Análisis de 1-2-Switch (Switch)
La llegada de una nueva consola de Nintendo es un acontecimiento único. Es una liturgia que casi cualquier aficionado a los videojuegos vive de una manera distinta, pues a día de hoy, y con dos gigantes del ocio electrónico con políticas muy parecidas compitiendo entre ellos por el trono de las consolas de sobremesa, la mera existencia de una empresa japonesa como Nintendo fabricando máquinas y produciendo sus propios juegos para ella, es casi una rara avis herencia de un pasado distinto y a veces muy remoto.
El lanzamiento de Nintendo Switch nos ha regalado toda una obra irrepetible como The Legend of Zelda: Breath of the Wild, pero también ha venido acompañado de un nuevo juego de fiesta -o party game-, 1-2-Switch, que pretende servir de demostración de poderío de los nuevos mandos Joy-Con, el elemento más destacable de Switch y el verdadero punto de partida en una nueva etapa en los videojuegos.
Intentando repetir el éxito de tiempos pasados
Nintendo es una compañía metódica. Si bien la estrategia del juego asíncrono con Wii U no les salió demasiado bien, sí han sabido jugar sus cartas en el pasado acompañando a sus consolas con una oferta de lanzamiento inteligente, equilibrada y que sea capaz de justificar la inversión inicial. Si Nintendo 64 apostó por los entornos tridimensionales y el poderío audiovisual de una máquina de 64 bits con juegos de la talla de Super Mario 64, y Wii ofreció Wii Sports, un conjunto de minijuegos que ofrecían el paradigma perfecto de los Wii Mote, Nintendo Switch viene de la mano de 1-2-Switch, un videojuego que es casi el abecé de los Joy-Con y que pretende ser el comodín en las noches de fiesta entre familiares y amigos.
1-2-Switch es, básicamente, un compendio -algo desequilibrado, como os comentaremos más adelante- de minijuegos que buscan presentar una nueva forma de jugar. La frase puede parecer pretenciosa, pero nada más lejos de la realidad. El concepto del cartucho puede ser el de protagonizar una sesión de juego un viernes o un sábado cualquiera, pero lo cierto es que vas más allá. No obstante, muchas de sus pruebas no implican una relación directa con la pantalla y sí con nuestros compañeros de juego, acercándose más a lo que puede ser un juego social más clásico que se vale de la consola como vehículo para completar la experiencia.
Sí, el multijugador está presente. Y por supuesto, los mandos Joy-Con son imprescindibles para la interacción con la máquina. En el fondo, sigue siendo un videojuego. Pero el romper la denominada cuarta pared e invitarnos a mirarnos a los ojos y obviar la pantalla de la consola, es algo que está al alcance de muy pocos juegos y que, aunque luego no termine de cuajar, sea un concepto a aplaudir y que pueda depararnos más sorpresas en el futuro. De momento, ha conseguido que invidentes y personas con discapacidades visuales puedan disfrutar de los videojuegos de nuevo.
Un catálogo de pruebas divertido, aunque poco equilibrado
Centrándonos en las pruebas que incluye 1-2-Switch, tenemos que poner un poco el pie en pared y especificar que hay un poco de todo. Incluye 28 minijuegos distintos, casi todos con el único objetivo de pasarlo bien, fomentando incluso la cooperación y la diversión por encima de la clásica competitividad -que también existe-. Casi todos los juegos incluidos en el cartucho son, a su manera, divertidos, pensados para hacernos pasar un rato ridículo y un tanto absurdo ante las miradas y risas del respetable.
No os exageramos en este punto. Os vais a reír muchísimo, sobre todo si estáis acompañados de amigos y familiares que tengan poco o ningún contacto con el videojuego. Es ahí dónde 1-2-Switch se hace grande, borrando barreras en el ocio electrónico y permitiéndonos disfrutar de una sesión de juego sin estar demasiado pendiente del mando y sus botones. Y os destacamos una frase: "Mira a los ojos de tu rival". En este aspecto, los Joy-Con de Switch son fundamentales en la experiencia, demostrando muchas de sus características en algunos de los minijuegos más absurdos y desternillantes que hemos visto en mucho tiempo.
1-2-Switch arranca con una selección de minijuegos entre los que destaca el duelo entre vaqueros -en el que tendremos que ponernos frente a nuestro contrincante y desenfundar nuestro Joy-Con de la manera más rápida posible, disparando cuando pulsamos el gatillo-, o el de capturar la bandera -en el que, parafraseando a la Reina de Corazones de Alicia en el País de las Maravillas, debemos correr todo lo posible sin movernos del sitio mientras el mando nos va indicando la proximidad a la bandera mediante la vibración HD-. Esta introducción ayuda a comprender el concepto del juego, tanto con los propios desafíos como con sus explicaciones, unos pequeños extractos de vídeo que mostrarán como se juega.
A veces las motivaciones y el concepto del juego se pillan a la primera -aquel en el que debemos dormir a un bebé tras mecerlo nos sigue pareciendo digno de uno capítulo distópico de Black Mirror-, y otros cuesta bastante, como en el que se nos reta a saber cuántos dados tiene nuestro rival a través de las vibraciones del Joy-Con. En nuestro particular caso, y mientras realizábamos el análisis, nos dimos cuenta que hay veces en los que las propias explicaciones resultan más una especie de promoción o spot televisivo cargado de humor que una guía o tutorial, causando más confusión de la ideal en un título que debe ser rápido y directo para todo tipo de público.
En relación a esto, también nos ha molestado lo engorroso de algunas pruebas. Si bien la mayoría de ellas nos indican que juguemos sin prestar atención a la pantalla, y con los Joy-Con en las manos, hay otras que ordenan específicamente que juntemos los accesorios a la pantalla de Nintendo Switch o que desalojemos las correas o grips de sujeción de los mandos para depositarlos en superficies planas. Al final se genera un pequeño caos en los minutos previos, algo que no debería suceder. ¿Cómo lo solucionaríamos nosotros? Pues si hay un indicador de dificultad -en forma de iconos de guindillas-, con una opción de selección en la que podamos clasificar los minijuegos en función del uso que hace la consola en sus diferentes modos de juego.
Pero no os preocupéis. Si algo es 1-2-Switch es, casi en su totalidad, accesible y directo. Hay pruebas para cualquier tipo de jugador. Desde minijuegos en los que tendremos que bailar e imitar posturas zen, a otros en los que debemos ir girando de forma especialmente delicada nuestros Joy-Con para acertar la combinación de una cerradura de una caja fuerte. Esta prueba es de las más divertidas, porque junto a aquella en la que tenemos que adivinar cuántas bolas metálicas hay encerradas en una caja de madera virtual -esto nos sigue pareciendo magia en pleno 2017-, la vibración se demuestra muy precisa e inteligente, generando una sensación de peso y espacio inusitada en otros dispositivos similares.
Una de las pruebas más exitosas, y que más risas causaron en nuestras sesiones de prueba, fue la del juego que nos invita a imitar los movimientos de banderas marineras. El minijuego tiene bastante trampa, pues debemos realizar las maniobras con el Joy-Con de forma exacta si nos lo dice la voz femenina y haciéndolas al contrario en el caso de la voz masculina. Aquí se demuestra cómo Barrio Sésamo no ha hecho su labor educacional de forma correcta en toda una generación de jugadores pues disfrutaremos de confusiones varias, movimientos erróneos y maquiavélicas maniobras de distracción urdidas para confundir al rival. En cualquier caso, si os cuesta discernir a estas alturas de izquierda y derecha o arriba y abajo, con este juego os lo pasaréis bien.
Al mismo nivel de diversión se encuentran aquellos desafíos que emplean ritmo, música y coordinación musical. 1-2-Switch fomenta que desatemos nuestro lado más homínido y primate con una prueba que nos invita a repetir los movimientos de un gorila golpeándose el pecho siguiendo un ritmo concreto -de forma figurada- o béisbol y tenis de mesa, una especie de experiencia idéntica a sus homólogos reales pero sin referencia visual en pantalla de ningún tipo, y en los que tendremos que guiarnos por el sonido y la cadencia del ritmo.
Como os comentábamos, si bien aquellas pruebas que incluyen la vibración, el ritmo o los sensores de movimiento -como la especialmente insinuante prueba del descorche, la de ordeñar leche de una vaca o incluso la del infrarrojo, que nos incita a devorar un bocadillo pegando bocados al aire- son muy divertidas, hay otras que no terminan de cuajar y parecen más de relleno que otra cosa. Sí, el catálogo de desafíos es muy variado, pero no nos parece demasiado compensado, dando la impresión de que 1-2-Switch es más bien un juego de demostración inflado hasta el paroxismo, y dejando cierta sensación de que el título -o al menos sus mejores pruebas- deberían haber venido incluidas de serie junto a la máquina.
Conclusiones finales
1-2-Switch es un título que atesora muy buenas ideas, sirve como exponente técnico y de demostración para los controladores Joy-Con, pero que no termina de cuajar como videojuego independiente a precio de novedad. Sí, incorpora algunos minijuegos muy interesantes y divertidos, y puede funcionar como juego party para los primeros meses de Nintendo Switch en el mercado, pero desgraciadamente su burbuja puede pincharse a los pocos días.
Si hubiese venido incluido de serie en la máquina -o al menos, una pequeña representación de los desafíos más notables y curiosos-, y se hubiesen incluido modos especiales para un único jugador, el resultado habría sido distinto. En cualquier caso, y aunque no es Wii Sports, 1-2-Switch puede ser una opción recomendada si se busca un juego con el que amenizar reuniones y fiestas, y si se es muy aficionado al género.
Hemos realizado este análisis con una copia final que nos ha proporcionado Nintendo.