Análisis Another Code: Recollection - La aventura adolescente de culto vuelve totalmente renovada (Switch)
Another Code: Two Memories no fue ni un gran éxito de ventas ni de crítica, pero fue trascendente para quienes pasaron la adolescencia con una Nintendo DS. Salvando las distancias de popularidad, fue el Life is Strange de aquella generación. Es una aventura reminiscente de los point and click de ordenador que contaba con una protagonista, personajes y temáticas poco habituales en consolas en aquel momento, menos aún en un juego editado por Nintendo. La extinta desarrolladora Cing, quienes más tarde firmarían el también clásico Hotel Dusk: Room 215, consiguieron que su obra se convirtiera en un clásico de culto al ofrecer una novela visual con puzles dirigida al público adolescente internacional que aborda temas, emociones y preocupaciones con los que esos casi adultos podían empatizar.
Tanto el juego de la portátil de doble pantalla como su secuela, el menos redondo Another Code: R - Más allá de la memoria para Wii, llegan a Nintendo Switch en un mismo paquete, Another Code: Recollection, que ofrece los dos títulos una experiencia única y sin fisuras, transformada en una aventura tridimensional con un estilo visual totalmente nuevo, con un doblaje y una banda sonora regrabados, y con puzles reconstruidos por necesidad, pues las posibilidades de la consola híbrida son diferentes a las de DS y Wii. Siempre hay que agradecer que dos obras recordadas por un nicho de jugadores que ha crecido mucho (o se hace ver más, o se le hace más caso) desde entonces vuelvan a estar disponibles en plataformas actuales, ¿pero aguantan bien el paso del tiempo después de casi veinte años?
Two Memories, una experiencia concisa y bien pensada
La respuesta difiere si hablamos de Two Memories o de Más allá de la memoria. El título procedente de Nintendo DS narra la llegada de Ashley a la isla Edwards tras recibir una invitación de su padre. La adolescente de 14 años se ha criado con su tía creyendo que sus progenitores habían fallecido cuando era poco más que un bebé. La misiva le despierta sentimientos encontrados. ¿Por qué si su padre estaba vivo la había abandonado? ¿Por qué quiere volver ahora? ¿Por qué necesitan verse en ese lugar alejado de la civilización? La complejidad de la situación se agrava cuando su tía desaparece y cuando Ashley conoce a D., un fantasma de un niño sin memoria que solo ella puede ver y al que ayudará a recuperar sus recuerdos mientras la protagonista busca a su padre en la mansión que corona la isla.
Con esa premisa, mezclando misterio, costumbrismo, fantasía y hasta algún toque de ciencia ficción, se construye una historia que, a pesar de algún altibajo, consigue atrapar durante sus aproximadamente seis horas de duración. Un tiempo en el que se abordan temas como los traumas infantiles, las inseguridades de la adolescencia y los conflictos familiares, desde la perspectiva de una muchacha en la edad del pavo ducha en las contestaciones irreverentes y a la que no le falta intensidad emocional. La explicitación de esos sentimientos a través de las numerosas conversaciones con D. puede parecer forzada, pero no lo es tanto desde el punto de vista de alguien que aún no ha alcanzado la adultez.
A pesar de que los giros de guion se ven a kilómetros, Two Memories aprovecha su escasez de personajes presentes y su escenario limitado (casi toda la acción transcurre en la mansión) para ofrecer una trama repleta de paralelismos, con momentos de un simbolismo potente, con ideas contrapuestas que permiten reflexiones temáticas más allá de la historia de Ashley y de la adolescencia, y con una estructura circular que funciona muy bien, a excepción de los habituales y pesados flashbacks y de un comienzo in media res que no tiene ninguna excusa argumental.
Todo esto se articula en una novela visual con puzles donde los diálogos comparten importancia con la exploración. Las conversaciones son directas: en su transcurso se desbloquean opciones que no son tales, pues tenemos que preguntar por todas ellas para dar por concluida la charla, que rara vez se hace demasiado larga. El entorno, esta vez totalmente tridimensional, en el que sucede la aventura, la mansión, está repleta de puertas cerradas, caminos ocultos y rutas inaccesibles por el deterioro provocado por el paso del tiempo. Así, tendremos que encontrar llaves, activar mecanismos, combinar objetos y resolver puzles para abrirnos paso hasta nuestro siguiente objetivo, en muchas ocasiones con la ayuda del DAS, un dispositivo que se ha renovado con la forma de Switch que sirve, entre otras cosas, para hacer fotos, revisar la ubicación de los coleccionables y ver cómo se conectan los personajes.
Los rompecabezas no son difíciles, pero sí hay algunos estimulantes por la originalidad de las situaciones que proponen. Aunque la mayoría se resuelven tan solo explorando y activando elementos de los escenarios, hay otros que nos hacen ejercitar la materia gris e incluso tomar notas. Muchos de ellos se han reinterpretado, pues estaban pensados para una máquina con dos pantallas, plegable y con lápiz táctil. Aquí no se utiliza la pantalla táctil y gran parte de los puzles se resuelven con las palancas y los botones, pero hay algunos, contados, que utilizan el giroscopio de los mandos.
Así, la transición constante entre conversación, exploración y puzles está bien medida, de manera que la partida se percibe fluida a la vez que la historia nos incita a seguir desenmarañando los presentes y los pasados de Ashley y D., pero eso no quita que el ritmo podría ser más ágil. Por muchos cambios que haya, la estructura de la aventura está heredada de Nintendo DS, y se pensó teniendo en cuenta las limitaciones y los usos habituales de aquella máquina. La separación en estancias y los tiempos de carga al pasar de una a otra ralentizan la experiencia, a la vez que desmotivan la exploración en busca del puñado de coleccionables que esconde la mansión.
Más allá de la memoria, cuando más no es mejor
Two Memories sigue siendo una aventura muy disfrutable, pero no podemos decir lo mismo de Más allá de la memoria, que en Recollection se presenta como continuación directa tras terminar los créditos de su predecesor: no hay una selección de juego en un menú. La novela de visual de Wii nos presenta de nuevo a Ashley, esta vez con 16 años (con los cambios de actitud y de intereses propios de estar a las puertas de la adultez), quien acude a regañadientes a una acampada con su padre en una paradisíaca zona rural donde se mezclan los hogares pretéritos con un pueblo artificial a medio habitar, y la naturaleza exuberante con el intimidante laboratorio en el que trabaja su progenitor.
Es uno de esos casos de secuelas en los que más no significa mejor. Donde un entorno más amplio, más personajes y más extensión provocan que sea un título más difuso y menos centrado. Que la experiencia se agüe. La acampada no tarda en torcerse, y Ashley no tarda en verse envuelta en un puñado de misterios poco interesantes. La historia tiene tufillo de telenovela adolescente, la mayoría de los personajes son clichés con patas que no consiguen que nos importen lo más mínimo, hay situaciones aburridas, los giros de guion son todavía más predecibles que en Two Memories, abunda la sobreexposición y los diálogos interminables, el último tramo es inverosímil, y constantemente se tiene la sensación de que la historia no va a ningún sitio. Aún peor: Ashley queda desdibujada por sus comportamientos incoherentes.
Más allá de la memoria se juega con desinterés por su trama, pero también por sus mecánicas. Si en el primero sus distintos elementos estaban equilibrados, aquí las conversaciones intrascendentes tienen mucho más peso, la exploración se convierte en un ir de aquí para allá (por escenarios muy bonitos, eso sí) y los rompecabezas son escasos. Es cierto que hay algunos estimulantes, pero abundan los que se basan en hackear puertas con un nuevo dispositivo, lo que consiste en pulsar secuencialmente una serie de botones. Son más de 15 horas que carecen de las bondades de su predecesor. Mientras que el juego de DS se percibe muy pensado en cuanto a temas y estructura, este parece un producto creado deprisa con ánimo de sacar rédito del cariño que muchos jugadores cogieron a Ashley y a quienes la rodean.
Una colección preciosa traída a 2024
Aunque se podrían haber aprovechado mejor las posibilidades únicas de Switch al adaptar los puzles intransferibles de DS y Wii, el trabajo de modernizar estos títulos en la consola híbrida es digno de aplauso. Es un remake visual completo: la aventura ahora es totalmente tridimensional, el diseño de algunos personajes se ha cambiado, los menús se han modernizado... En definitiva, es una recreación de aquellos juegos, no una adaptación. Y una adaptación preciosa. Los escenarios son bellos: tanto los interiores de Two Memories, llenos de detalles y con una iluminación muy cuidada; como los espacios abiertos de su secuela, que rememoran a un paisaje en acuarela sobre el que transitan personajes más definidos. Estos también son totalmente tridimensionales ahora, lo que dota de mayor expresividad a las viñetas donde transcurren la mayoría de las conversaciones, pero sobre todo a las secuencias cinematográficas, escasas y breves, pero muy bien realizadas.
El mismo trabajo exhaustivo se ha realizado en lo sonoro. La banda sonora se ha reinterpretado, ofreciendo, especialmente en Two Memories, temas minimalistas preciosos donde abunda el piano con pinceladas de instrumentos de cuerda, y que no duda, también en Más allá de la memoria, de dejar la inmersión en el mundo sobre los hombros de los sonidos de la naturaleza en exclusiva. El doblaje casi completo (a excepción de unos pocos textos no importantes) se ha rehecho en inglés y en japonés con mucho acierto, y la localización de los textos al español es tan buena y juguetona como acostumbra Nintendo.
Conclusión
Another Code: Recollection es un fantástico trabajo de renovación de dos juegos que tienen casi 20 años a sus espaldas para convertirlos en una aventura que bien podría haberse estrenado en 2024: la reconstrucción tridimensional de los escenarios, el detalle de los entornos (especialmente de los interiores), el nuevo diseño de los personajes y la regrabación sonora lo transforman en un juego actual. La estructura y el ritmo de las dos aventuras permanece casi intacta, a excepción de los puzles que se han tenido que adaptar a los controles de Switch, para lo bueno y para lo malo. Two Memories es un título menos importante hoy que en su día, pero sigue siendo recomendable para cualquiera que guste una buena historia de misterio con temas adolescentes y a quien no le importe que los puzles no sean desafiantes. Sin embargo, Más allá de la memoria hace aguas. A pesar de que Recollection trata de presentar ambos como un todo inseparable, el juego de Wii sigue siendo lo que era: una extensión descentrada, mal narrada e innecesaria de la historia de Ashley. Un título que, tras ver los créditos finales, deja un sabor de boca un tanto agrio.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para Switch facilitado por Nintendo Ibérica.