
¿En qué consisten las ayudas y facilidades de este nuevo modo? Pues en tener un corazón extra por personaje (es decir, pasan de dos puntos de vida máximo a tres cada uno) y en poder comprar objetos en la tienda a un precio mucho menor de lo normal. De hecho, ahora podremos utilizar hasta cinco ítems por nivel, estos tienen efectos mejorados y pueden usarse incluso durante el desarrollo de una fase. Y todo ello por no olvidarnos de que las letras KONG que recojamos se quedarán "registradas" la primera vez que las obtengamos, aunque salgamos de un nivel sin haberlas obtenido todas.
Pero, sin duda, la mayor ayuda de todas la encontraremos en la posibilidad de controlar a Funky Kong en vez de a Donkey Kong si así lo deseamos. Si optamos por él, disfrutaremos de un total de cinco puntos de vida, oxígeno ilimitado al bucear, salto doble con planeo, volteretas consecutivas infinitas e inmunidad a las plataformas con pinchos. Lo único que no puede hacer es recoger a otros miembros de la familia Kong, aunque tampoco es que lo necesite, ya que con él la aventura se convierte en un auténtico paseo.
Nuestra recomendación es que probéis primero el Modo Normal y que solo empecéis una partida en el Modo Funky si se os hace demasiado cuesta arriba, ya que, en nuestra opinión, la curva de dificultad original es perfecta y sin ella nos cargamos gran parte de la experiencia.
Por lo demás, la otra gran novedad de esta versión para Switch la tenemos en la posibilidad de jugar en cualquier parte gracias a su portabilidad. Lo mejor es que el juego se ve genial en la pantalla de la consola, con una imagen muy nítida y limpia, y manteniendo una tasa de 60 imágenes por segundo de forma estable en todo momento. La resolución es de 648p, pero tal y como os decimos, la obra de Retro Studios luce fantástica en portátil. Quizá nuestra mayor pega en este sentido (por decir algo y ponernos un poco exquisitos) sería la falta de cruceta en el Joy-Con izquierdo, aunque con el stick se juega perfectamente.
En cambio, si optamos por jugar en el televisor, la resolución será de 1080p, una mejora considerable frente a los 720p de Wii U y que se nota bastante, ya que la imagen ha ganado muchísima nitidez, haciendo que todo luzca mucho mejor y se aprecien más todavía la increíble cantidad de detalles de los que hace gala la sobresaliente dirección artística de la aventura. Por supuesto, los 60 fps totalmente estables también se mantienen.
Por lo demás, a nivel técnico no hay grandes cambios respecto a su versión original, más allá de algún que otro retoque, como una modificación en la nariz del simio protagonista o mejores efectos en el pelaje. Eso sí, sorprende lo bien que se sigue viendo cuatro años después de su lanzamiento en Wii U, con unas animaciones espectaculares, unos modelados cuidadísimos y unos escenarios repletos de detalles y vida. Y, tal y como hemos dicho, no podemos olvidarnos de aplaudir su espectacular diseño artístico.
Finalmente, la banda sonora se ha mantenido intacta para alegría de todos, ya que las composiciones que David Wise creó para esta aventura son tan buenas y variadas que probablemente acabemos rejugando fases solo para tener la excusa de volver a escucharlas.
Conclusiones
Donkey Kong Country: Tropical Freeze es un auténtico juegazo, algo que no nos cansaremos de repetir. Si os gustan los títulos de plataformas, aquí tenéis todo un imprescindible que debéis jugar sí o también, más todavía teniendo en cuenta lo cuidada que está esta conversión para Nintendo Switch, luciendo y rindiendo genial tanto en portátil como en sobremesa.
Eso sí, si ya lo jugasteis en su momento no encontraréis demasiados motivos para volver a pasar por caja ante su falta de novedades, por lo que no habría estado de más que se hubiese aprovechado la ocasión para añadir algún mundo extra. De todos modos, siempre nos queda el atractivo de poder jugar en cualquier parte, algo que a muchos seguro que os dará la excusa para haceros con él y rejugarlo.
En cambio, si tenéis una Nintendo Switch y nunca le disteis una oportunidad en Wii U, se trata de una cita ineludible con la que disfrutaréis durante horas de una de las mayores celebraciones al videojuego como forma de arte y entretenimiento.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Nintendo.