Análisis Cadence of Hyrule, un original spin-off musical de Zelda (Switch)
Está pletórica, en mejor forma que nunca en nuestra opinión. The Legend of Zelda, una de las sagas más queridas y veteranas de esta industria, está viviendo una época increíble en la que su popularidad parece crecer cada día que pasa. Y más después de lo ocurrido durante la celebración del E3, evento en el que a la ya consabida (y esperadísima) nueva odisea The Legend of Zelda: Link's Awakening que llegará el próximo 20 de septiembre, se ha unido el (probablemente) anuncio más sorprendente< de todos los que se han producido en la gala norteamericana: la presentación de la continuación del sobresaliente The Legend of Zelda: Breath of the Wild.
Por si no fuera ya suficiente con todo esto, Nintendo ha querido ir más allá realizando una colaboración de su famosa saga con uno de los títulos independientes más venerados de cuantos han aparecido en los últimos tiempos: Crypt of the NecroDancer. Y el resultado es lo que tenemos aquí, Cadence of Hyrule - Crypt of the NecroDancer Featuring The Legend of Zelda, un título exclusivo para Switch a través de su tienda eShop que se convierte en una de las mayores sorpresas indie de la presente temporada para la consola de Nintendo.
Roguelike al son de la música
La jugabilidad que pone en liza este título se basa fuertemente en dicha producción de Brace Yourself Games, pero adaptando ciertos de sus elementos jugables al universo de The Legend of Zelda. Una mezcolanza que ha dado como fruto un título muy disfrutable, entretenido y relativamente desafiante como ahora mismo vamos a comentaros… después de introducir la historia, la cual no es ni mucho menos el punto fuerte que alberga esta producción.
Resulta que, mientras se encontraban en un sueño muy profundo, Link y la princesa Zelda (tras ser despertados por Cadence, la protagonista del título original Crypt of the NecroDancer) se encuentran con que la tierra de Hyrule ha sido invadida por criaturas nada amistosas. El castillo, el lago Hylia, la aldea Kakariko y demás lugares típicos de la región se encuentran repletos de adversarios y monstruos de todo tipo, todos ellos pertenecientes a la saga creada por el gran Shigeru Miyamoto. ¿Quién ha sido el responsable de tal desaguisado? Octavio, un tipo de todo menos carismático (todo hay que decirlo) que además cuenta con la ayuda de otros cuatro paladines, los cuales se encuentran en el interior de diferentes mazmorras que es necesario superar para poder derrotarles.
A partir de aquí y tras superar el tutorial de turno protagonizado por la citada Cadence, al comienzo de la aventura debemos escoger entre controlar a Link o a Zelda. Una decisión que tiene su miga porque si bien los dos recorren los mismos escenarios, son capaces de emplear determinados objetos únicos y, también, comienzan su viaje en puntos distintos del mapeado (la casa de Link y el castillo de Hyrule en el caso de la princesa). Ni qué decir tiene que esta característica otorga una mayor rejugabilidad a un título ya de por sí extenso y, también, desafiante.
Eso es porque, como buen roguelike, superar las distintas zonas y acabar con los rivales no es precisamente un paseo, y más cuando nos toca adentrarnos en las mazmorras (que se generan de manera procedural, por cierto) o hacer frente a los rivales más poderosos, jefes finales incluidos. ¿Y qué pasa si mordemos el polvo? Pues que perderemos absolutamente todo lo que llevemos encima, incluyendo rupias, contenedores de corazones extra y armas… a excepción de los diamantes. Dichos preciados objetos nos son otorgados al limpiar cada zona de juego o pantalla, y podemos canjearlos en las tiendas de turno (hay varias repartidas por las distintas localizaciones de Hyrule) por diversos objetos y equipamiento. La muerte, como veis, es fuertemente penalizada en esta aventura, si bien existen diversas "ayudas" que nos permiten asumir tal desafío, como por ejemplo la posibilidad de ir activando las piedras sheikah que se encuentran diseminadas por los decorados y que actúan como puntos de control.
Sin embargo, lo que realmente complica las cosas no es sólo la presencia de adversarios, sino la dinámica de juego en su conjunto. Tal y como sucedía en el título primigenio de Embrace Yourself Games, los protagonistas se desplazan por las distintas casillas en las que se compone el escenario, si bien para poder realizar dichos desplazamientos así como atacar a los rivales es necesario hacerlo al son de la música. Acompasar dichas acciones con el ritmo de cada melodía no es una tarea precisamente fácil y requiere de cierto tiempo de aclimatación, lo cual puede echar para atrás a ciertos usuarios… aunque, aquellos que no lo logren, siempre pueden echar mano del modo arrítmico que también incluye el título.
Pero en nuestra opinión lo suyo es acostumbrarse a dicha particularidad porque es la que aporta gracia a la jugabilidad, siendo necesario además vigilar los movimientos y los patrones de ataque de los distintos monstruos que campan a sus anchas por los fondos. ¿Y qué pasa si perdemos el ritmo y no acompasamos el movimiento con el ritmo? Pues que el protagonista se quedará parado y a merced de los rivales, lo cual en muchos casos supone perder parte de su salud… e incluso la vida.
Para facilitarnos un tanto las cosas es posible ir recopilando una buena cantidad de objetos y armas, algunos exclusivos como ya os hemos mencionado para cada personaje, como el escudo clásico de Link o la protección mágica Amor de Nayru de Zelda. Palas para poder eliminar ciertas barreras de arena, antorchas para iluminar las mazmorras o prender ciertos elementos de los escenarios, contenedores adicionales de corazones o anillos mágicos son algunos de los muchos ítems que podemos (y debemos) ir recolectando para tratar de acabar con las hordas de Octavio. Una jugabilidad realmente absorbente y cautivadora una vez te acostumbras a ella y que, además, permite la participación de dos jugadores simultáneos en modo local, otra de las grandes cualidades que posee el título.
Por todo esto, pensamos que estamos ante uno de los mejores spin-off jamás realizados dentro de la serie The Legend of Zelda, siendo una aventura muy recomendable que, encima, ha sido muy cuidada en su vertiente gráfica. De hecho, resulta casi imposible jugar a esta obra sin evitar recordar lo contemplado en el magnífico Zelda: A Link to the Past de Súper Nintendo.
La recreación del mundo de Hyrule por parte de los diseñadores de esta obra de Switch se inspira mucho en tal obra maestra de 16 bits, siendo un auténtico regalo para los jugadores más nostálgicos. Y a esto se suman las notables animaciones que muestran los personajes y adversarios, los cuales además gozan de un diseño espléndido.
Pero, evidentemente, el apartado que ha sido mejor tratado y el que debe recibir toda clase de elogios es el sonoro. 25 remezclas de melodías clásicas de la serie han sido incluidas en esta producción, pistas que llevan el inconfundible sello de Danny Baranowsky, artista que ya ha demostrado su nivel creando bandas sonoras para títulos como Super Meat Boy o The Binding of Isaac. Una colección chiptune que suena realmente bien y que encaja magníficamente con cada localización que visitamos de Hyrule. Y a dichas melodías se suman efectos bien resueltos y perfectamente reconocibles por los seguidores de las aventuras de Link, como por ejemplo el ruido que emiten las rupias al ser obtenidas.
Una nueva forma de disfrutar de Zelda
Lejos de ser más de lo mismo o una forma poco estimulante de expandir el universo de Zelda, Cadence of Hyrule es un título formidable en todos sus apartados y, una vez te acostumbras a su dinámica y al hecho de tener que avanzar siguiendo el ritmo de la música, es un verdadero deleite. No se nos ocurre un mejor aperitivo para lo que está por venir relacionado con la saga de Nintendo que sumergiéndonos en este excelente roguelike donde la música se convierte en la gran protagonista. Una de las mejores producciones que han llegado a la tienda eShop en los últimos tiempos… y que, al menos en nuestra opinión, debería haber aparecido también en formato físico.
Hemos realizado este análisis mediante un código de descarga enviado por Nintendo.