Análisis de Jet Set Radio PSN (PSVITA, PS3, Xbox 360, PC, Game Boy Advance, Android, iPhone)
El breve pero intenso catálogo de Dreamcast es uno de los más recordados de la última década. La consola de Sega tuvo el mérito de abrir la brecha de la generación 128 bits y eso marcó de alguna manera a los jugadores que, con sus viejas máquinas de 32 o 64 bits, descubrieron mundos mucho más detallados repletos de texturas o efectos gráficos impensables en aquel momento –inédito incluso en los PC-. En parte por ello se tiende muchas veces a sobrevalorar su catálogo, pero no cabe duda de que pocas plataformas han brillado tanto en tan poco tiempo, y muchos nos preguntamos hasta dónde habría llegado Dreamcast con unos cuantos años más a sus espaldas.
Con la intención de resucitar los juegos más emblemáticos de la consola, Sega ha apostado, tras los Sonic Adventure y Space Channel 5, entre otros, por Jet Set Radio de Smilebit. Su nombre quizás no suene demasiado a las nuevas generaciones de jugadores –y eso a pesar de contar con una secuela en la primera Xbox-, no al menos como Shenmue, pero Jet Set Radio fue toda una revolución en su momento y en buena parte culpable de todo un fenómeno en la industria: el cel shading.
Esta técnica de sombreado con colores planos cayó como una bomba que todos los desarrolladores querían probar y durante un lustro influenció desde juegos de estética anime –Dragon Ball, Naruto- hasta leyendas como Dragon Quest o Zelda, y aún hoy, con variantes y mejoras técnicas, sigue siendo bastante popular. Jet Set Radio no fue el primero en utilizar cel-shading, pero sí el mejor escaparate del aspecto que podía dar al arte de la por entonces "nueva generación".
¿Qué es exactamente Jet Set Radio? Se trata de un juego muy arcade en el que debemos cruzar la línea del vandalismo –pero sin llegar a extremos indecentes- y convertirnos en un miembro de una pandilla de grafiteros que marca su territorio no con una meada en un árbol, sino con tags o pintadas en la ciudad llamada Tokyo-To. Lamentablemente el brazo armado de la ley no sabe apreciar nuestro arte y dentro del tiempo límite que tenemos para completar la misión la policía llegará para intentar darnos caza por varios medios, a la que daremos esquinazo gracias a nuestra habilidad con los patines realizando todo tipo de movimientos arriesgados mientras nos persiguen e incluso disparan. En aquellos años –finales de los 90- juegos como Tony Hawk habían puesto de moda los deportes extremos, así que la unión de fechorías en un mundo aparentemente abierto –en realidad son barrios de los que no puedes salir-, patines en línea, unos gráficos revolucionarios y música pegadiza hicieron al título inmediatamente conocido.
Si bien en su momento fue sobresaliente, el peligro de remasterizar clásicos hace que junto con sus virtudes veamos claramente sus defectos. Uno de ellos, ya criticado en nuestro análisis original, era la cámara. Las cámaras han sido durante toda la explosión de las 3D un auténtico quebradero de cabeza –y aún siguen sin estar dominadas del todo-, y ahora se resaltan sus problemas, incluso con la existencia del segundo stick, pues hay que corregir la dirección constantemente. La traslación de la genial idea de partida de Jet Set Radio se topa con otro bache, el control, que no es todo lo intuitivo que nos gustaría, algo muy notable en los momentos de huida o de más estrés por cuestiones de tiempo. Son errores que en 2000 eran perdonables o que al menos quedaban más ocultos bajo sus innegables puntos fuertes, pero que podrían haber sido revisados para hacer de él un juego más accesible o cómodo.
Tareas simples como saltar sobre objetos para "grindear" con una detección de colisiones dudosa –además las físicas no son del todo realistas- o la precisión con movimiento a baja velocidad se hacen más complicadas de lo que debería. ¿Y si te sales de los límites invisibles del barrio de juego? Sales al menú. La sensación es que muchas veces nos hace sentir inútiles cuando en realidad son errores de diseño que se arrastran de la jugabilidad original. Desde los saltos hasta subir sobre una valla, Jet Set Radio se muestra "especial" y llevará su tiempo hacerse con su filosofía.
Pero Jet Set Radio está lejos de ser malo, por supuesto. Es fresco, original hasta cierto punto y engancha si entras dentro del juego que es explorar cada rincón con grafitis rivales mientras pones un ojo en la policía y otro en el cronómetro, intentando batir los puntos en los tablones online o los tuyos propios. Jet Set Radio tiene eso que hoy día es difícil de encontrar: personalidad. Gustará o no gustará, pero doce años después sigue desprendiendo esa sensación de joya en bruto única que tuvo. Le falta pulir muchas aristas –su secuela Future ya corrigió algunas-, y si lo disfrutaste en su momento, la nostalgia puede reducir las críticas. Y si no tuviste oportunidad y crees que te puede gustar, tienes a la radio pirata más marchosa de la ciudad lista para animar tus trastadas. Difícilmente te arrepentirás de jugar a una parte de la historia de la industria moderna del videojuego.
Remasterización
El juego llega a diversos sistemas domésticos y PS Vita, la versión analizada. Aunque estrictamente no llega a la alta resolución, la calidad de imagen es más nítida de lo que pudiste apreciar en Dreamcast, y a un juego tan limpio le sienta muy bien. No importa que las texturas sean algo borrosas para estos tiempos, el acabado cel-shading de Jet Set Radio está muy beneficiado por el subidón de pixels que en la pantalla OLED de Vita lucen con un colorido vibrante. Cierto que los modelados de personajes no han sido tocados y eso significa que son bastante cuadrados –no, no musculosos, cuadrados de tener pocos polígonos- así como existe un ligero pop-up –aparición súbita- de objetos pequeños del decorado o edificios muy al fondo, aunque nada grave ni que no se hubiera experimentado en el original. Claro que también podría haber sido corregido en su remasterización.
Las funciones propias de Vita no se usan a excepción de la pantalla táctil para el editor de grafitis, que permite personalizar nuestra firma en el juego con palabras y trazos. Gracias a la pantalla, puedes realizar el dibujo con tu dedo en lugar de usar los sticks. Una pena que el editor no sea muy potente, pero basta para la intención del juego –dejar tu sello personal por tu ciudad-. Como extra hay un jugoso documental de más de 10 minutos para descubrir el impacto que causó en su lanzamiento.
El sonido en Jet Set Radio es un apartado importante. Una banda sonora atípica con sonidos funky, electrónicos y pop que se ha mantenido prácticamente intacta respecto a la original, a diferencia de lo que pasó con el asunto de licencias de Crazy Taxi, por lo tanto, estupenda noticia. De regalo, tenemos canciones que no llegaron en la versión Europea y algunas desbloqueables de la secuela, incluyendo la que es para nosotros la mejor de la saga, The Concept Of Love de Hideki Naganuma.
En la parte negativa de la conversión, hemos de decir que sufre de algunos errores o bugs, que quizás sean solucionados en próximas semanas mediante una actualización. A nosotros nos sucedió que en una de las misiones desapareció el sonido, quedando el juego en silencio. Hay también casos reportados de cuelgues y otros efectos indeseados, así como pequeñas ralentizaciones en ciertos escenarios.
Conclusión
Jet Set Radio es el primer clásico de Dreamcast convertido a PS Vita, y esperamos que no el único. Las remasterizaciones son siempre bienvenidas cuando se trata de títulos poco conocidos que lo merecen, y gran parte del catálogo de la última consola de Sega es digno de ello. Como valor añadido tenemos que gracias a Vita podremos decorar la ciudad de Tokyo-To en una portátil, que en principio es una novedad importante respecto a tener el juego reeditado en domésticas.
Como conversión es moderadamente correcta, salvando los indeseables bugs. Los gráficos no han envejecido –o mejor dicho, su dirección artística- y es tan divertido como siempre. La cuestión es ¿es divertido? Sí, pero no para todos los jugadores. Se hará cuesta arriba a aquellos que no sepan adaptarse al control de "otros tiempos" o a un desarrollo puramente arcade, plano de argumento o de otros adornos y repetitivo por naturaleza. En definitiva, un juego que polariza opiniones. Pero ¿qué clásico no lo hace?